Capítulo 1

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En esa pequeña mañana, una sonrisa adornó el rostro de Xiao al ver a su amado alfa debajo suyo, había dormido sobre su cuerpo toda la noche como tanto amaba hacer, y aunque sus caderas y su cuerpo estuvieran débiles por la anterior noche, no dejaría de atenderlo a pesar de esas circunstancias. Sus manos se posaron sobre su pecho para después dar repetidos besos en los labios contrarios, sin incomodar, ni despertar al rubio debajo suyo.

—Espérame aquí cariño, vuelvo enseguida— dijo en un pequeño susurro, levantándose de la cama con cuidado para no lastimarse, dejando de lado el hecho que no llevaba nada de ropa en su cuerpo.

Pasaron aproximadamente cuarenta minutos desde que Xiao terminó de cocinar para su ahora alfa.

Todo el tiempo ronroneaba al sentirse tan feliz, después de todo, la marca en su cuello ya era prueba de su unión.

Entró a la habitación meneando lentamente su larga cola de gato de un lado a otro, encontrándose a su amado ya despierto en la cama, sentando y revisando un poco los programas que tenía, notando de inmediato la presencia de Xiao sobresaltándose en la cama por lo mismo.

—Buenos días Aether, cariño, te traje tu desayuno— el tono emocionado del minino era tan tierno.

Xiao no llevaba más que un delantal encima de su cuerpo, y el alfa frente a él no sabría si podría resistirse ante semejante omega tan adorable.

—Ven aquí amor~— ordenó Xiao acercandose a su amado alfa para sentarse sobre su regazo, llevando la cuchara con un pequeña porción de comida a la boca del rubio —El menú de hoy es lasaña de pollo, ¿Está rico?— preguntaba esperando obtener una respuesta positiva de su comida.

En esa posición, sumándole la "tentadora" vestimenta de Xiao, no lo dejaba pensar con claridad, pero después de todo, su lado animal logró dominarlo de nuevo como la noche anterior.

El delantal salió volando, mientras que la comida fue dejada en la mesita de noche cerca de su cama.

—Xiao~ Quiero tomarte de nuevo~— las orejas de conejo volvieron a levantarse, y su pequeña cola volvía a sacurdirse, el líbido de su conejo interno quería volver a hacerlo gritar, mientras que para Xiao, es un placer ser su vertedero personal de semen, y su incubadora de cachorros también.

No pasaron más de dos horas en ese acto sexual.

Xiao estaba tan feliz, su agitada respiración, junto al semen fluyendo en su interior y los espamos en su cuerpo, aún le costaba volver en sí después de gritar el nombre de su alfa una y otra vez.
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𝙶𝚊𝚛𝚛𝚊𝚜 𝚍𝚎 𝙰𝚖𝚘𝚛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora