𝗜𝗩. ¿𝗤𝗨É 𝗗𝗘𝗖𝗜𝗦𝗜Ó𝗡 𝗧𝗢𝗠𝗔𝗥?

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HACE MUCHO TIEMPO EN UNA GALAXIA MUY, MUY LEJANA...

«La reina sin reino», decían. Los inquietantes rumores sobre su poca utilidad para la Primera Orden fueron expandiéndose por los navíos, sin precedente alguno que pudiese sugerir algún castigo. El general Hux estaba demasiado ocupado perfeccionando su arma, esa que tuvo una importante prueba destruyendo tiempo atrás el planeta Dwartii, y naturalmente no prestaba demasiada atención al entorno. Adhara Hux pasaba gran cantidad de tiempo acompañándolo en las misiones, siguiéndolo cual deambulante sombra; rostro inexpresivo, llamativa hermosura para los stormtroopers más atrevidos. Usaba lujosas vestimentas arraigadas a su noble nacimiento, manifestando un significativo poderío durante esas apariciones públicas.

Debido al desinterés e indiferencia mutua, ninguno pretendía o siquiera pensaba en consumar aquel matrimonio, pese a haber mejorado su relación procurando no basarla en incomodidades. Todo marchaba sin disturbios; simples e inexpresivos. Sin embargo, cuando Kylo Ren normalmente estaba cerca de la pareja, Hux parecía enfurecerse para marcar cierta posesividad sobre Adhara usando un lenguaje dominante que, por supuesto, ocasionaba perturbación en ella. Todos suponían se debía a la perpetua rivalidad entre los importantes caballeros.

Enmudecida, flaqueaba a su marido mientras él presentaba los importantes registros al Líder Snoke. Para ser una sala de juntas, en aquel momento solo había tres figuras presentes, además del horrible holograma presentándose cual deidad divina. La presencia de Kylo Ren atormentaba al general, aunque guardaba sus reservas.

— El droide, que no han conseguido hallar, estará pronto en manos de la Resistencia. —dijo Snoke con voz grave, tranquila—. Eso los llevará con Skywalker y les dará un poderoso aliado a su causa. Si Skywalker regresa, nuevos jedi surgirán. Además, la evidente incompetencia del beneficio adquirido abruma nuestras planificaciones.

Kylo Ren permaneció imperturbable, sin hablar ni dar señales de lo que estaba pensando. El general Hux inclinó su cabeza, rindiendo disculpas por impropias equivocaciones, y dio un paso adelante.

— Líder Supremo, asumo toda la responsabilidad por el...

Snoke lo interrumpió.

— No me otorgan sus disculpas ninguna estrategia, general. La incompetencia ha sido evidente durante este tiempo. Tampoco tendría razones para asumir responsabilidades erróneas, después de todo no es culpable del nulo beneficio que Adhara Hux entrega a esta orden. De tener alguna solución, dígala cuánto antes.

— Tengo una propuesta: el arma. Está lista. Creo que es tiempo de usarla. De cualquier manera, ha sido evidente su utilidad. —Hux no pretendió pronunciar esas últimas palabras a la ligera, considerando inmediatamente que ocasionaría incomodidad en su mujer.

— ¿La misma arma que destruyó Dwartii, general?

— Ha quedado bastante claro que funciona; es capaz de seguir su programación basada en muerte y destrucción. —Adhara habló, observando fijamente el holograma—. Resulta innecesario recordarlo cuando sabemos qué y cómo aniquiló una sociedad entera. Mientras sigamos perdiendo tiempo, la Resistencia se hará con el droide y Skywalker regresará dispuesto a cambiar sus planes. Deberíamos ahorrarnos otro discurso, Snoke, y proseguir.

Hux abrió los ojos de par en par, sorprendido por tal imprudencia que desencadenaría temibles consecuencias. Había renunciado a toda inexpresión y tranquilidad dejando en claro que no quería oír más. Principalmente, aborreciendo esa junta.

— Tiene mucha razón. —dijo Snoke con satisfacción—. Extremo. Audaz. Estoy de acuerdo, el tiempo para tales medidas ha llegado. Adelante. Supervise los preparativos necesarios. Usted, Adhara, quédese.

WILDFORCE | Kylo RenWhere stories live. Discover now