CAPÍTULO 3

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Capítulo 3

Oscuridad.

Es todo lo que podía percibir. Intentaba abrir los ojos y levantarme, pero me costaba mover un solo músculo de mi cuerpo.

—Siempre que te sientas solo puedes venir y te daré un abrazo ¿vale?

—Vale— el niño sonrió y se lanzó a los brazos de una niña de unos nueve años— Pero me tienes que prometer que será nuestro secreto.

La niña asintió.

Un cuarto azul. Dos chicos estaban sentados en la cama riendo a carcajadas mientras veían una película. Cuando sus miradas cruzaron ella se dio cuenta de la profundidad de sus sentimientos hacia él. Pero le costaba decirlo y estropear la bonita amistad que habían creado.

—Hannah...—él volteó a mirarla sonriendo — me encanta estar contigo.

—A mí también Er...

Abrí los ojos de golpe. Millones de imágenes, pero ninguna a la vez. No sabía quién era esa persona, seguramente alguien de mi pasado que no recuerdo por lo que pasó aquel día

Sentí algo blandito bajo mi cuerpo así que busqué a tientas y supe que estaba encima de una cama. De repente se abre la puerta y mi amiga entra con un vaso en las manos.

—Ey Hannah ¿estás bien? ¿te duele algo? — pregunta con cara de preocupación, tendiéndome el vaso y una pastilla.

— ¿Qué ha pasado? — digo tocándome la cabeza.

— Austin y yo te trajimos a casa. Te desmayaste en plena fiesta, seguro tomaste demasiado y te sentó mal.

Lo dudo, porque apenas tomé un vaso y no recuerdo haberlo terminado. El dolor ha disminuido, pero no sé qué es lo que lo ha ocasionado. Solo recuerdo una sola cosa.

Erik.

Una vez Alexa se ha ido de mi casa, me dirijo al baño y tomo una ducha. La verdad la necesitaba, ha sido una noche rara y solo quiero meterme bajo las sábanas y dormir.

Pasadas unas semanas mi vida sigue siendo normal. Mamá sale temprano al trabajo al igual que papá así que puedo quedarme todo el día en la cama sin que me obliguen salir de ella. Mi hermana va a campamentos de verano, por lo que estoy sola la mayor parte del tiempo. Me levanto a las tres de la tarde. Si, madrugar no es lo mío y mama ya ha llegado. Me paso toda la tarde viendo una de mis series favoritas.

Tengo muchas dudas y ese chico todavía anda rondando mi cabeza hasta en sueños.

Me alegra volver a verte. Soy Erik. ¿Volver a verme? Nunca en mi vida le había visto. Y si lo conociese mis padres me habrían mencionado su nombre como hicieron con otros.

— ¿Mamá? — pregunto bajando las escaleras.

—Aquí, hija — Mamá está sentada en el sillón de la sala frente a su computadora. Me siento a su lado.

—Mamá... ¿Antes de lo que pasó yo tuve más amigos aparte de Austin y Harry?

— ¿A qué viene esa pregunta? — dijo frunciendo el ceño.

—Simple curiosidad.

—Pues no hija. Siempre fuiste bastante reservada en ese aspecto. Había muchos chicos, pero solo tuviste complicidad con ellos y deja el tema que estoy trabajando.

—Entonces... ¿no conocía a Erik? — era ahora o nunca. Y mama no iba a querer volver a hablar de esto. Se pone a la defensiva cada vez que quiero hablar de mi pasado.

Siento a mamá tensarse a mi lado y voltear la cabeza de su ordenador. Noto que está rígida, con la mandíbula tensa y los ojos muy abiertos.

—Mama... ¿estas bien? —le toco el hombre.

— ¿Qué has dicho?

—Que si te encuentras bien.

—No antes...— está como en shock, apretando los puños a cada lado de su cuerpo— has dicho...

—Que si conocía a Erik— vuelvo a preguntar.

— ¿Erik está aquí? — pregunta recomponiéndose del estado de hace unos minutos. Ahora está seria. Tanto que da miedo. Yo asiento—Ni se te ocurra acercarte Hannah, por tu bien ni le hables.

—Pero entonces... ¿era mi amigo? ¿le conocía?

— ¿Amigo? — bufa— era un imbécil y él tuvo toda la culpa de todo lo que te ha pasado.

— ¿Cómo?

—Pues sí. Cuando vinieron al pueblo parecían normales. Hasta que empezaron a pasar cosas extrañas como desapariciones. Un día, sin más no volvimos a ver a una de las hijas de esa familia. Siempre se oían gritos y golpes en esa casa. Él provocó tu accidente y te abandonó. Ni si quiera preguntó cómo estabas. No me extrañaría nada que ese bastardo tuviese intenciones ocultas para volver aquí.

—Pero... ¿si supuestamente era mi amigo, por qué quiso hacerme daño? — No recuerdo nada pero me duele pensar que alguien que se supone que tenía mi amistad no le importé.

—Él no era tu amigo Hannah, solo un idiota que se quería aprovechar de ti y a la mínima complicación te dejó tirada. Té digo todo esto por tu bien, haz caso y todo estará bien.

Asiento y recibo el abrazo que me da. No sabía todo lo que era capaz de hacer y espero no volver a cruzarme con él. Con suerte y como no hay clases no tendré que verlo nunca más.

Destinados a encontrarnosWhere stories live. Discover now