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Mauro 3/3

El timbre sonó al tiempo que los dados de rusher rodaban por la mesa. Uno se calló, por culpa de Tiago, que se estaba parando de la mesa y movió todo.

—¿Vos sos boludo?.— protestó Martin, acomodando sus casitas blancas de nuevo.

—Amanecimos con la pata izquierda me parece.— negó el semiteñido mientras movía la pata para salir de entre las sillas.

—¿Que amanecimos ni que amanecimos gato?.— hizo un montonsito con la mano. —Son las diez de la noche más o menos tarado.— Tiago tomó las llaves de sobre la mesa, y de paso, le pegó un zape a Martin. —¿A quien le tocaba?.— preguntó, regresando la mirada a la mesa luego de hacerle la mala seña. —¿Vos te pensas que soy boludo?.— dijo, cuando vió a Thomas moviendo los dados para sacar de nuevo. —¡Vos ya habías tirado!.—

—¡Si se cayeron gato, que decís!.— protestó el otro, sacudiendolos en la mano. Los soltó sobre la mesa. Uno impactó contra las edificaciones del equipo de Enzo y Martin, y el otro salió rodado hacia el piso.

—El mejor tirando dados por suerte.— ironizó la taichu, arreglado las casitas que tenía fuera del mapa, que se habían caído por su culpa.

—Dejame que tiro yo.— rodó los ojos María, cuando Enzo le fue a pasar de nuevo el dado a rusher.  Fue a sacar, cuando la puerta se abrió. Volté la cabeza para ver.

Bri estaba en la puerta, compartiendo un par de palabras con Tiago. Cuando pasó, se limpió las mejillas y nuestro amigo la agarro en un abrazo antes de que ella pasara de largo.

Por un segundo, pareció que quisiera separarse, como si la cercanía le lastimara, pero luego enterró la cara en su pecho y se mantuvo ahí por un segundo. Fruncí un poco el ceño confuso.

De seguro estoy imaginando cosas.

—Gato.— me llamó Martin. —Juntas dos piedras.—

Sacudí la cabeza, como despabilando, y tomé las dos cartas, para agregarlas a mi mazo.

—Ah pero mira vos.— prolongué la letra al ver el mapa. —Como me robaron el muelle de madera amigo.—

—Ah pero estás en la quinta nube vos.— dijo Enzo. —Acabamos de poner la casita, literalmente.—

—Jugá vos la siguiente ronda amor.— habló Rusher, pasándole las cartas del equipo a María. Estaba encargado del fuego, por lo que iba y venía a cada rato. La castaña agarró las pocas que tenían y las miró, intentando crear algún tipo de estrategia, supongo.

Tiago apareció en el panorama justo cuando Thomas salía hacia el pasillo. Vi como Abril caminaba hacia el baño, aunque no pude ver nada de sus expresiones, debido a que estaba de espaldas.

Gotti me dió una mirada significativa, como intentando decirme algo, o diciéndome algo que supuestamente yo también sabía, aunque solo me dejó más confuso. Luego, regresó la mirada al mapa como si nada hubiera pasado.

—Ah pero mira como les estamos rompiendo el orto.— dijo, fijándose en la jugada que había hecho su novia mientras el había ido a abrir la puerta. Apoyó los codos sobre el respaldo de su silla y ella le dió una sonrisa.

Me di cuenta que de verdad estoy en la quinta nube, cuando caí que no había notado cuando había hecho esa movida.

—Gato, te toca a vos.— dijo Enzo, pasándome los dados. Los sacudí en mi mano y los tire sobre la mesa, intentado no golpear todo a mi al rededor.

—¡Vamo' arriba los pibes!.— festejo Enzo cuando vio los números. Se pararon con Martin y se abrazaron como si la selección acabara de anotar un gol.

fame; lit killahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora