Vacío

309 43 4
                                    

.

.

.

: El vacío es la ausencia total de algo o alguien importante, es una de las etapas de duelo y algunas veces no se puede suprimir la sensación, solo se aprende a vivir con ella.

.

.

.

There's no more stars to find
And I'm too far behind
And I'd love to let you go
I'd love to let you go
You're always on my mind
When I called a thousand times
And I have to let you go
But I love you more and more than you could know

🍷

Y ahí estaba, de nuevo dando una caminata que iba a parar al sepulcro de chuuya.

Iban ya cuatro meses desde que se fue.

- Siempre creí que la tumba de oda sería la única que visitaría en toda mi vida... -decía sentado frente a la lápida perfectamente cuidada- ¿Quién diría que algún día también tu estarías aquí?

Las espinas del ramo que sostenía con fuerza la lastimaban, pero no dolía, ya no lo hacía.

- ¿recuerdas cuando nos reencontramos después de cuatro años?, ese día me diste la paliza de mi vida -la risa nostálgica que se le escapo hizo contraste con el viento- o cuando peleamos contra verlaine... creo que de todas las batallas que compartimos, la que hicimos contra los miembros del gremio y cuando vencimos a fyodor siendo tu un vampiro son mis favoritas -confesaba- te veías genial esa vez y aún sigo dolido porque ayudaste al anémico y no a mí, enano traicionero

No tenía gabardina o siquiera estaba usando zapatos, las llagas de sus pies eran lamentables.

- Ayer fue tu cumpleaños... kouyou-san me dijo que solías pasar la tarde de ese día solo -su voz se escuchaba amena, como si de verdad estuviera hablando con una persona viva- pero hagamos una excepción este año

De la bolsa que llevaba saco dos copas y una botella de vino.

- ¿Cómo es del otro lado? -pregunto mientras destapaba la botella- ¿estas con odasaku o con los políticos?, sabes, me es curioso pensar que ahora tu sabes si hay un cielo y un infierno -vertió un poco de la bebida en una copa y la puso enfrente de la foto- si me voy ahora... ¿podre estar contigo?

Sirvió en el segundo cáliz y lo elevo

- Brindemos -declaro- te pido perdón también, por ser un completo inculto que por cobardía pospuso durante mucho tiempo sus emociones genuinas hacia ti, perdón por dañar tu memoria perfecta con mi cariño, perdón por llegar tarde ese día, perdón por ser lo único que podía salvarte, perdón por vivir a la par tuya... brindemos porque me perdones, por tu sublime recuerdo, por los perros callejeros y -no se percató del momento en que su voz empezó a sonar temblorosa, de que desde que empezó el brindis había estado llorando y, mucho menos, notaba que dos pelirrojos con aspectos transparentes le observaban- brindemos por ti

El beso que chuuya le dio con el aire no fue percibido, el palmeado de oda en su hombro tampoco...

El "gracias" del pelirrojo más bajo, por mucho que lo deseara, no fue escuchado.

Se limpió las lágrimas y los otros dos entes se sorprendieron al ver en las vendas, que casi siempre estaban impecables, manchas coloradas que se hacían más extensas con cada estiramiento que hacia el hombre.

- Aunque me pese dejarte -empezó a levantarse- debo hacerlo o mori volverá a encerrarme, pero te dejo esto -de su bolsillo saco una caja lisa de un negro brillante- se verá bien con tu chaleco gris -dejo el anillo plateado con un diamante rojizo en la parte superior de la tumba- disfruta del vino y espero que las rosas blancas que escogí te gusten

- Me encantan

- Nos vemos pronto, cariño -despidió-

Caminaba con el sol de frente, desde hace cuatro meses no le daba la espalda a esa luz.

Llevaba entre sus manos un cuaderno algo viejo y descuidado, leyendo su contenido mientras bailaba con el viento

- He salido a la calle con los faroles encendidos y al paso de los tranvías; esta noche también hay mucha gente.
Camino yo a su lado, entrado ya el invierno, el corazón del gentío, inquieto, y, como sin razón, deslumbrante todo y a la vez sombrío.
Sobre los edificios, en las profundidades del cielo la niebla permanece agazapada en silencio mientras la alegría del pasado se entrega sin reservas a una sonrisa estudiada.
No me apetece comer nada ni tengo un destino definido, el andén húmedo de la estación es... todo cuanto ansío.

Danzaba entre el gentío, disimulando la poca cordura que tenía desde hace cuatro meses con su habitual personalidad agraciada.

Danzaba incluso con los ojos cerrados, mientras el hueco de su interior crecía y se hacía más insoportable a cada minuto.

Danzaba con rumbo fijo.

Danzaba con la esperanza de morir haciéndolo.

El simplemente danzaba.

Entro a Lupin como de costumbre, bajando las escaleras dando saltitos. Se dirigió a su lugar de siempre y el anciano de la barra ni siquiera pregunto, sirvió dos copas de Petrus, puso una botella de sake entre ellas y por último coloco el whisky en el lado derecho de su persona.

Era hora de ignorar el vacío de su ser al estilo de su amado...

Era hora de beber hasta que alguien que lo conociera le llevara a casa o morir en el intento.

Times outWhere stories live. Discover now