Ghosts From The Shadows

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Damon Salvatore.

Bonnie estaba muriendo. Es idiota creer que Bonnie realmente llegue a importarme más de lo que realmente es. Bonnie es lo único que puede llevarme con Elena. Ella es mi paso a su lado y no puedo permitir que muera. Salgo del auto y la sostengo en mis brazos. Siento sus huesos quebrarse al sacarla del desastre que es ahora mi coche. Maldita perra lamebotas de la naturaleza. Odio las brujas. El cuerpo desfallecido y ensangrentado de Bonnie está bajo mis manos ahora.

—Sal, maldita perra. —Grito mientras el auto se incendia.

—Da-Damon... —Balbucea Bonnie mientras vuelve lúcida a mi lado. Está débil pero pelea por seguir viviendo. Eso la hace ser orgullosamente una Bennett.

—Damon, pensaba que no nos volveríamos a ver pero ya sabes como dicen, el mundo es una mierda y siempre todo se paga. —Dice con una sonrisa provocativa. Emily Bennett. Ni muerta para con su venganza.

—¿Qué mierda quieres, Emily? ¿Allá abajo te cansaste de jugar a las muñecas? —Digo con mi venenoso sarcasmo. Ella siempre le irrita.

—No juegues conmigo, Damon. Siempre fuiste muy malo jugando a ser el heroe de la historia. Sabes muy bien que lugar es el tuyo. —Dice para provocarme.

—¿Siendo el malo? ¿Dejando atrás mis emociones? Estoy bien así. —La evado estratégicamente.

—Tienes la vida de la bruja Bennett que te separó de Elena en tus manos. Elige. La matas o la conviertes en tu esclava de por vida. Su vida está en tus manos. —Dice y miro el cuerpo de Bonnie en mis brazos. Ella de por sí morirá si no me la juego con Emily. Luchar es lo único que me queda y es lo que tengo que hacer.

—¿Sabes una cosa, Emily? Cada vez que te veo a los ojos veo la maldita perra ramera que por no tener con qué jugar se la pasó jodiendo a los demás para no ser olvidada. A eso le tienes miedo. A ser olvidada.

—¿Quieres jugar sucio? Recuerda que somos expertos en manipular.

—Estamos rotos, Emily. Nada puede cambiarlo. Si te soy sincero, algo me dice que tú tienes algo que ver en todo éste rollo.

—Puedes pensar de mí lo que quieras, Damon. Bonnie está en su derecho de merecer una vida normal y tú mejor que nadie lo sabe. Borramos sus recuerdos para evitar lo que se viene, Damon. Habrá una guerra, y tú, vete preparando para ella.

—¿Debo considerarlo como una amenaza o una advertencia si me meto en tus rollos de bruja desquiciada?

—Tomálo como quieras. La profecía apenas acaba de empezar. —Dice y desaparece como mismo apareció.

Juro que detesto los jueguecitos de la bruja desquiciada de Emily Bennett. Comienzo a correr a velocidad vampírica mientras atravieso el bosque con Bonnie en brazos. Espero llegar a tiempo a la mansión Salvatore. Llegamos y la recuesto en la cama de la habitación de Stefan mientras marco el número de Caroline. Muy mal día escoge para no tomar la llamada. Alaric tampoco. Claramente estoy al punto de hacer lo que acaba de decirme Emily. No puedo permitir que Bonnie muera. Finalmente muerdo mi muñeca y suspiro al sentir sus labios reposados en mi muñeca. Los entreabro y mi sangre se esparce en sus labios, succionando la sangre mientras la aferro a mi pecho. Luego de intensos y largos minutos llenos de recuerdos intercambiados, estoy sentado en un sillón al pie de la cama donde reposa plácidamente Bonnie. Verla dormir es lo único que tengo por hacer, para que no se escape igual a como lo hizo con Klaus. Suena el timbre y sé que es Caroline y Alaric porque los oigo discutir sobre lo que van a hacerme si mato a Bonnie. Abro la puerta y sonrío como si no hubiese escuchado ni mu.

—Hola a mi dúo favorito. —Digo burlándome de sus caras de expresión de típicos marido y mujer peleados por ver la tele.

—Puedo sentir a Bonnie. ¿Qué le hiciste, Damon? —Dice una Caroline verdaderamente enfada.

—Estoy bien, gracias. ¿No vais a preguntar porque sigue con vida y porque no le maté? —Oh vamos, sí que adoro molestarlos.

—Damon, ¿qué rayos te sucede? —Dice Alaric.

—Está viva. Tuvimos un pequeño percance con nuestra amiguita Emily Bennett. —Digo acomodándome bien la camiseta blanca toda ensangrentada.

—¿Y le diste a que bebiera de tu sangre? ¿¡Acaso te volviste loco, Damon!? —Brama la Barbie tomándome del cuello. Alaric intenta calmarla pero ella no cede.

—Caroline, no lo hagas. —Roga Ric.

—La dañó. Ella no va a perdonármelo nunca.

Entramos en la antigua habitación de Stefan y siento como si un puñal me atravesase el corazón. Duele estar en un lugar que ocupó por tanto tiempo. Duele pensar que se ha ido y que duele demasiado saber que no volverá. Alaric posa su mano cuidadosamente en la mejilla de Bonnie y cierra los ojos intentando ver a través de ella. Alaric se vuelve hacia nosotros y nos mira sin poder articular palabra alguna.

—La bruja psicópata de Emily le quitó los recuerdos.

—¿Quieres decir que no nos recuerda?

—Eso. No recuerda nada del mundo sobrenatural y ni a ninguno de nosotros. Indagué y ni poderes ni nada. Es una humana normal.

—Tenemos que protegerla.

******

Estoy sentado en la soledad de la cripta Salvatore miente bebo una botella de Bourbon. Suspiro y miro la soledad de la noche, esperando a que el dolor que destruye mi alma se apacigüe y pueda respirar en paz. Unos pasos con un corazón latente me ponen en alerta. Bonnie luce un vestido de tirantes rojo vino, mallas negras, unas botas de cuero y un suéter de lana negro. Su cabello luce cortamente por sus delicados hombros y luce seria. Se sienta a mi lado y siento como me mira de soslayo. El silencio entre ambos es incómodo al principio pero finalmente decido romperlo con mi habitual sarcasmo de humor negro.

—¿Debería darte los buenos días, bella durmiente? —Pregunto juguetón. Ella me mira mal.

—Esa mujer de la foto... La he visto en mis sueños. —Dice señalando la fotografía de Stefan y Elena, en especial señalándola a ella.
—La conociste una vez —Hago una pausa— Ella tenía el corazón más puro que jamás podría existir. Elena era luz y siento que sin ella me hundo en la soledad.

—Todo tiene que ir bien. Te lo prometo. —Dice y la abrazo con las lágrimas brotando de mis ojos. Aunque Bonnie no siga siendo la misma Bonnie Bennett de siempre, puedo al menos, una vez más creer que con ella todo el dolor terminará.

EternidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora