𝟾.-¿𝙲ó𝚖𝚘 𝚢𝚘?

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Dos semanas después de las bienvenidas a las Ladys se fue en viento en popa los días extensos dentro del Palacio Real. Los quehaceres, tareas y ocupaciones no dejaban descansar ni por un segundo a su majestad el Rey, y a sus inquilinas que a la fecha, estaban fatigadas de trabajo. Las clases con la Reyna se hicieron más exhaustas hasta quedarse repasando sus escritos y pergaminos de los temas que abordaban durante el día. Al final del mes debían demostrar tener los conocimientos rigurosos y bastos que cualquier señorita dispuesta a llegar al trono, esté capacitada obteniendo.

Las noches en la sala común donde todas se remontaban en sus, escogidos por cada una, puestos de estudios. Se iban en silencio y bajo la luz rebosante de las antorchas y las flemas de la chimenea abismal para no coger fríos. Se sentaban con agotados ojos enmarcados sobre ojeras y leían en voz baja hasta que una de ellas veía el reloj y les anunciaba a las demás lo tarde que era.

Todas habían dado su máximo esfuerzo en sus trabajos y con ello en las clases de modales que les impartía Yeom Chi por la tarde una vez terminaran con la maestra In-Ah.

Ninguna, después de la catastrófica cena de Lady Sang, había sido invitada a una cita con el Rey. Lo que a todas con excepción de una, temían por la falta de interés del monarca y sus intenciones vigentes de desposar a una de las cinco candidatas presentes.  

—Su majestad ha de estar aún mas atareado con el trabajo que todas nosotras juntas —dijo con pena Lady An. Que en las últimas semanas empezó agarrar más confianza para hablar en voz alta en frente de las muchachas y dejo de ser la desplazada y silenciosa chica que pasaba desapercibida.

Pero solo con ellas, cuando un guerrero o mozo se veía cerca, volvía a ser la misma tímida y sin voz niña que llego al Palacio.

—Yo considero que a de haberse quedado con una mala impresión después de su primer cita —opino con desgana Lady Mun. A lo que Lady Sang la acuchillo con la mirada desdé su sillón rosado donde se recostaba.

—¡Y faltaba más!. Se me hacía raro que en una hora entera no dijera nada malo hacía mi, señorita Mun. —Bufó orgullosa y volteo la mirada.

Lady Dong y Lady Choi jugaban ajedrez en medio de todas. Y para la sorpresa de Lady Choi, la señorita Dong, le gano. Jamás nadie le había ganado anteriormente en el ajedrez desde que tenía apenas diez años. Pero eso solo acertaba en su idea que la que más escondía sus encantos e inteligencia de todas; era Lady Dong.

—¿Otra ronda? —A Lady Dong le gustaba tener oponentes fuertes. Lady Choi arrugo la nariz, pero acepto.

—Como es la ganadora escoja su parte del tablero.

—Oh, por favor. Escoja usted, me da lo mismo quién sea mientras tenga a todas mis piezas en margen. —Rio un tono jovial que irritó a Lady Choi. Sonaba como alguien a quién no le importaba que parte del tablero tener, si al final como sea iba a ser la vencedora.

—Entonces seré las negras.

Lady Mun que miraba la partida con ojos curiosos se alejo un poco de la silla en la que su Margarita la peinaba para observar mas de cerca el juego.

—No sabía que era tan buena jugando, señorita Dong. ¿Quién le ha enseñado?

—Mi tío.

Lady Sang chillo de sorpresa y encanto en los ojos. Ambas se habían hecho muy cercanas después de la ayuda que Lady Dong le dio a Lady Sang y le ha estado traspasando las últimas semanas.

—¿El Rey? —la agudeza de la voz demostraba lo entusiasmada que estaba de oír sobre el Rey de Este-Oeste.

—El mismo —movió su peón dos lugares al frente.

Three Kingdoms Of Korea 2- Kim TaehyungМесто, где живут истории. Откройте их для себя