CAPÍTULO 5

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La fiesta de te había culminado estupendamente, la condesa Vital había sido una gran anfitriona.

Navier había salido de allí con una buena impresión de ella. Además de que, como suponían Laura y Eliza, venir aqui la había ayudado a relajarse.

Sin embargo, fue momentáneo, en el momento en que subió al carruaje para regresar al palacio la cabeza de Navier empezo a pensar en que hacer con el hombre al que había ordenado se llevarán para tratarlo.

"La emperatriz llevo a un hombre desconocido a su palacio ¿Será este su primer concubino?"

Ya estaba imaginando la clase de chismes que estarían recorriendo la capital...

Y lo que más rondaba su cabeza: hoy era una de las dos cenas por semana donde el emperador y la emperatriz compartan la mesa.

¿El emperador preguntaría por aquel hombre? Eso lo averiguaría en unas horas.

♦️♦️♦️


Después de llegar a su palacio y encargarse de algunos asuntos menores, Navier pudo ir donde se encontraba aquel hombre.

Cuando la emperatriz llegó este ya se encontraba despierto y ya le habían dado el adelanto de que su brazo había sido tratado sin problemas.

Al entrar ambos se observaron con una sensación de "te conozco pero nunca te he visto en mi vida" en sus corazones.

— ¿No dices nada? Estás frente a Su Majestad la Emperatriz.

— ...

Rasaat estaba atónito. ¿Emperatriz? Ciertamente se veía como una... No, era más como un ángel.

Mientras tanto Laura y Eliza se encontraban nerviosas, era un desconocido y aunque fuese un noble no dejarían que se quedará a solas con la emperatriz, o eso pensaban hasta que...

— Salgan.

— ¿Eh?

La emperatriz les había dicho que salieran de la habitación.

— Su majestad, esta herido pero sigue siendo un hombre desconocido, quedarse a solas con el... ¿No cree que es arriesgado? — Dijo Laura.

Objetar las palabras de uno de los gobernantes del imperio era impensable para la mayoría, pero estando a solas las doncellas cercanas a la emperatriz daban sus opiniones, sabiendo que a quien servían no era una persona despiadada y que lo escucharía.

— Lo se, pero no puedo explicarles el por qué en estos momentos. Solo salgan...

Con muchas dudas las doncellas salieron, pero por supuesto se quedaron afuera cerca de la puerta esperando que nada malo pasará, y de pasar entrarían de inmediato.

♦️♦️♦️

¿Habían pasado quizas 5 minutos? Ninguno de los dos había dicho nada desde que los sirvientes salieron del cuarto.

Navier camino a un lado de la habitación y se sentó en una de las sillas. Después, decidió ser quien rompiera el silencio y preguntó.

— ¿Quién eres?

Quizás, preguntar "¿Cómo te encuentras?" Habrá sido una mejor pregunta para iniciar, pero en estos momentos lo que Navier quería eran respuestas.

— ... Me llamo Rasaat.

— ¿No dirás tú apellido?

— ... No tengo tal cosa.

Entonces la suposición de que no era un noble se fortaleció, por supuesto los hijos ilegítimos tampoco lo tienen en algunos casos, pero...

— ¿Eres un esclavo?

Quería preguntar muchas cosas pero Navier sabia que solo lo aturdiria si de repente preguntaba "¿Tienes alguna relación con la mujer escalofriante que se aparece en mis sueños todas la noches?"

Hasta este momento la presencia de Navier había mantenido en calma la mente de Rasaat, sin embargo, en cuanto escucho esas palabras su conciencia choco con la realidad... Era cierto ¿Que hacia en ese lugar? No recordaba muy bien las cosas que habían sucedido en las últimas horas...

Ante el silencio y su visible cambio de semblante ante la pregunta, Navier asumió una respuesta y  lanzo otras preguntas.

— Si eres un esclavo ¿Que hacías allí? ¿Eres un fugitivo?

¡Si, era un fugitivo!

Los recuerdos de los días infernales pasaron ante los ojos de Rasaat. Su piel se erizo del miedo y se puso pálido en instantes.

Sin pensarlo dos veces, Rasaat salto de la cama y hundió la cabeza en el suelo, haciendo una gran reverencia.

— ¡Por favor, no me lleve de regreso! Se lo suplico...

Su voz se ahogo y comenzó a llorar intensamente.

Navier se quedó atónita, sin haber esperado esto en absoluto.

Ante el ruido, las doncellas entraron inmediatamente en la habitación y se pararon interponiendo se entre el desconocido y la emperatriz, como si de un muro de carne se tratara.

— ¿Se encuentra bien?

Navier se llevó la palma derecha a la cara ¿Que haría ahora? Rasaat aún estaba con la cara en el piso, repitiendo lo mismo una y otra vez sin parar. Estaba aterrorizado, no lo podía creer.

"¿Que tan mal hay que tratar a una persona para que ruegue no volver allí de esta manera?"

—  Estoy bien. — Dijo la Emperatriz, tratando de calmar a todos.

El médico y un caballero tomaron a Rasaat de los brazos y con cuidado lo devolvieron a la cama.

— Su Majestad, está muy alterado, quizás sea mejor continuar esto en otro momento.

Ante esas palabras Navier salió de allí junto a sus doncellas.

— Majestad ¿Realmente se encuentra bien? — Pregunto Eliza.

— Si...

Navier dio una respuesta corta, ahora todo lo que pensaba era en que hacer ahora. Repentinamente una doncella dijo:

— ¿Majestad, no debería ir a su habitación? Dentro de pronto será su cena con el Emperador...

Era cierto... Y hasta el momento Navier lo había olvidado.

Después de eso fue a su habitación a prepararse para la ocasión.

♦️♦️♦️

Las sirvientas había vestido y adornado a la Emperatriz de manera apresurada, pero el resultado era hermoso. Después de que las decoraciones y elogios terminaron Navier fue al edificio donde se hospedaba el Emperador y tomo su lugar en la mesa enorme preparada para ellos.

Y de forma inesperada, Sovieshu soltó la pregunta poco después de iniciar la cena.

— Escuché que la Emperatriz fue por allí y recogió a un buen moso de la calle, eso o un esclavo fugitivo ¿Es cierto?

♦️ CONTINUARÁ...

En estos días puede que actualice mis otras dos historias también :D

In Another UniverseWhere stories live. Discover now