El funeral? Fue lindo, muy pacífico, pero la tristeza desbordaba a mares.

Itachi no podía dejar de culparse por no poder haber hecho más por su hermano menor, entonces decidió darle la más magnífica de las despedidas, al menos en lo que se puso permitir.

Todos y cada uno de sus conocidos fueron, sabiendo por fin la razón de su ausencia.

Y entre todos los presentes, había un chico rubio.

Un chico rubio que no lloró.

Porque ya no tenía más largrimas para poder llorar.

Un chico rubio que no gritó.

Porque no tenía voz alguna para poder hacerlo.

Un chico que no podía expresar aquella soledad abrumante y aquella tristeza ahogadora que lo consumian.

Porque no se sentía con el derecho de lamentarse sin haber pasado los últimos momentos con su mejor amigo.

Aquella persona que más amaba en el mundo.

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