Cobra Kai (Temporada 5)

Capítulo XXXIX

Sam estaba herida. Sam estaba molesta. Sam se enfureció. Una cacofonía de emociones recorrió su cuerpo cuando vio a Miguel con la chaqueta Cobra Kai. Después de todo lo que habían pasado juntos, después de todas las experiencias infernales por las que Cobra Kai les había hecho pasar, acababa de volver corriendo a sus brazos. Sabía que era una tontería pensar que le estaban lavando el cerebro. El Miguel que ella conocía, o al menos ella solía conocer, había crecido muchísimo desde la última vez que estuvo en Cobra Kai, y un hipnotizador no le lavaría el cerebro, y mucho menos los senseis de Cobra Kai. Estaba en el dojo inmoral porque quería estar allí, simple y llanamente. Algo había cambiado en él antes del torneo. Algo dentro de él se había roto, lo que provocó que perdiera interés en el kárate durante el torneo, huyera a México, elegir a un padre malvado que acababa de conocer en lugar de ella, volver a la ciudad y ni siquiera hablar con ella, y luego Cobra Kai. Ella solo podía poner excusas para él tantas veces. Que estaba siendo manipulado. Que estaba siendo utilizado. Porque al final del día, Miguel sabía que si no quería estar en Cobra Kai, no estaría allí en este momento. Él había vuelto a comprar su ethos con su sed de venganza contra Robby, y no solo eso, sino que una pequeña parte de ella temía por sí misma. La última vez, su relación había terminado mal, con Miguel golpeándola en la cara. Siempre que estuviera borracho esa noche en este mismo cañón, pero esta vez su ruptura había ocurrido de una manera aún más complicada. Cuando Miguel se vengó de Robby, ¿Sería ella el próximo nombre en su lista? Una pequeña parte de Sam estaba aterrorizada por saber dónde terminaría este Miguel, no solo emocionalmente sino también físicamente, ya que el Miguel que vio en el torneo tendría suficientes problemas para pelear solo con Robby, y mucho menos con todo Miyagi-Do o todo Eagle- Colmillo. Sin embargo, esa preocupación se nubló casi por completo esa noche en el cañón, ya que estaba demasiado envuelta en su enojo. ¡¿Cómo pudo Miguel hacerles esto?! ¡¿Cómo podría traicionarlos así?!

Mientras las bebidas se vertían por su garganta, extrañamente, el dolor y la ira no se disiparon. En cambio, parecían amplificarse, ya que cuanto más tiempo pasara en la fiesta, más tendría que ver a Miguel en la distancia, hablando con un amigo con una camiseta de Cobra Kai. Sin embargo, lo que sí hizo el alcohol fue calmar su buen juicio y animarla a hacer lo primero que se le ocurriera. En esta situación, eso era hacer que Miguel se sintiera tan mal como se sentía ahora. Y para hacer eso, decidió comenzar a coquetear con el chico más cercano a ella en este momento.

Al principio, Miguel ni siquiera se fijó en ella. Estaba demasiado ocupado socializando y mezclándose con los amigos a los que no había visto desde antes del torneo. Sin embargo, cuando se sentó en un banco cercano, sus ojos miraron alrededor del cañón y finalmente se fijaron en ella. Cuando la vio coqueteando con otro chico, inmediatamente sintió que la ira comenzaba a burbujear dentro de él. 
No podía explicar por qué. Bueno, podría. Era bastante obvio. Simplemente no quería tener que llegar a un acuerdo con el por qué. Todavía se preocupaba profundamente por ella, a pesar de su ruptura, por lo que le dolía mucho verla hacer un movimiento con otra persona. Sintió que sus manos agarraban la botella de cerveza con tanta fuerza que pensó que el vaso estaba a punto de romperse, y derramó el néctar dorado por su garganta, sin apenas detenerse a tragar. Pero la bebida hizo poco para ayudar a su frustración, que solo aumentó más y más, hasta el punto en que estaba listo para ponerse de pie e irrumpir allí para decirle al tipo que se fuera a la mierda. Sin embargo, justo cuando comenzaba a ponerse de pie, se sintió empujado bruscamente hacia el banco.

"Siéntate." Una voz familiar espetó, y miró hacia arriba para ver a Tory mirándolo y deslizándose en el banco a su lado. "Te levantas y vas allí y te verás desesperado y celoso".

Miguel levantó una ceja.

"¿No hemos tenido esta conversación antes? Como, no sé, ¿el verano pasado?" comentó. "Porque corrígeme si me equivoco, pero esa vez no terminó muy bien".