🪶── Louis es un enorme aficionado a la lectura y suele visitar la misma biblioteca diariamente, en busca de nuevas lecturas. Lleva acudiendo a aquella biblioteca por años, pero nunca había tenido oportunidad de conocer al propietario del lugar...
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La biblioteca estaba distribuida como una casa.
Bueno, una muy gran casa, de hecho.
Tenía tres pisos; la primera planta estaba formada por cuatro habitaciones repletas de estantes con miles e incontables libros. Esta primera planta estaba abierta durante el día para cualquiera que deseara tomar prestado un libro. Había un pequeño sistema para saber cuál era la fecha en la cual debías devolver el libro que tomaste, pero no era una biblioteca muy conocida y no asistía demasiada gente, por lo que nunca había inconvenientes ni problemas con ello. Además, todo era controlado por una bibliotecaria que trabajaba allí, y a veces, se turnaba con otra compañera.
A diferencia de esta planta, las otras dos eran privadas. Nadie nunca había visto cómo eran, pero Louis suponía que allí viviría el dueño de la casa y, por ende, de la biblioteca.
Era una casa enorme, bastante antigua y preciosa, por lo tanto, su dueño debería de tener una edad bastante elevada y poseer bastante poder adquisitivo.
Y Louis no deseaba molestar a nadie. Simplemente, dejaría su libro y se iría.
O bueno... tal vez tomaría otro prestado, pero solo uno. Y lo devolvería, obviamente, que lo haría. Nadie tenía porque darse cuenta.
Comenzó a buscar entre las pilas de libros y secciones de estantes, una vez llegó al estante indicado, dejó el libro. Eran extremadamente altos, de unos tres metros o incluso cuatro.
Mientras observaba el estante, un libro llamó su atención. Debía de admitir que era un fanático de la literatura clásica, tradicional y las obras teatrales, pero nunca antes había leído Macbeth, de Shakespeare. No por alguna razón aparente, únicamente en sus veinticuatro años de vida, nunca había encontrado la ocasión.
Bueno, hasta ahora.
Louis siempre había sido un Omega de bastante baja estatura, incluso para ser de la casta que era. Aquello nunca había llegado a ser una molestia o un problema como tal para él. Pero sí lo era en ese momento. El libro no estaba completamente en la ''cima'' del estante, pero estaba en un punto que él no alcanzaba.
Debería de tomar una escalera para poder alcanzarlo, pero no había ninguna en esa sala y sería muy difícil para él transportar una de otra sala hasta allí, además que aquella simple acción ocasionaría demasiado ruido y, por ende, problemas. Louis no podía permitirse aquello.
Por lo que decidió que colocarse de puntitas y estirar uno de sus brazos lo máximo posible sería la mejor idea. Sus deditos estaban a escasos centímetros de rozar la suave cobertura de la portada, cuando lo escuchó por primera vez.
—¿Shakespeare, hm? —habló una voz grave detrás de él, repentinamente. Louis dio un respingo y cubrió su pecho con sus manos, en la zona del corazón, para calmar sus latidos. Su pulso iba a mil por hora y no se veía con las fuerzas suficientes como para darse la vuelta, le habían descubierto. Posiblemente, aquello tendría una gran repercusión para él, tal vez debería pagar o acudir a comisaría, ya que, al fin y al cabo, había allanado una casa. Y era cierto el hecho de que no tenía idea alguna de qué tipo de medidas se tomaban en estas situaciones, pero evidentemente estaba asustado por ello. —Uh... ¿Estás bien?
