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B. CHRISTOPHER

en algún momento de mi infancia, había ido al parque con mi abuela, yo estaba demasiado felix porque apenas la navidad pasada me habían regalado un triciclo rojo que era mi máxima ilusión.

recuerdo que andaba muy tranquilo por la vereda pastosa y mi abuela me seguía de cerca porque igual yo no avanzaba tan rápido como para que ella tuviera que detenerme. el punto es que mi alegría terminó cuando choqué con un árbol.

ahora mismo me sentía como en ese entonces, y minho era ese árbol que arruinó mi felicidad. 

minho es el árbol, recuerden eso.

no estaba nada cómodo con la idea de que tuviéramos que tener una luna de miel cuando ni siquiera había amor de verdad en esta relación. creo que nadie me entiende, pero no puedes obligar a alguien a que te quiera, puedes darle motivos y minho solo me daba que estaba hermoso.

—christopher, ai arruinas esto juro que yo misma voy a matarte con mis manos, te arrancaré la cabeza y la clavaré en un palo de escoba mientras bailo por la calle —mientras que los padres de honnie le daban sus buenos deseos y le explican por milésima vez su recorrido por delante y lo felices que estaban al verlo emocionado, a mí, mi madre me dio esas dulces palabras.

—vale, entiendo —nuestra primera parada era un largo paseo en uno de los cruceros de la familia lee hasta llegar a américa, ahí era un largo descanso obligado en estados unidos, solo porque nuestra princesa de cabello teñido quería ir a disneyland, entonces en mi bolsillo también traía dos boletos para el maldito capricho. sentía que me iba de excursión y no de luna de miel—. tengo todo bien planeado, honnie va a regresar feliz.

al instante sentí una mano entrelazarse con la mía, ese toque cálido y suave lo conocía poco.

— ¿nos vamos? —el imponente crucero estaba esperando que aun los turistas subieran y mi esposo ya estaba ansioso por subir corriendo.

— vamos —decir que estaba de muy buen humor con minho sería mentir, estaba muy enojado, pero al menos tenía que fingir cierta decencia frente a todos y luego ya lo regañaría como se merecía el mocoso consentido.

me despedí de mis padres pidiendo internamente naufragar y no volver a esa vida que llevaba, aun así, todo estuvo bien porque pusieron vital atención a ese barco que llevaba al heredero. vaya suerte.

al subir, nuestro camarote ya estaba listo y yo planeaba hacer un viaje en el mar tranquilo porque en especial no son fan de este, no después de ver el titanic, como sea un naufragio como esos de películas, a islas desiertas pero cálidas estaría bien, pero morir de frío en medio del mar y a oscuras... no era mi idea de muerte favorita, ya me veía siendo asfixiado por honnie con una almohada.

pero vaya sorpresa, el camarote parecía una casa dentro del barco y las ventanas daban al maldito océano. podías ver los peces pasar a un lado y eso me revolvió el estómago de sobre manera.

— curiosa alcoba —dije mientras minho le estaba dando una propina al chico que nos había ayudado con las maletas.

— sí, tu padre dijo que te encantaría —ahora estábamos solos era el momento de hablar—. aunque no soy fan del color, pero está bien si solo será por...

— minho quisiera hablar contigo —interrumpí su hablar mientras se sentaba en la orilla de la cama en silencio y dándome su total atención. era mi momento de ser un hombre de verdad—. me golpeaste con una botella de vidrio por un ataque de celos ¿hasta dónde eres capaz de llegar? 

no alcé demasiado mi voz justamente porque sabía el daño que iba a poder hacerle, solo que al final necesité una gran bocanada de aire para tranquilizarme. 

𔓕 crónicas de un espantoso esposo, minchan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora