Capítulo 4

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La alarma comenzó a sonar, y marcaba las 6:30. Takemichi fue el primero en levantarse y peinarse un poco.
Despertó a Manjiro con un dulce beso y fue a la cocina a preparar algo para desayunar.

Faltaban unas dos horas para que Draken los llevara al aeropuerto, tenían tiempo para comer y revisar su equipaje.
El Hanagaki cocino un omurice para su esposo, había aprendido a cocinar luego de que Mikey quemara su comida.

Al volver a la habitación encontró a su marido despertandose. Sus cabellos estaban revueltos y sus ojos aún parecían asimilar que se despertó.

—Buenos días querido— saludó el ojigris mirando a Takemichi.

Este aún no procesaba como lo llamó. Su corazón latía rápidamente. Era demasiado lindo verlo.

—Manjiro te preparé un omurice— dijo el ojiazul mostrando orgulloso el plato.

Mikey propuso compartirlo y terminó aceptando tras intentar contradecirlo. Las mejillas regordetas del ojigris eran adorables para Takemichi, no dudo en tocar una y decir "bop".

—Perdón— dijo avergonzado y cubriendo su rostro para que su esposo no lo viera sonrojado.

—Ey. Micchi— lo llamó el pelinegro y se insinuaba sobre el.

—No hagas eso Mikey-kun— trató de hablar, sentía como el ojigris trataba de tocar su miembro.

Este lo sacó y comenzó a masturbarlo lentamente. Veía como Takemichi le pedía que se detuviera, y que al menos dejará su comida de un lado si quería hacer algo más.

El Hanagaki llegó al orgasmo cuando Manjiro presionó su miembro. Se veía hermoso a ojos del Sano, así que recuperaba el aliento para poder también hacerle lo mismo.

No dudo en pasar sus manos por las nalgas de Mikey y masajearlas, provocó que gimiera por los fuertes apretones que le daba. Su esposo estaba encima suyo así que tocó su agujero y comenzó a meter sus dedos.

El ojigris jadeaba ante la acción de su marido, sentía ya tres dedos en su interior, cuando menos lo noto ya no traía nada de ropa y eso daba libertad para que el ojiazul hiciera lo que quisiera con el.

—Take-michi— soltó un gemido para decirle que ya se había venido.

—¿Crees que estas listo?— pregunto el Hanagaki para poder continuar.

—Si. Ya sabes donde están los condones ¿No?— contestó Mikey tomando aire.

Takemichi busco en los cajones y encontró una caja de condones, abrió uno y se lo puso. Aún quedaba tiempo para que Draken fuera a buscarlos, así que aprovecharían de adelantar su "luna de miel".

Poco a poco, el ojiazul inserto su miembro en el agujero de Mikey, soltaba algún que otro gemido, sentía como el interior estaba apretado y lo succionaba.

—Que-ri-do— gimio Manjiro cuando el miembro de Takemichi entró por completo y se comenzó a mover.

Las estocadas fueron subiendo de velocidad, y cada vez eran más rápidas. Mikey se movía de arriba a abajo con ayuda del ojiazul, y se unieron en un apasionado beso.

Takemichi decidió cambiar de posición para seguir penetrandolo. Con Manjiro debajo suyo se había facilitado un poco más la entrada de su miembro, sujetaba las caderas del pelinegro para profundizar sus embestidas.

No tardaron mucho en llegar al orgasmo y quedar agotados por haber tenido sexo matutino. Les quedaba tiempo para otra ronda, pero sería mejor revisar todo, de nuevo, para no olvidar nada.

Ya abajo en sala, abrieron sus maletas para inspeccionar que nada les faltara. Iban a estar una semana completa fuera de Tokio.

—Mikey-kun ¿Qué es eso?— dijo Takemichi señalando lo que tenía su esposo en manos.

La Boda Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ