Capítulo Nueve.

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Luego de una larga media hora, el rubio volvió y se sentó en su cama de nuevo, mientras el oji-amarillo lo seguía con la mirada. 

—¿Te perdiste yendo al baño? 

—No, pero, cuando salí de hacer lo mío, me crucé con la enfermera que me cuida y me dijo que vaya a comer algo a la cafetería del hospital, y bueno, aproveche. Total, me dijiste que me ibas a esperar, incluso por siempre ¿No es así? -Le dedicó una sonrisa. 

Poco a poco, los viejos momentos y las costumbres entre ellos, se irían recuperando. 

—Por supuesto... -No quería empezar con la conversación, pero tenía qué. —¿Ahora me podrás contar lo qué me perdí? 

—Claro, sí. -Pensó un poco sobre cómo y qué empezar a relatarle a su ángel guardián. —Bueno, por ahora solo te contaré sobre lo que le sucedió a mis padres... 

Vio cómo el peli-celeste le asintió en señal de que prosiga, inhaló un poco de aire y empezó a hablar. 

—Mis padres se separaron hace dos años aproximadamente, no por una infidelidad o algo por el estilo, simplemente se acabó el amor entre ellos y no querían estar con alguien que ya no amaban. Además, Himawari y yo, ya teníamos la edad suficiente como para entenderlos y apoyar su decisión.  

—Es una pena, ellos se veían lindos juntos... -Se lamentó Mitsuki. 

—¡Lo sé! Pero luego de verlos separados, se veían más felices que hace unos meses atrás, así que yo estaba feliz también. -Puso una expresión pensativa, recordando la línea de tiempo de su vida. —Y bueno, Himawari ya había entrado a una universidad cerca de donde se iba a mudar mamá, que es en otra ciudad, así que decidieron irse juntas, yo me quedé en casa con papá... 

El joven adulto dejó de hablar por un rato, pensando en todos los momentos que tuvo con sus padres luego de la ayuda de Mitsuki, sí que fueron los mejores. En su cara se formó una sonrisa nostálgica. 

—Bueno, luego de eso, al año conseguí trabajo, y quería ahorrar para poderme comprar algo propio para vivir... Pero bueno, me despidieron hace nada y ya sabes lo que le pasó a papá... Ahora no sé cómo enfrentar a mamá y a Himawari... 

—Boruto... Sé que es cruel que te diga esto pero... -Lo miraba fijamente mientras hablaba. —¿Cómo se hubieran sentido Hinata e Himawari al saber que tanto Naruto como tú, se fueron...? Dudo que bien... 

—Tienes razón, Mitsuki... -Suspiró lamentándose. —Hace tanto que no escucho a mi voz de la razón. 

—Yo diría que las llames y les digas todo, podrían venir a verte, o invitarte a estar con ellas todo el tiempo que necesites. Es mejor pasar una pérdida con alguien, que estando solo. 

—Sé que estás en lo correcto en lo de decirles, pero me da tanto miedo... 

—Escucha. -Le tomó del hombro y acercó sus cabezas. —Estaré a tu lado mientras las llames ¿Te acuerdas como me dijiste hace tiempo que los abrazos te calmaban? -El rubio asintió. —Entonces, te abrazaré durante toda la llamada ¿Qué te parece la idea? 

—Podría funcionar. Pero, ¿Podríamos hacer la llamada mañana? Ahora solamente quiero pensar en que les voy a decir. 

—Está bien, Boruto, está bien... -Sacó su brazo de su hombro y la puso sobre su mano. 

El resto del día pasó sin otros problemas, Boruto recibió otras visitas de la enfermera para hacer chequeos, y en una de ellas había traído al doctor a cargo, él le habló que en los próximos días un psicólogo del hospital le iba a ver y corroborar como se encontraba. Boruto le dijo que iba a aceptar esta sesión, pero solo quería verlo esta vez por ahora, le explicó que ya le hablaría a sus familiares de lo que sucedió y de su condición, e intentaría ver si estar con ellos le ayudaría algo, y si no funcionaba, iba a volver con el psicólogo y esta vez, iba a tomar más sesiones.

Ángel Guardián | Borumitsu Where stories live. Discover now