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Joaquin Cuervo.

—Lu, yo...— le acaricié el brazo y titubee, pues no sabia como afirmar todo lo que habia dicho, ¿cómo hacerlo si ambos teníamos personas esperando por nosotros? ¿cómo decirle: sí te amo, dejaría todo por vos?

Quitó mi mano de su brazo, apresurada, casi afligida. — Joaco, no te preocupes. Sé que estabas pasado de copas y dijiste cosas que en verdad no sentís. No te preocupes, que yo olvido todo y tan amigos como siempre. No quiero que las cosas se tornen incómodas contigo.

Estaba claro, ella no quería y no le convenía que yo sintiera eso por ella. Seria impensable para Lucia.

Asique, con todo el dolor de mi alma dije algo opuesto a lo que sentía. —Gracias por entender, Gachi. A mi tampoco me gustaría estar incómodo junto a vos, no podría.— le regalé una sonrisa ladeada.

Ella respondió con una sonrisa igual que la mía y abrió los brazos para recibirme entre ellos, me acerqué y ambos nos abrazamos. Y este no fue un abrazo como cualquier otro, pues sentí que ambos lo necesitábamos y lo gozamos a más no poder.

Acaricié su mejilla y ella pareció disfrutarlo, pero al darme cuenta de que eso se podria malinterpretar la aparté de inmediato. —Bueno, ahora que está todo aclarado... ¿Qué se necesita para el matrimonio?— gran idea Joaquin, preguntarle a la mujer que amas como planear un matrimonio, tú matrimonio con alguien que no es ella.

Noté algo de incomodidad de su parte. Enseguida contestó. —Viviana sabrá que hacer, estoy segura. No te preocupes.— me contestó con una palmadita en el brazo.

Cambiamos y seguimos hablando un buen rato más, hasta que a Lu se le ocurrió la idea de bajar a convivir un poco.

Entonces asi lo hicimos, bajamos y seguian las tres mujeres en sus lugares.
Engracia nos miró y sonrió, las otras dos a penas se percataron de mi presencia se acomodaron y comenzaron a susurrar entre ellas.

Lucía Galán.

Estas mujeres nunca me habian caido tan mal por Dios, ya necesito que se vayan.

—Joa...— habló una de esas mirándolo como si fuera una papa frita. — Vení a sentarte acá.— señaló un asiento a su lado.

Sentí la mirada de él sobre mi, pero no se la devolví, estaba ocupada odiando a carmen. Vieja de mierda, ¿No se da cuenta que es demasiado grande para Joa?

Además el jamás le sería infiel a Viviana.

No con ella.

—Mm... Acá estoy bien, no se preocupe. Gracias. — contestó mi amigo, nuevamente incómodo, sentándose al lado de mi madre.

Yo me senté a su lado, separándolo de las dos aves de rapiña, lo cual no funcionó mucho, ya que ambas cada dos segundos buscaban alguna excusa para tocarlo o verse "mejor" frente a él, sin importarles ni la presencia de mamá o la mía.

—Entonces, chicos... ¿Cómo se conocieron?

—Alicia. —contestó Joa.— Ella nos presentó hace algunos años, yo era amigo de ella y un día me hizo conocer a su prima— acotó mirándome, entonces todo el odio hacia las mujeres pareció desaparecer en mi. — Desde entonces quedé encantado con su forma de ser, seguimos hablando y nació una maravillosa amistad.

De mis labios brotó una sonrisa inconscientemente.

—Pero querido,— escuché la voz de Mónica —Parece como si hablaras de tu prometida.

Entonces ambos la miramos desconcertados, luego nuestras miradas se cruzaron. Ambos nos reímos con algo de incomodidad y decidí hablar yo para salir de ese rollo. —Nada que ver, pasa que Joaquin, a veces, es muy diplomático para hablar Jaja.

—Tiene razón, soy muy de ese estilo jajaja, a Lucia la quiero mucho, pero a mi prometida la amo.

Casi escuché mi corazón romperse.

Solo mantuve mi sonrisa intacta sin decir nada más al respecto, continúo la tarde, se hizo de noche y Joaquín se levantó para despedirse, de "mis tías" se despidió simplemente con la palabra, de mamá con un abrazo y yo lo llevé hasta la puerta.

—Buenas noches, Joa..— hablé despacio y con tono melancolico sin quererlo. Me di cuenta muy tarde.

—¿Qué tenés, Luci?— preguntó preocupado.

—No es nada, no te preocupes — contesté más conciente de mi tono de voz, con una sonrisa en mis labios.

—Sabés que me podés decir, hablá.— exigió de manera sutil y protectora.

—Es... — no, no le puedo decir que lo que me pasa tiene que ver con du compromiso, no le arruinaré esto.— Solo... recordé un discusión con Alberto, nada más.

—Oh, ¿Qué pasó esta vez? ¿Sus celos?

Asentí, pensando que el tema se acabaria y que Joaquin se iba a ir, en cambio, él me miró expectante para que siga hablando. —Em... si bueno, los celos de siempre... que, te dedico más tiempo que a él y eso, pero nada más.

—Bueno, él llegó después que yo, así que que respete tus prioridades.— dijo con aire de superioridad para que yo riera, y si logró sacarme una mini carcajada.

—Claro... eso mismo le dije, que el mejor amigo esta sobre el novio. —me crucé de brazos y le sonreí con sarcasmo.— Porque eso es muy correcto.

Se acercó a mi, mas de lo que esperaba. —Claro que si, linda.

En ese momento me puse nerviosa y solo lo aparté un poco. —Bueno era solo eso, asi que, buenas noches Joaquin.

Volvió a acercarse, me dejó un beso sonoro en el cachete y me estrechó contra su pecho.

—Te quiero, Lu. Buenas noches. — me dejó un beso en la frente y se separó de mi.

—Avisame cuando llegues, Joa.

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Hola chicass, nuevo capitulo, espero que les haya gustado. no olviden votar y comentar.

23⭐ para seguir.

las amoo

Dos buenos Amigos.Where stories live. Discover now