Capítulo 3

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Capítulo 3

Los viernes siempre son ruidosos en la oficina, los empleados están extasiados por tener dos días libres. Pero no este viernes. Siempre el 8 de marzo la oficina está en absoluto silencio. Con el miedo de molestar al jefe, que durante este día siempre tiene un humor horrible, y ser despedido

Nathaniel no es un jefe horrible, siempre es justo, y nunca trata de ser un tirano, pero en este día, siempre olvida sus buenos modales, y cualquier falla lo saca de sus casillas

No sé si es realmente porque su esposa murió, o porque es cuando Nicholas más pregunta por su mamá, o porque Martha se pasa todo el día en la oficina, ladrando órdenes, remarcando cada error de Nathaniel, y haciendo llorar a su nieto

Nathaniel Volkov, desde que llegué a trabajar aquí, ha dejado claro una cosa. Su hijo, jamás, nunca en esta vida, irá a la misa conmemorativa de Hope Henderson. No está de más decir que Martha odia con cada fibra de su ser eso. Odia no ser capaz de controlar a Nathaniel, como si fuera una marioneta

—¿Por qué siempre que vengo, solo estás sentada detrás de ese escritorio?—resistí mi impulso de volcar los ojos ante el comentario de Martha, y le ofrecí la sonrisa más falsa de mi repertorio

—Porque para eso me pagan, señora Henderson. Para estar sentada detrás del escritorio, y evitar que visitas no deseadas pasen sin cita a la oficina del señor Volkov

—Yo no ocupo una cita. Soy su suegra

—Abuela de su hijo, técnicamente—Jonathan corrigió detrás de ella, ganándose una mirada de desprecio absoluto

—Veo que sigue en esta oficina, señor Romani. Creía que Nathaniel era más listo, y había dejado en el pasado amistades innecesarias como la suya

—Oh, créame Martha, Nate sí que dejó relaciones innecesarias en el pasado, ¿o necesita que le recuerde sobre eso?—Jonathan es como una piedra en el zapato, molesta. Y su víctima del día de hoy en definitiva será Martha—Adessa, avísale a Nate que estoy aquí, ya que yo sí tengo una cita

—Por supuesto, señor Romani—tome el teléfono entre mis manos y conecte mi llamada, al teléfono del jefe

¿Qué sucede, Adessa?

—El señor Romani se encuentra aquí afuera

Dile que pase, solo él. Ya escuché a Martha y no estoy de ánimos para soportar sus tonterías. Dile que vaya a casa, o lamentará no haberlo hecho—colgó sin más y guardé mi sonrisa de satisfacción

—El señor Volkov dice que puede pasar señor Romani. Señora Henderson, es mejor que se retire, el señor no se encuentra con ánimos el día de hoy

—Yo voy a pasar...

—Dijo que fuera a casa, o lo iba a lamentar—Jonathan silbó y se adentro a la oficina de Nate—Las dos sabemos que el jefe es un hombre de armas tomar. Vaya a casa, prepárese para la misa de su hija, y evite más problemas. Y de paso, me los evita a mí también

—Esto no se va a quedar así

Refunfuñando abandonó la oficina, cuando por fin salió de mi vista, pude respirar aire fresco, y de forma tranquila. Los músculos que no sabía que tenía tensos, descansaron por fin

El resto del día pasó volando, papá me mandó dos mensajes avisando que había llegado sano y salvo a casa del tío Jonas. Mientras que mamá solo envió uno diciendo "estoy aquí". Taylor me recogió y me llevó directamente a casa del jefe

—Hola, Gail, ¿cómo estás?—saludé a la ama de llaves, quien me recibió con una sonrisa amable

—Muy bien, señorita Adessa. El niño Volkov se encuentra en su habitación, y la pequeña maleta que Taylor hizo llegar hace unas horas, se encuentra en la habitación de siempre

LimerenceWhere stories live. Discover now