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Joaquín Cuervo.

Viviana y yo nos proyectamos juntos, ambos queremos una casa, una familia, etc.

Aunque a mí, me hubiera gustado vivir todo eso pero con Lucía; mi mejor amiga desde que era niña y yo un adolescente al que le parecía adorable que una chiquilla me quisiera tanto. Esa pequeña creció y se convirtió en una mujer fantástica en todos los sentidos, pero es imposible lo nuestro.

Yo estoy con Viviana desde que tengo 19 años y la verdad que no me quejo, mi relación con ella es muy linda, pero aún no me puedo sacar a mi mejor amiga de la cabeza, es por eso que me he propuesto sacarla para siempre de mi mente y corazón.

Planeo pedirle matrimonio a Viviana e irnos a vivir a Estados Unidos, donde siempre le ha a mi pareja. Ir y ahí formar una familia con ella.

—Amooor, ¿Estás acá o en Saturno?— se ríe Vivi.

—Perdón, linda, estaba pensando, nada más.— le tomo la mano y le dejo un beso en el dorso.

—¿En que pensabas?

—Oh.., nada.

Entrecerró los ojos. —Bien...

—Bueno terminemos de comer y nos vamos al sillón a hacer un maratón de películas, ¿Dale?

—Sii, bueno mi amor.— m tiró un beso con la mano e hicimos lo que dije. Pasamos la tarde entre papas fritas, gaseosa y películas románticas que ambos disfrutamos, ella más que yo.

Ahí pasamos toda la tarde hasta la hora de la cena. Ella preparo una cena rápida y volvimos al sofá. Casi a las diez de la noche ella se fue y yo llamé a mi amiga, quien luego de dos tonos contestó.

—Hola, Luchi.

—Holaa, ¿Cómo estás Joaquín?— contestó con ese entusiasmo que me encanta.

—¿Bien y vos?

—Bien, gracias. Sigo con Alberto, creo que me quedaré a dormir con él.

—Ahh,— celos activados, pero siempre camuflados. —Que bien, dale mis saludos. Pórtense bien ¿Eh?

—Jajaja, como digas, Joa. ¿Y Viviana?

—Vivi hoy duerme en su casa, asique estoy solo.

—Uuh, que pena Jajajaja.— Lu sabe que me gusta mucho mi soledad, por eso se ríe. —No vayas a llorar sin un segundo de Viviana.

—Jajajaja, cállate Lucia. Che, yo te llamaba para que nos juntemos mañana a almorzar, te quiero comentar algo algo.

—Uh, ¿Qué me vas a decir que no puede ser por teléfono?

—Algo.

—Dale estúpido, decime.

—Si vas mañana te digo.

—Bueno, ya está. ¿Mañana a la misma hora de siempre?

—Si. Y en el mismo lugar de siempre.

—Oka, entonces nos vemos mañana, descansa Joa, chau.

—Chau, Luchi.— corté y me fui a dormir.

Estaba nervioso, no sé cómo se lo pueda tomar, solo espero que reciba de buena manera lo que le tengo que decir, no puede no saberlo, es mi mejor amiga y quiero saber que piensa.

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Al día siguiente hice mi vida normal, hice ejercicios, desayuné bien, entré a la ducha y limpié un poco mi casa.

Cuando dieron la una de la tarde yo comencé a arreglarme ya que me tardo mucho y sé que Lucia detesta la impuntualidad, sobre todo en mi.

Una cincuenta y cinco ya estaba sentado esperando a Lu en el mismo lugar de siempre. Ella entró al lugar, al verme sentado sonrió y se acercó rápidamente hacia mi, yo me levanté y nos abrazamos.

Este impulso de querer probar sus labios no es sano.

—¿Y...?— ansiosa, hizo un redoble de tambores con sus manos sobre la mesa —¿Qué me tenés que decir? No no no, pará. ¿Es bueno o malo?

—Eso quiero que me digas.— el camarero nos interrumpió. Lu pidió una ensalada y un jugo, yo pedí carne asada con papas cocidas y también un jugo.

—Uff... Veamos, suéltalo.

—Bien... —solté un leve suspiro— Le quiero pedir matrimonio a Viviana.

La Vi casi quedar en shock, nunca la había visto de esa manera, noté que pasaron cincuenta mil cosas por su mente pero no pude adivinar ninguna. Puse mi mano sobre la suya. —Luchi.., ¿Estás bien? Decime algo.

Le costó volver a la normalidad. —Estoy bien. Que lindo que le vayas a pedir matrimonio, Joaquín.

—P- pero, ¿Estás bien, segura?

—Si, si. Pasa que quedé muy asombrada por esta noticia. Que hermosa noticia. Supongo que no lo vi venir.

—Es que, no lo sé. Creo que fue un impulso y vos me enseñaste a no sobre pensar tanto.

Tras unos segundos habló. —Me alegro mucho de haberlo hecho, espero que seas muy feliz junto a ella.

Dije gracias y enseguida cambié el tema, ya que la noté algo tensa, quizá solo se sorprendió porque, según lo que me ha dicho, siempre se le olvida que soy más grande que ella. ¿Será eso o le habrá pasado algo más? Espero que no, me dejó medio preocupado.

Seguimos hablando de cualquier otra cosa durante el almuerzo, después pedimos un café y seguíamos charlando durante un tiempo más.

Estuvimos juntos toda esa tarde, hablando y riéndonos como siempre.

—Joa, ¿Querés cenar en mi casa?— me dijo de repente.

—No, tranqui, no quiero molestar.

Me dio una pequeña palmada en el hombro. —Daaale, sabes bien que no sos molestia, mamá te ama. Además... Está preparando la tortilla española que tanto te gusta.— habló con una voz melodiosa.

—Mmm... Me agrada esa idea.

—Jajaja, dale vamos.

Me guío hasta su casa sujetándome todo el camino del brazo, a pesar de que yo me sé el rumbo de memoria.

Llegamos y la señora Engracia me recibió como siempre, animada, feliz, con los brazos abiertos y con todo listo.

Cenamos e hicimos sobremesa un buen rato con ambas mujeres, hasta que llegó la hora de irme.

—Bueno, damas.— sé que a ambas les encanta que les diga así — Lamentablemente me tengo que ir, así que les ayudo a recoger la mesa y me marcho.

—Ay Joaquinin, no te preocupes hijo, quédate otro rato.

Al final si me quedé otro rato, pero de igual manera les ayudé a recoger la mesa. Me despedí y me dirigí a mi casa a dormir.

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Bueno yo juraba que había subido este cap junto con el primero jajan't

peeeero, aquí está, ojalá lo disfruten y no se olviden de votar y comentar.

httpsralicia  para ti hermosa 💗

Dos buenos Amigos.Where stories live. Discover now