Capitulo 4

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Otro equipo de seguridad se cierne frente a nosotros cuando se abren las puertas del ascensor, caminamos hacia la puerta y Raquel les enseña una identificación que por el tiempo que llevo trabajando en el casino puedo distinguir que es exclusiva para los trabajadores habituales de aquí.

El que al parecer es el jefe de los demás asiente y me echa un vistazo al igual que a los chicos detrás de mí.

—Si estarán más a menudo por aquí, necesitarán sacar su identificación, no los volveré a dejar pasar sin ella —advierte abriéndonos las dos puertas principales.

El olor a tabaco me inunda la nariz al cruzar las puertas, al parecer estamos en el área de fumadores, una luz tenue ilumina el espacio mientras el humo baila por todo el lugar, miro a mi alrededor prestando atención a los detalles, hay sillones tipo L blancos sin ningún tipo de imperfección, hombres con trajes fumando enormes tabacos están sentados a mi izquierda y cada uno tiene a una chica en sus piernas, sirviéndoles bebidas mientras les proporcionan varias caricias en sus cuellos.

Miro a Raquel mientras se acerca a ellos saludándolos de besos en las mejillas, voltea a mirarme y me acerco despacio a saludar para no ser descortés.

—Es muy hermosa, ¿eres nueva? —me halaga uno de los hombres quitando la mano de la espalda de la chica que tiene en las piernas extendiéndomela en forma de saludo.

—Si —logro decir tomando su mano mientras detallo su rostro por un momento, se me hace conocido, pero no logro recordar donde he visto su rostro.

—Solo estará por hoy, deja de hacerte ilusiones y vámonos que necesito hablar contigo en privado —informa Raquel tomando su mano y separándola de la mía mientras lo hala para que la siga.

—Espera que acabo de llegar, deja de ser tan celosa —alcanza a decir soltando su mano.

¿Celosa? Volteo a mirar a Raquel quien lo mira incrédula con una sonrisa en los labios, ¿será que estos dos...? No conozco el tipo de Raquel, pero definitivamente este hombre aparenta ser mucho mayor que ella.

—Igual tengo que darle un pequeño tour a Madelaine —avisa tomando mi mano mientras voltea a ver a los chicos de seguridad —si quieren pueden quedarse aquí, volveremos en un par de minutos.

Caminamos hacia el umbral todavía agarradas de las manos, pasamos por un corto pasillo y nos detenemos antes de abrir la puerta.

Voltea a mirarme al momento que suelta mi mano y la pasa por mis rizos, acomodándolos un poco.

—Ahora si —Dice abriendo la puerta y cerrándola cuando estoy dentro.

El ruido es mínimo, pero se puede discernir un poco, el lugar esta iluminado por enormes lámparas de lujo, decorado al estilo colonial británico con mesas de juegos doradas y sillones blancos de la más alta calidad, no hay traga monedas ni maquinas ruidosas como en el casino.

Nos adentramos en la sala, definitivamente estoy en el vip del casino, las mesas están repletas de fajos de dólares y maletas llenas de dinero se encuentran en el suelo, Raquel vuelve a tomar mi mano y me guía hacia el lujoso bar a nuestra derecha, no es tan grande como el del área general, pero si está bien abastecido con una gran variedad de vinos y licores exclusivos.

Nos sentamos en los taburetes de la barra y un camarero se acerca hacia nosotras.

—¿Desean algo de tomar? —pregunta con una sonrisa

—No, gracias Johny —se adelanta Raquel sin darme la oportunidad de responder.

—Pero yo si quería beber algo —susurro acercándome para que solo me escuche ella.

—Ya tendrás tiempo para beber todo lo que quieras —informa volteándose hacía el salón —te daré algunas informaciones sobre las personas que se encuentran aquí, aunque seguro ya has visto a algunos en los periódicos y noticias como al hombre que nos encontramos hace un momento.

—¿Quién es? Se me hace conocido —indago mirando hacia la entrada cuando de repente se escuchan las voces de varias personas.

—Es el arquitecto Kyle Evans... —me mira y vuelve a su posición anterior de frente hacia la barra —fue el diseñador del casino y muchísimas más estructuras mundialmente, seguro lo has visto en los noticieros, es uno de los socios de Víctor y me encargó atenderlo hoy.

—También está casado y con hijos por lo que logro recordar —suelto de golpe

—Si, pero esos no son mis problemas —dice colocándose de frente hacia mi haciéndome girar para sostener su mirada —solo estoy acatando una orden cosa que tú también debes hacer bonita, no me importa quien sea solo trato de que se vaya con el menor dinero posible.

—¿No que me ibas a presentar a los miembros? —corto el tema dirigiendo la mirada hacia una de las mesas con tres hombres de traje colocando más fajos de billetes en ella.

—El área vip tiene alrededor de 70 miembros, está de más decir que no todos pueden entrar a este espacio, aunque quieran apostar millones deben de ser aprobados porque no solo se trata del dinero también está en juego la confianza y seguridad que requieren nuestros miembros —empieza a explicar dirigiendo su mirada hacia la mesa que estoy observando —esos de ahí son los hermanos Martínez, jefes de uno de los carteles más importantes de México.

No me sorprende para nada lo que acabo de escuchar, estas personas son las que mantienen el casino de pie y las que generan la gran mayoría de las ganancias.

—¿Y esos de allá? —dirijo mi mirada hacia otra mesa donde se encuentran dos hombres apostando en la única ruleta que hay en el lugar con dos chicas masajeándoles los hombros detrás de ellos.

—Políticos, vienen casi todos los días a apostar millones, pero la mala suerte los persigue y pierden más de lo que apuestan, son nuestros favoritos —se levanta y se dirige hacia la mesa donde los dos hombres la reciben encantados rodeando su cintura.

Vuelvo a observar el lugar todavía sentada en la barra, todas las mesas están llenas y al parecer todos los clientes tienen su mesa y dealer habitual ya que ninguno se mueve de lugar, ¿Dónde jugaré?

Las dos puertas principales se abren y un equipo de seguridad compuesto por tres hombres entra al lugar inspeccionando la zona.

Raquel se despide de los hombres en el momento en que ve a los guardias entrar y se coloca de pie a mi lado con una sonrisa en el rostro.

—Llego por quien estábamos esperando —dice al momento que veo entrar al hombre que vi en las fotografías momentos antes con un traje a la medida, miro a Raquel quien me devuelve la mirada, definitivamente tenía razón.



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Jugando con la suerte (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora