ଘ Prólogo

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Y ahí estaba yo, rodeado de muchas personas homosexuales, ¿Dónde? Exactamente en un bar gay, solo porque el imbécil de Alemania insistió en que lo acompañará ya que Rusia estaba en una "cita", entre comillas porque sabía que se estaba cogiendo a su querido novio. Debía hacer un gran esfuerzo como para ver alrededor, la música era demasiado fuerte para mí gusto, solo podía ver como es que chicos se besaban en lugares muy notorios, se iban a los sofás a quien sabe que hacer y algunos solo bailaban entre sí, eso era lo ¿mejor? No, no lo sé, ¿Alemania me creería si le digo que soy homofobico? Mmmm... no, en absoluto, en una de estas cosas me besé a 3 chicos, ojalá no terminar así de nuevo.

- ¡Alemania! - gritar era la única forma de comunicarnos.

- DIME - él solo estaba con alguien.

- ¡Iré a la barra! - le señalé el lugar donde estaría sentado - ¡No te olvides pedazo de imbécil!

A lo que se limito a asentir con la cabeza, ya que, a probar los deliciosos tragos de este lugar, ruego que sean deliciosos.

Miré al encargado y me sorprendí un poco. Era un chico parecido a un niño, con pelo rojizo teñido, los ojos no podía verlos con claridad por las luces del lugar pero aún así eran hermosos, podría jurar que no pasaba de los 1.69 m, ¿cuál será su edad?

- ¿Qué vas a beber? - ¡Hasta su voz parecía ser de un ángel! ¿Será mi ángel? Usa, que te pasa, no has bebido nada y ya alucinas.

- Dame lo más fuerte de aquí - no me malinterpreten, no quiero demostrar poder aguantar el alcohol... bueno si, pero no es el punto, oí que sus tragos son ¿bajos?

- Bueno - al decir eso empezó a mezclar muchos líquidos, no le presté mucha atención en esa parte, voltee a observar el lugar y sí, estaba peor que antes ¡¿eso era un trío?! ESPERA, ¡ESE ES ALEMANIA! QUE DEMONIOS HACE AHÍ, haré como que no vi eso.

Me rasqué la mejilla, disimulando mi sorpresa, y miré hacia un costado. Me quedé observando al chico y sus movimientos, hasta que acercó el vaso. Miré este y tomé pocos sorbos, era algo dulce pero el alcohol no era cualquiera, era ron y del fuerte, yo puedo.

- Dame otro.

- ¿ah? Oye, ¿alguien vino contigo? Si sabes que eso te hará efecto un poco después ¿no? No quiero que digan que un chico murió por mi culpa o algo así - y con eso volteó, ¿el trago era demasiado fuerte como para eso? Demonios América debes medir el alcohol que tomas, como piensas llegar a casa así, muy mal.

Hubo un momento en que volteó, como si esperase mi respuesta, sus ojos ¿marrones? No, ámbar, me miraron fijamente y los míos también.

- Me pareces atractivo.

Sonreí satisfecho al ver que sus mejillas se habían puesto coloradas y su iris había detonado un pequeño brillo, apenas visible con las luces del bar, pero no lo suficientemente discreto como para mi.

- Muy lindo.

No contestó, solo siguió rojo con el ceño fruncido.

- Odio a las personas como tú.

- ¿Qué? ¿Por qué? No hice nada malo.

- Realmente los odio.

Ladeé los ojos al entender que él no iba a dejar que me explicara o si quiera buscar el porqué me dice eso. Bueno, iba a tratar de hacerlo, hasta que Alemania se acercó a mí desde atrás y me dió un susto. Casi caigo de esas tontas sillas.

- ¡Debemos irnos ya! - su rostro reflejaba ¿miedo? - ¡Ya son las 4 am! ¡¿Por qué no me avisaste?!

- ¿Ya? - pregunté, arqueando una ceja y tratando de mirar el reloj en mi muñeca. Realmente no quería irme aún, deseaba seguir hablando con ese lindo chico.

- ¡Sí, o papá se molestará! ¿Quieres tú hablar con mi papá enfadado?

Definitivamente esa no es una opción, negué con la cabeza, hablar con el padre de Alemania da miedo - vamónos entonces.

Saqué mi billetera y pagué por el trago, aunque creo que era demás pues el precio no sabía, me subí a la silla de la barra, me incliné un poco y besé la mejilla de ese ángel.

- ¡América! - Alemania tiró de mi y ni siquiera me dejó hablar - ¡No debes besar personas que no te conocen!

Suspiré asintiendo, bajé del asiento
antes de que ese idiota me haga caer. Me arrastró hasta la salida, ahí voltee a verlo. Sus mejillas estaban igual de rojas que antes, hablaba con otro chico señalando hacia mí. Solo podía ver que negaba muchas veces y parecía regañarlo ¿Acaso lo despedirán por mi culpa?

Quizás, pensé, puede que sea la última vez que venga a este lugar, no sin antes pedir disculpas por si lo llegasen a despedir. Aunque era obvio que olvidaría todo lo ocurrido en esas horas.

Muchas gracias señor alcohol.

💭⌇ 𝐂𝐨𝐦𝐨 𝐝𝐞𝐣𝐚𝐫 𝐝𝐞 𝐬𝐞𝐫 𝐡𝐞𝐭𝐞𝐫𝐨 𝐜𝐨𝐧 𝐜𝐢𝐧𝐜𝐨 𝐛𝐞𝐬𝐨𝐬 Where stories live. Discover now