Capítulo 2

1.7K 177 14
                                    

Todas la miradas se posaron en aquel sacerdote y en los dos novios que esperaban pacientemente a que el hombre hablará.

—Estamos aquí reunidos. Para unir en sagrado matrimonio al señor Manjiro Sano y a Takemichi Hanagaki. Dos almas, que a partir de ahora serán una por la eternidad. Señor Manjiro repita conmigo... — habló el sacerdote y miro a Mikey. —Yo Manjiro Sano te tomo a ti, Takemichi Hanagaki...—.

—Yo Manjiro Sano te tomo a ti, Takemichi Hanagaki... —repitió Mikey observando a su amado a aquellos ojos que tanto amaba. Espero a que el hombre siguiera hablando pero ya no lo hizo, dejó que el continuará pero con sus propias palabras.

—Sigue muchacho— lo ánimo.

Mikey respiro profundo, por primera vez en su vida se puso nervioso.—Yo Manjiro Sano, te tomo a ti Takemichi Hanagaki como mi esposo. Para que seamos un equipo para toda nuestra vida. Porque se que tu, aunque me meta en problemas, aunque caiga en lo más profundo de la oscuridad. Tu... estarás ahí para salvarme, porque eres mi luz. Y prometo protegerte en la salud y en la enfermedad. En la riqueza y en la pobreza. Quiero estar a tu lado para siempre...Aunque existan varios futuros diferentes, yo te amaré...—.

Tras oír las palabras de Mikey, el pudo ver que algunos lloraban. Y ese efecto también se transmitió a Takemichi, quien parecía ser una fuente de lágrimas.

—Mikey-kun—sollozo el ojiazul.

—Tontito—pensó Manjiro y acaricio la mejilla de su novio.

Tomó su mano izquierda y colocó el anillo, limpio sus llorosos ojos, dedicó una mirada y miraron juntos al sacerdote.

—Bien. Señor Hanagaki. Continuemos con usted. Repita después de mi— dijo.—Yo Takemichi Hanagaki, te tomo a ti Manjiro Sano...—.

—Yo Takemichi Hanagaki, te tomo a ti Manjiro Sano...—y tal como anteriormente paso, dejó que el ojiazul siguiera hablando. No dudo en tomar un poco de aire.—Mikey. La primera vez que te vi, realmente me asombre. No creí que terminaría a tu lado, y con todo lo que vivimos, me sorprendo por seguir aquí. Te prometo que siempre te ayudare, te salvare. Ya que por ti haría lo que fuera. Quiero estar a tu lado, y acompañarte en este largo camino llamado vida. No tengo dinero, no soy inteligente, tampoco tengo mucho que ofrecerte. Pero quiero que seas feliz, quiero darte la misma felicidad que me das tu a mi. En la salud y en enfermedad, estaré a tu lado. Por eso, Manjiro Sano, te tomo como mi esposo- terminó de hablar Takemichi y colocó en la mano derecha el anillo.

No se sorprenderían al ver que más de uno de los invitados, lloraban con los votos de los novios. Ya que la mayoría vio la evolución de la pareja.
Merecían su felicidad más que nada en mundo.

—Si no hay nadie en contra de este matrimonio. Yo, felizmente los declaró esposos. Pueden besarse— anuncio fuertemente el señor y una ola de aplausos inundó el salón.

Ambos pelinegros se miraron un instante y procedieron a sonreirse.

—¡Vivan los novios!—gritaron todos al ver como Mikey y Takemichi sellaban su unión en un beso.

Todo era felicidad en aquel sitio, y Senju, quien también estaba emocionada, tenía consigo un ramo de flores y se lo entregó a Takemichi.

—Takemichi. Recuerdas el plan— le susurró asegurándose que Mikey no la escuchara.

—Si. Encargarte de todo—contestó el ojiazul.

El Hanagaki agarraba de la mano a su ahora esposo y plantó otro beso en sus labios. Manjiro lo vio muy sorprendido por la iniciativa, desvío su vista al ramo de flores que cargaba y le devolvió el beso.

La Boda Où les histoires vivent. Découvrez maintenant