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Tardé muy poco en llegar a casa. Afortunadamente, vivía a solo dos calles del instituto, así que pasé simplemente cinco minutos vigilando constantemente mi espalda para asegurarme de que nadie me seguía. Aunque conocía bien el camino, cada momento se volvía una pequeña tortura en un mundo donde caminar sola de noche siendo una chica joven no era precisamente seguro.

Eran las doce y media pasadas, mucho más tarde de lo que normalmente se me permitía estar fuera de casa, por eso agradecí que mi madre estuviera cuidando de mi abuela. Ella vivía sola desde que mi abuelo falleció después de sufrir un infarto. Siempre se había arreglado bien por sí misma. Era muy feliz con sus treinta gatos, dos perros y su lorito, Punchi. Sin embargo, hace poco empezó a tener problemas de riñón, corazón y otras enfermedades que ni siquiera sabía pronunciar... Desde que comenzó la diálisis, mi madre pasaba la mayor parte del tiempo en su casa cuidándola. No era que mi abuela no quisiera venir a vivir con nosotras, sino que ya no podía subir tantas escaleras. Supongo que en momentos como aquel, había una gran diferencia entre vivir en un segundo piso sin ascensor y vivir en una planta baja.

Sabía que le había prometido a Alison que la llamaría en cuanto llegara a casa, pero necesitaba urgentemente una ducha de agua caliente para quitarme el frío y esa sensación pegajosa que me había dejado el alcohol en todo el cuerpo.

Abrí el grifo de la bañera y dejé que el chorro cayera unos segundos antes de sumergirme debajo del agua. Aquello me relajaba de verdad. Era como encontrar un oasis de paz mental donde por fin conseguía desconectar y dejar de pensar. Después de enjabonarme el pelo, cogí la esponja y y me froté el cuerpo con energía. Necesitaba deshacerme inmediatamente del olor a alcohol, pero lo que más me importaba era borrar de mi mente la imagen de Álex con aquella chica. Dios, me entraban ganas de vomitar cada vez que lo volvía a recordar. A veces me daban ganas de reírme y el resto del tiempo solo quería llorar. No estaba preparada para terminar nuestra relación; en ocasiones, mi debilidad por Álex rozaba la desesperación y él lo sabía. Pero el verdadero problema no era ese, sino que lo conocía lo suficientemente bien como para intuir que intentaría aprovecharse de eso en algún momento.

Salí de la bañera con los ojos mucho más hinchados que antes después de haber estado llorando un rato. Todo lo que quería era encerrarme en mi cuarto, meterme en la cama y dormir. Después de envolverme en una toalla y secarme el pelo rápidamente, me puse una camiseta de tirantes a juego con unos pantalones muy cortitos que se ajustaban a mi figura como una segunda piel. Estaba a punto de irme a mi habitación, apagar el interruptor de la luz y desconectar por completo el resto de la noche... Estuve a punto de hacerlo hasta que recordé que me había olvidado por completo de decirle a Alison que había llegado a casa.

Cogí el móvil de la mesita de noche y salí al balcón para tomar un poco de aire mientras le mandaba un mensaje.

Hace rato que he llegado a casa.

Perdona por no avisarte antes, acabo de salir de la ducha.

Tenía un montón de llamadas perdidas y muchísimos mensajes; en la mayoría parecía preocupada, pero en algunos solo me mandaba a la mierda como diez veces. Estaba segura de que tanto ella como Natalia seguían en la fiesta pasándoselo en grande, aunque por un momento me la imaginé volviendo a casa con un cabreo descomunal y recé para que no quisiera matarme.

Te voy a matar, Katherine Holt.😡

He estado a punto de llamar a la policía y casi...

Bloqueé el móvil antes de terminar de leer el mensaje. No necesitaba ser adivina para saber que después de la preocupación solo vendrían reproches y más reproches. Así que, en vez de responderle con la primera excusa que se me ocurrió, me apoyé en la barandilla de cristal y respiré hondo. Me sentía mal de nuevo, como era de esperar. Lo único que quería, o mejor dicho, lo único que de verdad necesitaba, era despertarme al día siguiente con una buena resaca que pudiera justificar todo lo que había visto. Esperaba que la imagen que no dejaba de darme vueltas en la cabeza fuera simplemente producto de mi imaginación distorsionada por el alcohol... aunque en el fondo sabía que no estaba lo suficientemente borracha como para convencerme de algo tan absurdo.

ɴᴏ ᴘᴜᴇᴅᴏ ᴅᴇᴊᴀʀ ᴅᴇ QᴜᴇʀᴇʀᴛᴇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora