Capítulo 25

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(Alex)

Estamos en la casa de Madrid de mi hermano y Leli. Tengo a Val en la ducha, pero no están las cosas como para tensarlas y meterme en la ducha con ella. Así que bajo a la cocina para preparar el desayuno en lo que ella termina de arreglarse.

Cuando llego a la cocina me golpeo con la mano en la frente porque no me acordaba de que anoche no la recogimos. Me pongo manos a la obra para dejar la cocina recogida y me pongo a hacer café mientras acabo de limpiar la encimera.

- Buenos días. Debiste esperarme para recoger.

- No te preocupes. No estaba tan mal -le miento-. Tienes hecho ya el café. ¿Con qué te apetece acompañarlo?

- Unas tostadas nos vienen bien a los dos por tu dieta. Deja que yo las prepare.

Val se mueve por la cocina como pez en el agua y, en un abrir y cerrar de ojos, tengo un plato con dos tostadas y un poco de mermelada delante de mí.

- Gracias -le doy un beso en la mejilla.

- ¿Qué planes tienes para hoy?

- He pensado que podíamos volver a ir al parque de atracciones.

- La cita en la que te abracé por primera vez porque estaba muerta de miedo en una de las atracciones.

- Esa misma -le sonrío.

Ella me sonríe de vuelta y terminamos de desayunar mirando nuestros móviles por si ha pasado algo en casa con los niños, pero no tenemos ningún mensaje de Mónaco. Mi hermano debe tener la casa bajo control.

En cuanto dejamos la cocina como si nunca hubiésemos pasado por ella, subimos a nuestra habitación para vestirnos.

- Voy a darme una ducha rápida.

Me despido de Val con un beso en la mejilla y desaparezco por la puerta del baño. Dejo las toallas y la roja a un lado de la ducha y me desnudo. Me detengo unos segundos en el espejo mirando mi reflejo. No soy nada presumido, pero he notado que, desde que nos separamos, he perdido algo de forma física. Debería empezar a hacer ejercicio cuando volvamos a Mónaco.

La ducha es un poco más larga de lo que tenía planeado, pero salgo relajado y con ganas de hacer feliz a mi chica que me espera en el salón con un libro en la mano.

- Siento haberte hecho esperar mi amor.

- No pasa nada. He aprovechado para seguir con la lectura.

Nos damos un beso en los labios y, de la mano, salimos de casa. No llegamos al coche cuando nos encontramos a Santi.

- ¿Cómo estáis chicos? -nos saluda.

- Mejor que ayer y peor que mañana -la respuesta de Val me hace sonreír.

- Me alegra oír eso. ¿Cenáis con nosotros hoy?

- Claro -le respondo.

- Pues luego te mando un mensaje con la hora.

Una vez que Santi sigue su camino, nos metemos en el coche y ponemos marcha hacia el Parque de Atracciones. Durante el camino, la música hace que nuestros silencios no sean incómodos y, con algunas canciones, volvemos a ser los Alex y Val que éramos antes de nuestra separación.

- Por momentos, parece que no haya pasado nada -suspira Val mirando por la ventanilla.

- Quedémonos con eso.

En cuanto llegamos al parking, dejamos el coche y nos ponemos a hacer cola. Mientras esperamos, se acerca mucha gente para pedir fotos y, aunque es lo que menos me apetece en este momento, lo hago. De reojo veo como Val se ríe cada vez que me piden una foto nueva. Cuando tenemos nuestras entradas y nos alejamos de la multitud, explota en carcajadas.

- Veo que te hace mucha gracia nena.

- Es que, ni estando retirado, nos libramos de los fans. Me recuerda a esta cita original.

Y, en cuanto lo dice, veo que tiene razón. Aquella vez también me tuve que hacer muchas fotos con los fans que estaban por aquí. Después de este momento, la tomo de la mano y la llevo medio arrastras hasta nuestra atracción. Los dos gritamos, reímos y lloramos por las risas. Esta cita nos ha dejado a los dos muy cansados y contentos.

- Tenemos que volver a casa Val -le digo enseñándoles el mensaje que me acaba de llegar de Santi.

- Sí. Que necesito una ducha antes de la cena.

- Me uno a esa ducha.

En el viaje de vuelta a casa vamos más cómodos que en el de ida. Poco a poco vamos recuperando nuestra chispa y me siento muy ilusionado.

(Val)

En cuanto llegamos a casa dudo si tirarme en el sofá o darme la ducha que tanto necesito. Estoy tan agotada que, subir las escaleras, me da mucha pereza. Alex se me adelanta y me coge en brazos y me sube a nuestra habitación.

- ¿Y esto?

- Porque no ibas a subir por ti misma. Te conozco muy bien -sí que lo hace.

Le agradezco que me haya traído hasta aquí y le invito a que se meta en la ducha conmigo. Alex acepta rápidamente y nos mete en la ducha en la que nos entretenemos un poco más de lo normal y de la que salimos un poco más enamorados.

- Vamos a vestirnos. No lleguemos tarde.

Asiento y busco en el armario algo cómodo para ponerme. Seguro que Paula ha hecho mucha comida, como siempre, y no querrá que sobre mucho. Con los años, he aprendido que hay que llevar ropa suelta cuando comes en su casa. Cuando estamos listo, cruzamos la calle y Santi nos abre la puerta sonriente.

- Me alegra veros de la mano.

- Pequeños pasos -le dice Alex.

Los deja hablando en el salón y me voy a la cocina para ayudar a Paula con lo que necesite.

- Hola guapa. ¿Qué tal os va todo?

- Hola Paula. Pues mejor de lo que me esperaba. Pensé que todo iría más lento.

- Nunca habéis dejado de quereros. Solo necesitabais tiempo extra a solas.

- Supongo que tienes razón. Pero el resto de los que viven en la villa están bien.

- Porque todos tenéis una función allí dentro. Por ejemplo, Marc y mi hija son los que lideran las decisiones. Son personas que no se achantan y que protegen a toda costa aquello que quieren. Y su relación es similar. Una lucha por dominar al otro. Por eso no les afecta. Su relación y su función en la villa es similar.

- ¿Y en que posición nos deja a Alex y a mí?

- En la que vosotros queráis. Gracias a Marc y Leticia, los demás tenéis libertad. Podéis hacer que vuestra función en la casa se adapte a vuestro matrimonio y no al contrario. No debéis poner la casa por encima de todo.

Las palabras de Paula me hacen pensar y tiene razón. Siempre nos hemos quedado en la casa con los niños y haciendo otras cosas que podían esperar antes que tener citas o darnos un baño relajante. Amo a Alex y sé que él a mí también. Conseguiremos que todo funcione y, sobre todo, haremos que nuestra relación esté por encima de muchas cosas.

Una vida en conjunto (EJDP2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora