Desde la cuna nos mira
la nueva cría
entre balbuceos y llantos .
El desea el ceno protector
aquel lugar seguro
en el regazo de su progenitora.
Una sola mujer
lo defiende a capa y espada
añoro los días de antaño.
Deseo efímero
desgastado por el tiempo
nos alejamos de aquel afecto.
Se denota la convicción en sus ojos
aquel deseo de vida
ella apenas a empezado a cumplir su propósito
aún le queda por concluir su legado.
Sólo bastó
el cariño de una madre por su hijo
me fue suficiente para creer
nos queda esperanza .
Éste mundo vale la pena salvar
si después de los días arcaicos
sobrevive un sentimiento
el proteger la sangre del prójimo.
