VII

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Maratón 1/5

Yacía debajo de una mujer del tamaño de una bestia y fue entonces cuando realmente comencé a cuestionar todas las decisiones de mi vida.

Si mi ex no hubiera muerto, si yo no estuviera tan jodidamente deprimida, ¿me estaría poniendo en esta situación voluntariamente? 

Tal vez no, o tal vez lo habría hecho.

¿Podría culpar a Jude por mis perversos gustos sexuales?

Tomé respiraciones temblorosas mientras Lauren alcanzaba la toalla que envolvía mi cuerpo y la arrancaba, arrojándola al suelo. 

Ahora estaba completamente desnuda frente a una extraña.

Una posible delincuente sexual. O una asesina en serie. 

Cosechas lo que siembras, Camila.

Se quedó mirándome desnuda, su mirada firme. Sin saber lo que estaba pensando, sin saber cómo era exactamente, eso lo empeoraba todo.

-Lo siento - intenté decir - No fue mi intención sacar el cortaúñas -

- Bueno, deberías haberlo pensado cien veces antes de hacerlo -

- Dije que lo siento - supliqué.

- Demasiado tarde - declaró, estirando la mano hacia el lado izquierdo de la cama y tirando de algo que no podía ver.

Era una cuerda con la que me ataba las manos. La cama tenía cuerdas que no había notado antes.

Mis muñecas estaban atadas a ambos lados de la cama con las piernas abiertas. Tiré de las cuerdas, pero estaban aseguradas, lo que me dificultaba salir.

Si eso no fuera lo suficientemente malo, se arrastró hasta los pies de la cama y también me ató las piernas, dejándome abierta como un águila y desnuda.

Iba a ser violada, y luego eventualmente asesinada.

La vi desnudarse.

Alcanzó el dobladillo de su camiseta y se la quitó, mostrándome un conjunto de abdominales y una suave piel que podría haberme excitado si la situación fuera diferente, pero yo parecía  una muñeca harapienta que podría morir con un chasquido.

Mi corazón saltó en un frenesí de pánico cuando vi el enorme volumen en sus jeans. Como si leyera mi mente, abrió la cremallera y tiró la repugnante tela.

Tiré de las cuerdas con violencia, pero ella se había asegurado de que estuvieran lo suficientemente tensas como para romperme la piel si intentaba escapar.

- Por favor... -

Alcanzó sus bóxers y se los quitó.

Mis ojos se nublaron.

No había manera de que me encajara esa cosa.

- Quieres esto, ¿no es así, pequeña?-

Se suponía que sus palabras me avergonzarían, pero una parte jodida de mí estaba excitada.

Se subió encima de la cama.

La observé desde mi punto de vista, arrodillada desnuda frente a mí.

Se pasó los dedos por sus cabello oscuro y salvaje.

Tocó mi centro y una sonrisa burlona tiró de sus labios.

- Mírate, tratando de liberarte pero húmeda. No te equivoques, no te estás divirtiendo en este momento. La parte divertida es para mí, vas a ser castigada por ser jodidamente estúpida -

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