[capítulo 3]

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Cerré mi última maleta, llevaba tres, pues son mis útiles, ropa, zapatos y comida, no puedo ir sin mi comida, también lleve algunas cosas extras.

Bajé las escuelas de la casa, el aviso ya se lo había dado a mí tía, quién no dudó en abrazarme y felicitarme por ello. Me dijo que me estaría enviando dinero, y no me negué, tengo tan solo diecinueve años, no puedo trabajar y estudiar, admiro a las personas que lo hacen.

El taxi que había pedido ya estaba esperándome afuera, así que subí a él y me llevó al aeropuerto. Fueron aproximadamente diez horas de viaje. Incluso aquí en Corea ya eran las diez de la noche.

La directora un día antes, me había dado un recado, mas bien una orden dónde decía que la habitación quince del piso cuatro, era mía. Todo venía por parte de ambas escuelas.

Ya mañana sería otro día, debía levantarme temprano para ir a mi nuevo colegio.

Dejé mis maletas en la sala de estar, inspeccioné el departamento, era chiquito, pero adecuado para mí, saqué mi pijama, me la puse y me dispuse a dormir. Me moría de sueño, ya mañana sería otro nuevo día.

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—Mia — Saludé a la rubia, mientras ella me sonreía.

— ¿Cuándo irás a casa oppa? — Me preguntó con un lindo puchero.

— Pronto bonita — Le dí un beso en sus lindos labios.

Ya sé, parezco un chico cliché, que se mete con cualquier chica que da un a la primera, pero es tan divertido, nada de compromisos ni relaciones serias.

Ambos estábamos en una sesión de besos en el cuarto del conserje. El timbre fue el culpable que hizo que nos separaramos.

— No paremos — Dijo ella mientras me volvía a besar.

— Iré a tú casa hoy — Le dije en medio del beso. Ella asintió.

Nos acomodamos nuestros uniformes, nuestro cabello y salimos, y para nuestra sorpresa nos encontramos con el profesor Lee, al lado de él venía una castaña.

— ¿Qué hacían en el cuarto del conserje? — Preguntó el profesor.

—Lo que pasa es que regué jugo, vine a buscar algo con que limpiar —Mia hizo una reverencia.

— A clase — Ella asintió y se fué, no sin antes darme una mirada — Debo ir a dirección, lleva a tu compañera su salón correspondiente.

— ¿Tú eres la del intercambio? — Le pregunté a la castaña, ella asintió seria, que humor — De Canadá ¿Ah?

— De Canadá — Dijo asintiendo.

— Déjame ver tú horario.

Ella asintió, sacó de su mochila un folder rosa, típico de las niñas. Sacó una hoja y me la entregó. Su primera clase es con la maestra Park, ella imparte biología. Le entregué el horario y le indique que me siguiera.

Ambos caminamos al salón, a mi también me tocaba esa clase.

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Llegué a la escuela acorde la hora, ni un minuto tarde ni un momento temprano. Justo a la hora. El profesor Lee, quién se presentó conmigo al llegar, se ofreció a llevarme, sino fuera por los dos chicos que habíamos visto salir del cuarto del conserje.

El chico es con el que ahora me encuentro caminando, la escuela es demasiado grande. Al parecer ya están todos en sus clases.

— Aquí es, preciosa — Me dijo señalando el salón.

— Gracias por traerme — Dije sin mirarlo.

— ¿Entramos? — Me preguntó.

— ¿También te toca aquí? — Pregunté, el asintió.

Él abrió la puerta, y ambos entramos, la mujer ya daba la clase, ni siquiera nos hizo caso. En Canadá nos hubieran preguntado, nombre, apellido, tipo de sangre y eso.

Busqué con mi mirada un asiento vacío, y lo encontré, así que me senté, y el chico con el que venía se sentó junto a mi.

— Bienvenida Kim — Me guiñó un ojo, yo rodé los ojos y presté atención a la clase.

Ni siquiera me voy a molestar en preguntarle cómo es que sabe mi apellido, simplemente saqué mis útiles y comencé a tomar nota.

Antes que que la clase llegara a su fin, la profesora caminó a mi asiento y me dijo que pasara al frente.

—¿Eres la del intercambio, no? —Preguntó y yo asentí —Por favor preséntate.

Odio estás presentaciones.

—Me llamo Jennie Kim —Hablé —Y vengo de Canadá.

—Jennie ¿Eres asiática? —Me preguntó con amabilidad.

—¿Lo dice por mis rasgos? —Asintió —Mi mamá es coreana, pero siempre he vivido en Canadá.

—Maravilloso —Me sonrió —Pues bienvenida, espero que el instituto de Seoul sea de tú agrado —Hizo una reverencia.

No sabía muy bien de eso, pero imité si acción, mamá en algún momento me había comentado de hacer reverencia mostrando educación.

Volví a mi asiento, podía notar algunas miradas sobre mí, pero da igual.

Este día estuvo bastante tranquilo, al finalizar el día, fuí con la directora, quién me proporcionó lugares para visitar, y me dijo que si necesitaba ayuda les podría decir a ellos, o a mis "vecinos"

Al volver a mi pequeño apartamento, terminé de desempacar algunas cosas. Decidí bajar a la pequeña tienda que había abajo del edificio.

Al entrar al establecimiento, me dirigí al área de comida, tomé dos paquetes de ramen, y unas bebidas, las pagué y volví al apartamento.

Mientras navegaba en mi computadora, comía un poco de pizza que había traído, no tenía mucha hambre.

El estar aquí en Corea, me resultaba extraño, a pesar de tener a mi mamá coreana, jamás había venido, y se sentía extraño venir sin ella, dolía porque nunca podría hacerlo.

Espero les guste mucho está historia 🩷

El Intercambio |TaennieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora