¡..CANCELADA..!
Todos estaban en paralizados, los Alfas empezaban a alterarse al sentir el olor de aquel Omega que estaba parado frente a ellos, liberando Feromonas de advertencia para que se alejaran de el, bueno, de ellos...
Tenía su Katana en ma...
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Estaban los tres reunidos en el mismo lugar, ya habían discutido un buen rato, y aceptaron la solución dada por el segundo pilar del agua; formar una manada.
Uzui-san quería participar pero a dos de los tres Alfas no les pareció la idea ya que este mismo contraba con tres esposas y lo ven como una falta de respeto hacia estás mismas, pero no le dijieron si podría entrar a o no, así que el quedó en duda, tal vez, solo tal vez, en algún futuro entrara, pero lo dudan mucho.
Kyojuro Rengoku, Sanemi Shinazugawa y Sabito Urokodaki, ya se habían organizado, ahora, hablar con Tomioka del asunto.
Si, ellos se juntaron sin saber la respuesta del joven Omega de ojos azules, pero ¿Que más da?, Vida solo hay una, aveces uno la tiende a cagar ¿no?, Dios los crea y el Diablo los junta.
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—¡Giyuu!—Entro Sabito a su fina seguido de los otros dos Alfas, era todo o nada.
El azabache se encontraba en el centro de su hogar con su cuervo, alimentándolo, hace poco volvió de una misión y estaba algo agotado, no peleó contra un solo demonio, fueron cuatro, y proteger a las personas inconscientes que salían como si nada en medio de la noche, evitaba que pudiera cortarles la cabeza, ya que tenía evitar que esos seres se los coman.
—Sabito, Bienvenido—Lo miro estando sentado, luego sintió el aroma de los otros alfas —¿Rengoku?, ¿Shinazugawa?—Hablo confundido, no los esperaba ahí, mucho menos que el de Cabellos melocotón los haya traído —¿Que sucede?— Los miro al ver cómo se adentraban a su finca, acercándose a él.
Cuando los tres quedaron enfrente de el Omega, su compañero Hashira del agua Hablo.
—Giyuu, queremos hablar contigo, es muy importante, es un asunto delicado y tú estás dentro de el—Trataba de sonar lo más normal del mundo, aunque por dentro se este muriendo de nervios, pero no debía demostrar eso, eso no es de hombres.
—Entiendo, díganme—Los miro a cada uno por separado, esperando una respuesta.
—¡Queremos ser tus Alfas!—Gritaron los tres al unisonido.
