¡ three !

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En el transcurso del recorrido del autobús hasta la plaza comercial a la que se dirigía, Taeyong no dejó de pensar en la plática que tuvo con Jaehyun. ¿Tan mal omega era?, cuando era más pequeño, y hasta hace unos meses atrás, su padre le decía que sería un buen omega. Tenía caderas anchas para tener cachorros, y muslos gruesos, la cosa favorita de los alfas. Los alfas amaban a los omegas con carne de donde agarrar o morder durante sus celos, ellos no querían a un omega escuálido y sin chiste. Taeyong tenía todo eso. A veces pensaba que Jaehyun era uno especial y no le gustaban de se tipo, como él. Aunque, de ser así, no lo hubiese llamado para ayudarlo en su celo. Y tampoco sus muslos debieron de haber quedado completamente magullados de tantas mordidas y apretones que le dio. Aún cree tener marcas de ese día, y fue hace poco más de 4 meses.

¿Será que el alfa de Jaehyun no sintiera nada al tener a Taeyong cerca? Porque, Taeyong si sentía y mucho. Hasta cuando no estaban cerca, su omega se retorcía en su pecho por ir en busca del alfa y verlo cuando menos, 1 segundo. Cuando estaban cerca, su omega chillaba por atención del alfa, y no dejaba de hacerlo hasta que Jaehyun lo mirase, aunque sea, de reojo. Al castaño siempre le pareció atractivo el más alto, lo veía por la escuela y pensaba que tenía una bonita sonrisa, porque si, ha visto a Jaehyun sonreír, pero sólo con sus amigos. Nunca había sentido la necesidad de estar todo el tiempo a su lado o al menos, tener algo que oliera a él para calmar su sed. Él piensa que es el embarazo que lo deja así. Tal vez, el bebé necesitaba protección, más de la debida.

El camión para justo fuera de la puerta del centro comercial. Se dirige hasta la sección de restaurantes, donde lo espera Ten-omega, su mejor amigo. Es un chico delgado, él no tenía los muslos rellenos o caderas anchas como Taeyong, pero a Johnny parecía gustarle así. Es por eso que el castaño piensa que Jaehyun era como él.

— Hola, Taeyongie, ¿cómo estás? —Él ya está en una mesa, sólo y comiendo algo de comida China.

— Hola, Tennie. Algo cansando, ¿y tú?

— Estoy bien, gracias —le da un tenedor de plástico, blanco a Taeyong para que comiera también. — Pensé que debías estar hambriento.

Y sí; mucho. La manzana que comió en la mañana no había sido suficiente. Su estómago rugía y ardía por ser llenado de lo que sea.

— Bastante —revela, picando un poco de pollo agridulce con las puntas del tenedor.

— Y... ¿cómo es la vida con Jaehyun? ¿te trata bien? Johnny dice que es algo bruto contigo.

¿Qué debía contestarle? ¿Qué el alfa era un puto mamón con él, o que apenas y hablaban?

— Sí, lo es. Bastante. Pero no solemos hablar mucho, ¿sabes?, sólo lo necesario.

— Pero, la comunicación con el alfa durante el embarazo es importante, Yongie.

— Cuando es tu alfa, tal vez si.

— Jaehyun es tu alfa, Taeyong.

— No, Ten.. —niega su cabeza, suave. Jugando con las mangas largas del suéter de Jaehyun. — No lo es. Él me lo dijo hoy.

— Pero... si Jaehyun no fuera tu alfa, tu embarazo no iría nada bien.

— Es que... yo lo siento, ¿vale?, pero Jaehyun no. El dice que no porque vayamos a tener un bebé, yo soy su omega.

— Ya se dará cuenta, Yong. Como te dije, él es un alfa bruto.

— Yo no quiero que esté o cuide a mi bebé por obligación. Quiero que lo quiera como su hijo, no como una simple responsabilidad.

— Lo sé. Tampoco quiero eso. Pero dale tiempo, ya verás que poco a poco su cabeza se aclarará y su corazón, si tiene, se descongelará.

— ¿Cómo-cómo el corazón de Ana en frozen? — pregunta, secando sus pequeñas lágrimas con la tela del suéter.

— Justo así, Yongie —suelta una risa cariñosa, comiendo su arroz.

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Abre la puerta, tranquilamente. Son las 8PM y espera que Taeyong esté aquí. Gruñe al ver todas las luces apagadas, y el omega no se ha asomado -como todos los días- por la entrada de la cocina para verlo y confirmar que era él quien entró a la casa. No podía estar dormido, era muy temprano y Taeyong no dormía hasta que Jaehyun estuviese en casa. Para comprobar sus sospechas, corre a la habitación y no está ahí.

Mierda. Okay, sabía que el omega era terco y que no le haría caso. Pero ya es tarde, y piensa que su salida ya debió de haber terminado. ¿Y si le había pasado algo? Su alfa comenzó a aullar dentro de él, desesperado por tener al omega aquí, ya.

— No es nuestro —le dice Jaehyun.

Mío.

Nuestro.

Traer. Ahora.

Proteger.

— ¡No es nuestro, cállate! —se rugió a él mismo, molesto.

Busca en su celular y no tiene ningún mensaje de Taeyong. Pero claro, si no tenía saldo... y él tampoco. Bendito omega pendejo con el que se topó.

— ¿Donde mierda estabas? —le pregunta cuando lo ve entrar, temblando y con la mochila escolar colgado de su hombro.

— Salí con Ten. —deja la mochila sobre el sillón, a un lado del alfa.

— Te dije claramente que te quedaras aquí, ¿no fue así?

— Y yo te dije que saldría.

— ¡No es un puto juego de a ver quien le gana a quién, Taeyong! —le grita, evitando usar su voz de alfa. — Estás embarazado, deberías cuidarte mejor.

— ¡Ya lo sé! Ya sé que estoy embarazado, ¡mierda!

— ¿Qué tal si te pasaba algo? Unos putos traficantes de órganos infantiles pudieron haberte raptado.

— ¿Por qué serían infantiles, sin embargo? —chilla, limpiando sus mejillas húmedas.

— Tus órganos son del mismo tamaño que de un niño de 5 años. Apuesto que si le pusieran tu cerebro a uno de esa edad no habría problema, total piensan de la misma manera —se ríe. — ¿Has visto tu tamaño? Eres pequeño.

— ¿¡Por qué eres así?! —le grita, pateando en suelo de berrinche. — ¡Tú eres un alfa estúpido, grande y obstinado! —le golpea el pecho, haciendo que Jaehyun retroceda pero él y apenas siente los golpes. — ¡Te odio, te odio!

Nos odia. Tu culpa. El alfa de Jaehyun le reclama.

— ¡Siempre eres así! ¡Eres un alfa idiota que se cree mejor que yo sólo por ser omega! —le grita, enojado y con las mejillas rojas. — ¡Siempre estás diciendo lo que hago mal y nunca notas lo bueno que hago por ti! Lavo tu puta ropa, te preparo la cena y te la sirvo. ¿!Podrías dejar de verme como sólo la tonta incubadora de tu hijo!? —ahora si, rompe en llanto.

Con pasos rápidos pero pasados, va a la habitación. Cayendo en la cama, sollozando contra su almohada.

— Tienes que tranquilizarte. El embarazo te tiene así.

— ¡Que no, mierda! —destapa su cara. — ¡Aunque no estuviese embarazado te hubiese dicho todo eso!

— Si no estuvieses embarazado, no estarías aquí. —dice, serio. Tomando una toalla seca para bañarse.

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¡𝐕𝐄𝐍 𝐀𝐐𝐔Í 𝐘, Á𝐌𝐀𝐌𝐄! - 𝐉𝐀𝐄𝐘𝐎𝐍𝐆 𝗢𝗠𝗘𝗚𝗔𝗩𝗘𝗥𝗦𝗘.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora