La hija de Sasuke [FINALIZADO] [SASUHINA]

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Sasuke- ¿Cómo dices?- dijo molesto

Yūgure- Usted es mi padrastro, soy hijo de esa pelirrosa que usted llama "Esposa"- respondió  desinteresado comiendo un dulce y luego me dio otro a mi, pero no me dejó agarrarlo y me lo dio en la boca- Y tampoco soy un "Amigo cercano" de su hija, ella es mi novia- soltó serio, pegándose a mi

Ayaka- Oi, Yūgure, no digas esas cosas que nos matan- le dije entre dientes y en voz baja

Sasuke- Acompañame niño- dijo con frialdad- Vamos a comprobar si lo que dices es cierto-

Yūgure- Lo siento, pero ya tengo planes de ir a comer con su hija y no los voy a cancelar, además esa mujer me mataría si me ve por aquí- respondió de mala gana

Logramos irnos sin pelear mucho. Habia algo raro con papá y aún no estoy segura de que era... Me pareció ver que sus ojos me miraban con tristeza cuando finalmente me fui con Pinkie. Seguro fue mi imaginación, jugandome una broma cruel.

Pasé los siguientes dos días en compañía del pelirrosa. Estaba agradecida inmensamente con él por haberme hecho pasar dos días buenos.

La siguiente semana fue tranquila, no volví a ver a mis padres, ni a ninguno de mis amigos. Era como si me hubiera mudado a una aldea donde no conocía a nadie. No había ni un rostro conocido, solo los edificios y calles.

Estaba tomando una taza de té, mirando una película de terror.

El día estaba nublado y frío, por lo que no me apetecía salir de casa. Sólo quería quedarme y cubrirme con las mantas.

La puerta fue golpeada con insistencia. Al principio, no me quería levantar a abrir, pero estaban jodiendo mucho.

Naruto estaba en la puerta. No tuve tiempo de reaccionar para nada. Pocos segundos después ya tenía a 6 ninjas sobre mi, inmovilizandome.

Ayaka- ¿Que significa esto?- reclame casi sin aire, uno de esos ninjas me estaba asfixiando

Naruto no me dio respuesta, nadie lo hizo. Sólo me dejaron inconsciente y me llevaron.

Desperté en una prisión, mis manos y pies estaban encadenados, no tenía manera de huir. La pelirrosa desgraciada estaba ahí, del otro lado de un cristal grueso. Por lo visto disfrutaba verme indefensa y amarrada.

Narra la escritora

Ayaka intentó liberarse sin resultados. Sakura sonrió con burla y con una seña, envió a un grupo al pequeño cuarto, donde soltaron a la joven y la ataron a una mesa de madera, dejando su cuerpo amarrado.

Ayaka- ¡Sueltenme! ¡Yo no les hice nada!- suplicó- ¡Por favor!- Atravesaron su espalda con unos clavos curvos - ¡¡¡AAAAHHHGGG!!!- soltó un grito ahogado de puro dolor

Luego cambiaron los clavos por unas circunferencias de metal por donde pasaron las cadenas y la ataron. Luego de varias horas de tortura la dejaron colgada. Los brazos extendidos, apoyada en sus rodillas y colgando de las cadenas de su espalda.

Pasaron unos dias torturandola de las peores maneras que podían. Desde arrancarle, uña a uña, hasta quemarla con una varilla de acero oxidado y clavarle clavos enormes por todo el cuerpo

Su cuerpo había sufrido demasiado y ya no tenia fuerzas, habia perdido tanta sangre que no sabía ni como es que seguía con vida.

Al noveno día, su padre la encontró en aquella celda.

Su cuerpo se paralizó al verla en esas condiciones.

Sasuke- Aya...- murmuró con un nudo en la garganta, sus ojos se llenaron de lágrimas- ¡Ayaka!- exclamó corriendo a sacarla de allí- ¡Por favor, abre tus ojos!- decía desesperado- ¡Lamento haberte tratado así! ¡Sólo quería protegerte! ¡Lo lamento, de verdad!- sollozaba abrazando a su hija- ¡POR FAVOR NO TE VAYAS!- Gritó a todo pulmón, escondiendo su rostro en el cuerpo frío de su hija

El rubio y la pelirrosa miraban todo desde un cuarto secreto que había.

Sasuke- ¡¡¡POR FAVOR NO TE VAYAS AYAKA!!!- El interior del padre estaba desgarrado y se notaba- ¡Por favor vuelve! ¡Ayaka!- la abrazaba con fuerza y la mecía suavemente- ¡¿Por qué a mi hija?!- reclamó en dirección al cielo- ¡¿Por qué mi princesa?! ¡Ella no hizo nada malo!-

Pero de nada servian aquellos reclamos, ya era demasiado tarde... Sin saberlo, Ayaka dio sus últimos respiros en brazos de su padre.

Pasó media hora llorando abrazando el cuerpo inerte de su amada hija, suplicandole que despierte.

El Uchiha se levantó, llevándose a su bebé.

Sasuke- ¿Sabes? Cuando naciste tu mamá quería que nos fugaramos contigo recién nacida, sin importar nada- dijo con una sonrisa suave, nostálgico, como si la joven pudiera oirlo- Lamento tanto no haberle hecho caso cuando aún podia-

El padre destrozado se aferraba al delicado cuerpo con fuerza. No tenía ni la más mínima idea de que decirle a su mujer sobre lo que le pasó a su hija.

Se fue directamente hasta la casa de Hinata. Antes de que alcance a golpear, la mujer abrió la puerta dispuesta a salir a hacer las compras. Quedó pálida al ver a su marido llorando y cargando a su hija toda ensangrentada y sin vida.

Hinata- ¿Que... Que pasó?- Preguntó casi sin respirar, dejándolo entrar

Sasuke- ...Tenías razón... Tendríamos que haber dejado esta mugrosa aldea cuando nació...- No llegó a la sala y se desplomó, cayendo de rodillas al piso- ...Ya no tenemos a nuestra hija... Se la llevaron...- dijo llorando

Hinata- Aya...- murmuró sollozando a su lado, ayudandolo a levantarse- ...Mi bebé...-

Ambos padres lloraban la pérdida de su hija, estaban totalmente destrozados. Y todo empeoró cuando Kawaki y Himawari llegaron a la casa. Ellos también la querían mucho y se unieron a llorar la pérdida.

Sasuke perdió los estribos, salió de la casa sin decirle a nadie y con las lágrimas aun fluyendo por su rostro. Le dio una última mirada a su esposa, viendo como lloraba desconsolada, abrazando a su hija y los otros hijos.

Abrumado por el dolor, destruyó la aldea entera. Lo único que no sufrió ni el mas minimo daño fue la casa donde estaba su esposa. Se encargó de asesinar a cada uno de los ninjas que intentaron detenerlo. Mató a Sakura y Naruto a lo último, haciéndolos sufrir tanto como ellos hicieron con su bebé.

Una vez que la aldea fue destruida y los únicos que sobrevivieron fueron él, Hinata,Yūgure, Kakashi, Hiashi, Hanabi, Himawari y Kawaki, abandonaron la aldea. La pareja volvió a su vieja casa en la aldea de la niebla.

Le dieron una sepultura a lo grande a su pequeña, todo lleno de flores y adornos.