Cap.22

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-¿Puedo hablar con ella?-Le escuché decir a tiempo que quitaba su vista sobre mí. Logan negó con la cabeza.

-Sólo vengo a por sus medicinas. Se encuentra demasiado mal, y la dejaste ir con mucha fiebre.

-Yo no la dejé ir, ella se fue.

-Pero no la detuviste.

-¡No quería empeorar la situación!-Gritó y me encogí de nuevo, con las molestas palpitaciones en mi cabeza.- Vamos sobre un hilo, Logan. Y cómo ese hilo se rompa... Hemos terminado. No quiero que eso suceda. No quiero presionarla.

-Pero podrías haberla tratado un poquito mejor, ¿No?

-No quería hacerle daño. Hice todo lo que pude para que no se enfadara conmigo, lo juro. No quería que las cosas sucedieran de esta manera.

-Me fío de ti, Kendall. Tan sólo digo que a veces hay que obligar a una persona a hacer algo para que no esté peor de lo que está ya.

-No podía hacer nada.-Dijo en su defensa.

-Me lo creo. Pero ahora ella necesita tiempo.-Suspiró.- Si eres tan amable, me gustaría que me trajeras sus medicinas.

El rubio asinitó con la cabeza y desapareció entrando en su casa. Después de unos minutos, salió con varias cajitas dentro de una bolsa, y le tendió la receta al moreno.

-Ella sabe cuáles tomarse.

-Está bien. Gracias.

Logan se giró y bajó los dos escalones de la entrada a la casa de Kendall, pero él lo detuvo cogiéndolo de la muñeca. El más bajo se giró con una expresión confusa.

-Carol no tendría que haber mirado mi móvil.

-Lo sé.

-¿Cuándo podré verla?

-Eres su novio... Tú decides.

Logan volvió a caminar hacia el coche y entró en él, arrancando de inmediato. Me obligué a no mirar el rostro perfecto que me tenía enamorada, y me relajé cuando la casa del chico ya no era visible.

-Tus medicinas.-Dijo tendiéndome las pequeñas cajas.

-Muchas gracias, Logan. Te debo demasiado.

-Sabes que no me debes nada.

Y condujo hasta mi casa. Lo único que deseaba en ese momento era tirarme a la cama, tragarme todas esas malditas pastillas y dormir, dormir profundamente para olvidarme de todo. Dios, lo quería tanto. ¿Cómo fue capaz de hacerme eso?

-Tómate la dosis que el doctor te dijo. No te pases.-Murmuró Logan mientras bajaba de su coche.

-Está bien.-Le susurré de vuelta.

-Que te recuperes pronto, princesa.

-Gracias... Siento que te saltaras el examen, Logan. Quizás no debí molestarte.

Frunció el ceño y luego soltó una pequeña risita, negando con la cabeza.

-No digas tantas estupideces. Ya está bien por hoy, han pasado demasiadas cosas. Ahora lárgate de aquí antes de que la fiebre no te deje ni andar.

Asentí con la cabeza, sonriendo levemente. Caminé hacia el portal de mi casa y en la puerta, le articulé con mis labios otro "gracias", por tercera vez. Él me contestó un "no hay de qué", pero simplemente, a veces adoraba que Logan estuviera ahí. Tenía tanta suerte de tenerlo.

Entré en casa y lo primero que hice fue coger un vaso de agua y tomarme todas las medicinas de golpe. Necesitaba que este horrible dolor de cabeza cesara de una vez por todas, y lo único que deseaba en este momento era tirarme a la cama y dormir hasta que me pareciera que todo fue un sueño. Todo fue un sueño, todo fue un sueño, todo fue un sueño... Ojalá.

-3 días después-

-¿Cómo te sientes?-Me preguntó el moreno sirviéndome otra taza de té.

Le sonreí y la tomé, con las manos ya casi no-temblorosas.

-Mejor. Mañana ya volveré al instituto. Gracias por haber estado cuidando de mí, Logan.

-Sabes que eso no es un favor, Carol. Estos días has estado fatal, y si no fuera por mí, tus padres no se habrían enterado. Ya sé que tienen mucho trabajo y tal, pero... Bueno. Menos mal que se te está pasando el catarro.

-Sí. Es un alivio.

Sonreí de nuevo y sorbí el líquido caliente que tenía la taza. Para ser la cuarta de hoy, no me sabía tan mal, sabiendo que Loggie me la había preparado con mucho amor.

-Me... Me dijeron que te diera esto.

Lo miré con el ceño fruncido mientras sacaba una nota del bolsillo trasero de su jean. Me la tendió y decidí preguntarle antes de abrirla.

-¿Quién te lo dijo?

-¿Quién crees?-Me preguntó ahora con una sonrisa traviesa.

-Mmmh... No lo sé, ¿Mahatma Gandhi?

-Oh, con esas personas tan importantes no se bromea, Caroline Green.-Soltó una carcajada y luego negó con la cabeza.- No, no. Sabes perfectamente quién me la dio.

Por supuesto que lo sé. Pero no quiero admitirlo.

-Hum... ¿Y dónde estaba?

Logan miró con melancolía la pared y suspiró. Su vista se volvió a clavar en mí.

-Me esperaba a la salida del instituto. Y sé que no debería decirte esto, pero por más daño que te haya hecho, tendrías que haberlo visto. Parecía otro. Tenía las bolsas de los ojos hinchadas y moradas, el pelo revuelto y caminaba como si fuera un demente.

-Dios mío.-Susurré.

-Sí, Dios mío. Ahora lee la nota, porque yo debo ir a cuidar de Presley. Mamá y papá van a estar toda la noche fuera.

Logan besó mi mejilla y se despidió. En menos de dos minutos, ya había salido de mi habitación.

Me apresuré a desplegar ese misterioso papelito. La letra de mi novio hizo que una oleada de tristeza me inundara, y me pregunté cómo había podido pasar tres días sin verlo. Lo echaba tantísimo de menos.

"Carol, sé que lo que hice estuvo mal. Por favor, cuando estés dispuesta para hablar, ven a mi casa, te he dejado una llave debajo de la alfombra de tu portal. Te quiero."

Spring Breeze {Kendall Schmidt}Where stories live. Discover now