[Piel de bugambilia]

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Sola, siempre sola
y con bolitas de algodon
se limpia el maquillaje
de otra noche de esperar
de esperar en vano.

Sola, vive sola
y mientras fuma y fuma
con el humo se dibuja compañias
de mentira, que no estan ni extraña.

Libre, vive libre
pero en su libertad
añora a estar encadenada a esos amores
que ella ve paseando domingos...

Escuchaba la radio mientras limpiaba su rostro, la jornada había dado por terminada y Zenitsu debía dormir. No importa lo que dijera ese maldito shinobi nadie podía darle la libertad que tanto perseguía.

Esas cosas eran para personas que nacieron en otras circunstancias y con mejores rostros que el de el. Si fuera lo suficientemente fuerte grande nadie le quisiera tocando ese instrumento detrás de ese telón fingiendo ser mujer.

Si su vida hubiera sido diferente podía dedicarse al campo, encontrar una buena mujer y casarse para después de años tener hijos rodeados de amor y esperanzas tontas.

Si hubiese sido un mejor hombre podría haber evitado terminar en ese vacío distrito, carente de amor y sentimientos, porque todos somos humanos y fantaseamos con mejores destinos.

Se miró al espejo, y pidió su consejo. ¿Fue mi culpa por creer un poco que podía irme?. Es cobarde escapar de tu destino pero también es cobarde aferrarse a cosas desastrosas.

No había razón para seguir con la ilusión de vivir así que esa noche pensó que quizá morir a manos de un matón era mejor que seguir en esa vida. Fingiendo ser algo que claramente no era, sin embargo vio llegando a ese egocéntrico shinobi.

Sus mejillas se sonrojaron al recordar la voz grave del intromisor y se abofeteó. Lavo su rostro con agua que una niña había metido antes a su habitación.

El tiempo paso, el viento de la noche se hacia presente, no esperaba nada más del día más que dormir y luego a la mañana siguiente dejar de ver el rostro del apuesto shinobi.

Dejando que el distrito se encargue de borrar cualquier recuerdo de su memoria de esa noche estrellada donde le mostró el horizonte, sino fuera por Nesuko su memoria no fuera manchada con resentimientos.

Tenia que buscar alguien así que morir no es una opción, vamos maldito miedoso. Tanjiro, el buen Tanjiro. Fue hijo de una amiga de su madre, pequeños recuerdos de una niña en vestido rosa venia a su memoria. El día que se separaron al morir su abuelo y los padres de Tanjiro todos fueron vendidos, seguro Tanjiro llevado al campo para laborar por su cicatriz y el y la niña tomados de la mano fueron llevados al distrito rojo.

La madre de Tanjiro murió, todos sus hijos menos Nesuko y Tanjiro estaban en el piso tirados. Su padre un poco antes que ellos producto de una enfermedad, ¿Qué abra pasado con el?. El último día que fueron separados lloro en su hombro, le abrazó muy fuerte y maldijo a los dioses mientras su hermana era separada de el.

Más que sus mejores amigos eran su familia, no se atrevió a mencionarlo en voz baja pero hizo un juramento con el mismo que los juntaria algún día. Pese a ser lloroso Zenitsu tenía fuertes sentimientos.

Aunque ellos no estuvieran debía planificar como encontrarlos a ambos, eso significaba no salir de ese distrito sin antes saber que esa pequeña estaba bien.

-Bien, no me puedo olvidar de ella-.

Tocaron su puerta, eso era extraño tomando en cuenta que era media noche. Penso en si abrirla pero si era Daki seguro se enoja y lo golpea por tardar.

Mi musa, mi mal de amores [Uzui x Zenitsu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora