+18 |SANZU|

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au. violencia. sexo. drogas. tóxicidad.

✧\(>o<)ノ✧

Cuando puso pie en el ojo tuerto supo enseguida que estaba en el lado equivocado de la ciudad. Ni bien entró pudo sentir un cambio rotundo en el aire que respiraba. Sintió como todos los presentes la miraban sin escrúpulos intentando hacerla sentir fuera de lugar, por lo que se irguió caminando con la frente en alto y los ojos clavados en su objetivo. No fue difícil divisarlos. La mayoría de los integrantes de Bonten estaban sentados en la mesa más alejada del público casi al final del bar, rodeados de dos perros rabiosos. Ángel le había encomendado una tarea sencilla y sin importar qué, iba a cumplirla. 

Se acercó con un papel en mano y la mayor cara de negocio que pudo concebir. Cuando estuvo a menos de cinco metros de la mesa escuchó los gruñidos de los perros, por lo que clavando la mirada en el líder de Bonten, buscó en el bolsillo de su campera negra, sacó un pedazo de carne cruda y se la tiró a los perros para luego acercarse y acariciarlos susurrando unas palabras en su idioma natal. 

Pudo jurar que escuchó a Mikey soltar una risa antipática, pero divertida. 

—¿Qué tenemos por acá?— Preguntó un Takeomi Akashi mientras se prendía un cigarrillo y se lo llevaba a la boca con desdén.—¿Acaso dejaron entrar una rata? Hay que empezar a mejorar la seguridad del bar Mikey...

—No vengo a verte a vos, pero no hace falta que te pongas celoso— replicó ella rápidamente mirándolo de arriba a abajo con asco.

Akashi soltó un bufido y llevó su mano a su cinturón donde guardaba su arma todavía enfundada.

—¿Qué te trae por acá? No recuerdo que las valquirias tuvieran permiso de venir por éstos lados— Le preguntó yendo directo al grano Rindou Haitani. Estaba sentado al lado de su hermano y ni siquiera había levantando su cabeza de la fina carne que estaba cenando para mirarla a los ojos cuando habló. A pesar de su desinterés le había dirigido la palabra y esperaba impaciente una respuesta. 

—No hablo con gente que no me mira a los ojos...— gruñó imperativamente sabiendo que estaba excediéndose. Los hermanos la miraron con una sonrisa sádica desplegada por sus rostros. Estaban a un pelo de comerla viva. 

—Suficiente Rina, no intentes masticar más de lo que podes tragar— Advirtió la voz grave del líder. Rina lo miró y asintió haciendo una pequeña reverencia. Sentía muchísimo respeto por él, pero el resto de Bonten podían chuparle bien el culo. 

—Perdón Mikey, vine a verte, me manda Ángel con una nota para vos— Levantó la cabeza ignorando al resto de los payasos que estaban listos para despedazarla. Mikey soltó una pequeñísima sonrisa ante el nombre de Ángel. Tenían más historia y demonios compartidos de lo que alguno de los presentes en la sala podrían llegar a imaginarse. 

TOKYO REVENGERS // ONE SHOTsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora