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La  Chica de ls ojos de
Otoño


        Una ruidosa carcajada sale de mi boca haciendo que ambos se unan a mi. Santiago Heredia, el castaño alto de ojos miel era el mayor por sólo cinco minutos con dieciséis años, poseía un carácter maduro y un tanto racional a diferencia de su hermano Ithan, ese rubio de ojos café oscuro tenía un humor bastante, ¿Cómo decirlo? Bastante fresco, pero era bastante inteligente. Sin embargo, con excepción de las pecas, los dientes  y el color de ojos, ambos eran simplemente dos replicas exactamente iguales. Desde la fisonomía fina de su cara, hasta el delgado, moreno y larguiducho cuerpo, pues seguramente estaban a pocos centímetros de un metro con ochenta.

Los gemelos Heredia eran de Puebla, un bello estado dentro de México, sus padres en ese entonces eran dueños de un viñedo y eran una familia muy respetada por el pueblo en el que vivían. Sin embargo, cuando este terminó en llamas por un descuido debido al alcohol, sus padres decidieron que debían dejarlo todo y los mandaron a Venecia donde la familia de su padre aguardaba por su llegada. Los dos al poco tiempo se dedicaron a ser carteristas cuando su situación económica bajo drásticamente después de que su abuelo se jubilará y enfermase, eso les permitió llevar una "buena" vida, hasta que un policía los atrapó con las manos en la masa en el puente de los suspiros. Fueron procesados y luego encerrados aquí.

—Cuando nosotros llegamos el director Masini tenía toda la cholla calva—exclamó Ithan sosteniendo su estómago para contener la risa—Yo creo que ahora usa peluquín.

—Bueno ya, no sigas o podrán escucharte—le interrumpió Santiago tomando asiento en una de las mesas vacías.

—Mi parte favorita siempre es el almuerzo—me susurró el rubio.

—¿Por qué?

— ¿Por que será? El niño es un pervertido—me contestó Santi arqueando una ceja.

—¿Acaso no has prestado atención Jungkook? El único momento del día en que hacemos al menos contacto visual con las mujeres es durante el almuerzo—explicó el menor.

—Ellas ni siquiera saben qué existes hermanito, supéralo y simplemente come—le calló el castaño.

—La comida de hoy es incluso más horrible que la de ayer—se quejó observando el plato al frente suyo—¿Sólo observa esta catástrofe amigo? El haggis con coliflor, es una pésima idea. Extraño mucho la pasta que hacía mi abuela o el mole poblano de mi mamá.

—Jamás he probado un haggis, ¿Qué es?—pregunte.

—Es un estómago de oveja. Claramente, no lo recomiendo.

—¿Siempre sirven esta clase de comida?

—Por lo general comemos lo que es el riñón de vaca, el ñoquis, o mondongo que son partes del estómago de la vaca guisadas, no hay que hablar mucho sobre él, es simplemente un asco. También la morcilla, esta hecho de sangre coagulada. Una vez sirvieron espagueti, no estaba tan mal, pero eso es comúnmente en navidad—me respondió Santiago dándole un sorbo a su vaso con agua—Es cuando el director nos visita y evalúa, el es quien mantiene contacto directo con el juez.

—Entiendo—susurre tratando de cortar aquel estómago en mi plato. Pero simplemente las nauseas terminaron invadiéndome así que eleve la vista para calmar las arcadas.

Porque si el L⃨O⃨B⃨O⃨ aparece...Where stories live. Discover now