Capítulo 13: Damon

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- ¡No! – escuchó mi propio grito antes de que pase, sabiendo lo que va a hacer Katherine un segundo antes de que lo haga.

Me siento totalmente impotente, como nunca en mi vida, al no poder hacer nada para evitarlo. Antes de que pueda reaccionar, Katherine ya le ha roto el cuello y el cuerpo de Elena cae inerte a sus pies. Me dejo caer de rodillas sin querer creerlo, escucho voces y gritos a mi lado, pero no soy consciente de ellos, es como si el mundo se hubiera dividido y me encontrase apartado de todos, completamente solo.

Mi mano se mueve por instinto cuando noto movimiento a mi lado. Liz se detiene cuando la agarro, y me mira confundida y llena de dolor.

- Iré yo. – digo, consciente de Katherine y Stefan me oyen perfectamente.

Me pongo en pie, obligando a mi cuerpo a que se mueva y salto por la ventana, caminando por el jardín hasta ellos. Stefan se aparta unos pasos cuando paso cerca de donde está. Una sabia decisión ya que me siento a punto de estallar y no tengo ganas de contenerme. Katherine mantiene sonrisita cruel tan típica suya mientras me mira fijamente a los ojos.

- Has elegido muy mal tus lealtades. – susurra de forma juguetona, pasando por encima del cadáver de Elena despreocupadamente. – Pero aún estás a tiempo de arreglarlo, haz lo que debes y vuelve con nosotros. – pone la mano en mi pecho, acariciándome antes de subir y rozar mis labios con las yemas de los dedos. Un escalofrío me recorre, iniciándose en el punto de mi piel que toca. - Un pequeño castigo para que recuerdes a quién perteneces y todo volverá a ser como antes.

- Vete a la mierda, Katherine. – respondo, apartándole la mano con brusquedad.

No le presto más atención y me dejo caer junto a Elena, colocando su cuerpo para que la cabeza descanse en mi regazo. Le aparto unos cabellos de la frente sabiendo que la culpa de que esté así es únicamente mía. Debería haberla acompañado y asegurado de que llegaba a su casa, no debería haberme involucrado con ella para que Katherine no la considerase una amenaza, no debería haberme acercado a ella y ahora estaría viva. No es justo, ella no tenía que pagar por mis errores. Una lágrima que no soy consciente de haber derramado cae su frente, sin alterar su aparente paz.

Cuando alzo la cabeza descubro que Katherine y Stefan se han marchado y que su lugar lo han ocupado los miembros del Consejo.

- ¿Está...? – pregunta la mujer del alcalde Lockwood, llevándose ambas manos a la boca cuando le tiembla la voz.

Su marido le pasa el brazo por los hombros, pero no es la única que solloza. Liz parece a punto de derrumbarse cuando se acerca.

- Hay que decírselo a su tía, preparar el cuerpo... - murmura, la verdad es que apenas la oigo, más concentrado en sostener a Elena, acariciando su rostro... y entonces lo recuerdo, le di mi sangre hace poco. ¡No está muerta, solo en transición! Ahora más que nunca debo permanecer a su lado, se lo debo.

Hablan entre ellos sin que les preste atención, hasta que tratan de arrebatármela, algo que no estoy dispuesto a permitir.

- Lo haremos nosotros, Damon. – insiste Liz, quién no parece darse cuenta de que está jugando con fuego.

- No. – niego, paso un brazo bajo las piernas de Elena y sostengo su cabeza al levantarme con ella en brazos.

- No puedes ir a decírselo a Jenna, ella no te conoce. Ya sé que tú y Elena eráis... cercanos, pero será mejor que esto lo hagamos nosotros. – se levanta, tendiéndome una mano con el apoyo del resto del Consejo a sus espaldas.

- No tenéis ni idea. – contesto con desprecio, mirándoles a todos.

No me importan en absoluto, la única persona que me importaba de este maldito pueblo es Elena, quién se convertirá en vampiro por mi culpa. Bufo, dejando que mis colmillos salgan a la luz, agradeciendo que el dolor de atravesar las encías me serene la mente. El horror y el miedo se reflejan en los rostros de todos, incluida Liz quién se apresura a retroceder, cuando descubren lo que soy. No les doy tiempo a reaccionar y me marcho usando mi velocidad vampírica.

Un comienzo diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora