Capitulo 1

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El sonido del despertador resuena en sus oídos, exigiendo el despertar del sueño, y volver a la nefasta realidad donde mora el alocado pensamiento de volver a soñar. De un manotazo atontado medio somnoliento, destroza el chirriante despertador, nuevamente pega sus ojos, camina dormido hasta despertarse con el chocante frio de la ducha, que lo hace saltar despavorido. Unos diez minutos después de la lucha en la ducha, sale vestido con unos jeans oscuros, camiseta gris dejando ver su tatuaje en el cuello, una chaqueta color verde oscuro, unas botas y sin obviar su accesorio favorito un pendiente de cascabel en su oreja derecha, Kazutora Hanemiya recargaba energías con cafeína, una taza caliente de café, levantando los ánimos de un sueño profundo. El mayor enemigo del ser humano, el paso del tiempo, en el disfrute del café, un vistazo de reojo al reloj colgado de la pared, aún es temprano, sin embargo, las manecillas no se mueven, como si el tiempo estuviera congelado, Kazutora toma un pequeño banquito, cambia las pilas del reloj tranquilamente, totalmente despreocupado del mundo, vuelve a la cama en busca de su celular, como si se tratara de un velocista olímpico, toma su mochila y corre hasta la estación del tren, el tiempo no estaba congelado, todo sigue igual de relativo. Al llegar, el tren ya estaba allí, tan puntual como siempre, en pocas ocasiones llega unos minutos tarde, mientras su corazón latía tan alocadamente, logra abordar el tren, casi al tope de pasajeros. Unas paradas más adelante, tal vez unos cinco kilómetros aproximadamente, Kazutora apresurado camina hasta el instituto, el nerviosismo se apodera de él, esa rebeldía adolescente debe dejarla en la cama al igual que su celular, ese umbral entre ser un completo rebelde sin sentido y un intelectual académico en los hechos del pasado, en los efectos sociales que pueda a tener su carrera, la historia se plasma en todos los aspectos de la vida social humana, desde los principios del Estado, pasando por la era nuclear, llegando al posmodernismo. En esos pocos metros a recorrer, recordaba todo aquello que podría ser contraproducente, ese tono vulgar del lenguaje, las expresiones, las emociones, cada vez más en esos metros a recorrer, atravesaba más y más el umbral. Esos meses de estudio, esas horas sin dormir que tuvo que pasar para aprobar el examen de ingreso, se triplicarían mucho más, el esfuerzo mental sería completamente distinto, y sobre todo una nueva manera de interacción social, descartando todo aspecto violento o agresivo de los días pasados. Al llegar al reconocido establecimiento, muy distinto a cuando tomo su examen de ingreso, todo era nuevo en el sentido social, por todos lados había estudiantes de todas las carreras, tanto humanas como duras o artísticas, era una mezcla de conocimientos y metodologías. Carteles que expresaban críticas a la realidad social o académica, otras que simplemente eran expresiones del arte, como dibujos que expresaban las más alocadas emociones, algo que no estaba durante el examen de ingreso, era algo más tétrico o quizás si estaban, solo que Kazutora lo veía en tonos melancólicos. Luego de pasar por administración, con sus horarios de clase en mano, entro al salón indicado en sus horarios, donde estaba casi lleno de estudiantes a la espera del discurso introductorio. Pasado una hora de esa gran charla, donde se introducía al estudiante en el entorno académico, un discurso motivador, que no serviría a ningún pesimista, ni para endulzar la cruda realidad. Nuevamente mira sus horarios, ya terminando la pequeña clase introductoria, a unos minutos de terminar, se sale de la clase, por la única razón de encontrar asientos disponibles en el otro salón donde se llevaría a cabo su clase normal. Los estudiantes son bastantes, y los salones suelen estar al límite de su capacidad, llegar unos minutos después de comenzar la clase sería contraproducente. Ya estando en el salón, claramente su capacidad era bastante limitada para la cantidad de estudiantes ingresantes de la carrera, por lo que salirse unos minutos antes no fue tan mala idea. Kazutora se sienta en el primer asiento, así podrá escuchar mejor al profesor o profesora, apunto de dormirse nuevamente, el café fue completamente oxidado de su sistema, otro estudiante se le acerca hacía él

—Disculpa, ¿puedo sentarme aquí —pregunto el joven de contextura delgada, tenía el cabello negro y lucía un pendiente en su oreja derecha.

—Claro, no hay problema —Respondió Kazutora, mientras sacaba su cuaderno de apuntes y veía como el salón poco a poco se llenaba de estudiantes.

Nuevos comienzos - FuyuToraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora