"Soy la hija del gran sultán del mundo, Suleiman el magnífico y su consorte la sultana Mahidevran."
"No soy como las otras sultanas, una insolencia de ese índole ha de ser castiga y si crees que por ser la favorita del sultan te saldrás con la tuya...
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Mustafa me extendió su mano para ayudarme a subir al caballo, daríamos un pequeño paseo en compañía de Mehmed, quien ha estado deseando conocer Amasya, con agilidad subo a la bestia.
- ¿Malcocoglu no vendrá con nosotros? - le pregunto a mi hermano al no ver indicios del hombre.
- No hermana, tiene asuntos que atender con nuestro padre - Mustafa dijo mientras se subía a su propio caballo - Iskar agha nos acompañará junto a otros jenizaros.
Afirme con mi cabeza y observe a Iskar quien se estaba montando sobre su caballo, Mehmed fue el primero en emprender camino.
Pasamos de manera rápida por el pueblo antes de adentrarnos al bosque, mis hermanos conversan entre ellos y de vez en cuando preguntaban mi opinión, a unos metros a nuestras espaldas Iskar agha junto a los jenizaros nos seguían el paso.
- No podemos pasar por aquí - dijo Mehmed, su mirada posada en el tronco de árbol en medio del camino.
-Esto es raro - dijo Mustafa - ¿Cómo llego aquí?.
- Insinúa que ha sido puesto en ese lugar apropósito - indague con confusión.
- No suele pasar y cuando sucede hay un personal que se encarga de eso - explicó Mustafa.
- A lo mejor aún no aún lo saben o no llegan - miro mi alrededor - Tomemos otra ruta - sugiero.
El relinchido de un caballo y el grito ahogado de un hombre se escucha antes de que todo se vuelva un caos. Hombres aparecen de diferentes direcciones y lluvia de flechas son lanzadas, me sujetó con fuerza al caballo mientras trato de mantener la calma y el control sobre el animal.
- ¡Hermano! - grito.
Mustafa y Mehmed desenvainaron sus espadas, la batalla se desató.
El caballo de Mustafa fue herido, ahora mi hermano se encontraba en tierra peleando con los bandidos, el enemigo seguía llegando, en medio del caos Mustafa se alejó del centro de la pelea.
- ¡Mustafa! - grite su nombre y extendió mi brazo.
En un rápido movimiento mi hermano se sostuvo de mi y subió en la parte trasera del animal.
- ¡Ha! - exclamé dando un pequeño golpe con mi pie al animal instandolo a aumentar su velocidad.
- ¡Cuidado! - Mustafa advirtió del jinete que iba arremeter contra nosotros. Doblo las ruedas del caballo a la derecha con tanta brusquedad que casi caemos.
- ¡Árbol! -grito a la vez que agacho mi cuerpo y un segundo más tarde Mustafa imita mi acción.
El quejido de dolor que dejó los labios de mi hermano me hizo voltear a verlo.
- Concentrate en el camino - dijo con la mirada puesta en el sendero.
Seguí cabalgando sin detenerme, una hora de cabalgata intensa, reduje el ritmo y mire a mis espaldas, no había nadie. Ahora el caballo daba pequeños trotes.
