IX

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JunMyeon se dio cuenta de lo que había estado haciendo y de cuáles podrían ser las consecuencias. Sintió que le ardían las mejillas. Se dirigió al cuarto de baño. Corrió el pestillo y, temblando, se apoyó en la puerta. ¡Qué ridículo había hecho! No se había dado cuenta de que lo había estado observando mientras SeHun empezaba a desvestirse. ¿Qué demonios lo había hecho comportarse así? Estaba seguro de que ahora SeHun siempre se lo echaría en cara.

Y además tenía que compartir la habitación con él. Menos mal que se había llevado una bata, porque, aunque era de una tela sedosa, al menos no dejaría ninguna parte de su cuerpo sin cubrir. No tendría que pasearse delante de SeHun medio desnudo.

Con ese pensamiento, JunMyeon puso la maleta encima de la cesta de la ropa y sacó el traje de dos piezas que se iba a poner esa noche. No tardó mucho en limpiarse el polvo del viaje y en recomponerse el maquillaje. Después se puso la camisa, el pantalón, los zapatos y el traje. Su pantalón era sencillo, negro y ajustada, la camisa era de color crema muy a la moda y tenía un estampado de lentejuelas que brillaban con la luz. Se cepilló el pelo, recogió sus cosas y volvió al dormitorio.

SeHun ya se había vestido para cenar y JunMyeon tuvo que reconocer una vez más que pocas veces había visto a un hombre al que le sentara tan masculinamente bien el traje. La verdad era que seguramente estuviera igual de guapo con ropa más informal, porque SeHun era sobre todo un hombre que se sentía cómodo consigo mismo. Probablemente esa fuera una de las razones por las que a la mayoría de las personas les resultaba tan atractivo. SeHun tenía la capacidad de saber estar.

SeHun se giró al oír volver a JunMyeon y una enorme sonrisa apareció en su cara.

—Muy guapo, siempre he dicho que tienes mucho estilo, conejito. —alago SeHun observándole cada centímetro.

—La verdad es que he pensado que, si tu madre tiene un mayordomo, seguro que la cena es muy formal. —respondió JunMyeon.

—Por supuesto, incluso cenamos con cubertería de plata. —le confirmó SeHun irónicamente—. De acuerdo, es un poco exagerado, pero así te haces una idea.

—Disfrutas pintando a tu familia como si fueran un puñado de excéntricos, ¿verdad? —regaño JunMyeon bufando.

—Así te sorprenderán menos cuando los conozcas. —advirtió SeHun.

—Estoy empezando a creer que la mitad de las cosas que dices no son verdad. —recrimino JunMyeon entrecerrando los ojos.

—Piensas que ya me estás empezando a conocer, ¿verdad? —susurro SeHun mirándolo de reojo.

—Un poco, pero dije que eras un mentiroso y todavía no he cambiado de opinión. —puntualizo JunMyeon con orgullo.

—¿Ah, no? —cuestiono SeHun acercándose más a JunMyeon.

En eso llamaron a la puerta, ambos se miraron como si se preguntaran si el engaño tendría que comenzar en ese momento. Armándose de valor, SeHun se dirigió hacia la puerta y lo abrió.

Inmediatamente, un aroma a perfume caro impregnó la habitación. Durante unos instantes, lo único que JunMyeon pudo ver fue la espalda de SeHun y unos brazos que le rodeaban el cuello.

—SeHunie. querido, Watson me ha dicho que estabas aquí y no podía dejar de venir a saludarte. —afirmó una voz sensual.

JunMyeon observó en silencio cómo SeHun trataba de escapar de los tentáculos que lo aprisionaban. Las manos de SeHun sujetaban con fuerza los brazos de ella, tratando de que se desprendieran del cuello, pero la mujer no se lo iba a poner tan fácil. A JunMyeon no le gustaba nada la situación. Se dirigió hacia la puerta, la abrió completamente y pudo ver a SeHun y a una pelinegra sexy de ojos azules que lo tenía en sus garras. JunMyeon estaba seguro de que únicamente podía tratarse de Jennie y en ese caso tenía que hacer algo.

—Hola. —saludó JunMyeon con una timidez que ocultaba su verdadera intención—. Déjeme que la ayude. —dijo a Jennie agarrando uno de los brazos—, me parece que se ha quedado atrapada en algo que no le pertenece.

Jennie emitió un pequeño grito de asombro, dio un paso hacia atrás y liberó a SeHun

—Debería tener más cuidado con quién se queda enganchada, señora Oh. —advirtió JunMyeon con frialdad.

—¿Y tú quién eres? —preguntó Jennie a JunMyeon con desprecio.

—Kim JunMyeon. —se presentó JunMyeon con mucha educación.

—Debes de ser el último de SeHun. —dijo Jennie con sarcasmo.

JunMyeon se enfureció. Normalmente no sentía antipatía por nadie de manera instantánea, pero en el caso de Jennie era diferente. Era el tipo de mujer que solo podía crear problemas. Llevaba un llamativo vestido rojo que se ajustaba a las pocas curvas de su cuerpo dejando muy poco para la imaginación.

—Así es. Y tú eres Jennie... la mujer de su padre. —recordó SeHun molesto.

—SeHunie, cariño, tu novio parece muy posesivo. —dijo Jennie de manera fulminante—. Ten cuidado o de lo contrario te tendrá bajo su control antes de que te des cuenta.

—Me arriesgaré si es necesario. —respondió SeHun tomando la mano de JunMyeon.

—Bueno, bueno, debe de tener algo que las demás no tenían. —susurro Jennie con malicia.

—Desde luego que sí. —dijo JunMyeon mirando con complicidad a Jennie

—Cuéntanos el secreto SeHun. ¿Qué tiene este chico que no tengan los demás? —cuestiono Jennie enojada y humillada.

—Bueno, en primer lugar, yo no estoy casado. —se atrevió a decirle JunMyeon.

—Querido, no te creas que SeHun se va a casar contigo, no es ese tipo de hombre. —explico Jennie con malicia.

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subi esto por las dos personitas que comentaron <3 pero nos quedaremos aqui gente porque debo escribir las demas y aparte tienen tiempo de comentar las demas historias 7-7 comenten que lo hago con mucha ganas y miren que yo si actualizo seguido eh por no decir diario.

Novios por una semana_SEHODonde viven las historias. Descúbrelo ahora