Sin aliento ™️ [Daryl Dixon]

→ 7. Unexpected help

« 0.7 Ayuda inesperada »

╮(╯_╰)╭

Insegura, aceleré la moto hacia dentro del bosque dirigiéndome hacia la granja.

- No sé porque hago esto - me digo a mi misma entre regañadientes.

El sonido de los gruñidos llama mi atención haciéndome parar la moto y mirar hacia ambos lados.

¿Pero qué?, pienso al ver el gran rebaño de caminantes que estaban esparcidos por todo el valle.

Alerta, miro hacia todos los lados buscando algún superviviente, y justo cuando creí que no había nadie, la veo.

Sí señores y señoras, Lori Grimes corre despavorida mientras intenta perder unos cuantos zombies que van detrás de ella.

Suelto un bufido y me dirigo hacia ella, ya a su lado ésta me mira expectante.

- Vamos - la apuro mientras veo cómo los caminantes nos alcanzan.

Ella sale de su trance y se sube a la parte de atrás de la moto.

Y entonces cuando veo que está bien sujeta arranco a toda velocidad; siguiendo uno de los coches que se iba en dirección a la carretera.

Poco minutos después veo a todos reunidos en medio de la carretera, y decidida derrapo la moto a centímetros del grupo.

- ¡Lori! - grita Rick mientras corre hacia su mujer y la abraza.

Después de que se separe de él, Carl se acerca a su madre con lágrimas en los ojos y la abraza.

- Pensé que seguías allí - dijo el pequeño Grimes mientras no se apartaba de ella.

- A sido gracias a Macke - dice, cosa que me sorprende.

Y entonces todos los ojos se dirigen a mí.

- Gracias - me dice Rick mientras me mira inseguro.

- Ña - pronuncio en modo cortante - me voy - anuncio mientras doy la vuelta a la moto.

- Espera - me pide.

- ¿Qué? - digo rodando los ojos.

- Me equivoqué contigo - me dice pensativo - otra vez - finaliza con ojos suplicantes.

- Me da igual - le mencionó mientras arranco la moto - Ese no es mi problema - digo apunto de acelerar, pero su voz me para.

- Quédate - me pide - Has salvado a mi mujer es lo menos que puedo hacer - dice.

Suelto una carcajada falsa mientras pienso las palabras adecuadas para responderle.

- Mira - digo sería - No soy un juguete con el que puedas hacer lo que quieras, me da igual que haya salvado a tu mujer, como si hubiese sido un perro, me.la.sopla. - pronuncio mientras esa sonrisa arrogante no se va de mis labios.

Él se queda callado y me da vía libre para irme.

Pero antes de salir de allí les hablo.

- Dije que no iban a durar mucho y estaba en lo cierto - les recuerdo, mientras salía a toda velocidad sin dar oportunidad de rebatirme.

Satisfecha y con un peso menos de encima, me dirigo hacia el punto con el que había quedado con Beacon antes de irme.

Ya allí le veo tumbado en la hierba, lleno de sangre.

Llego a su lado y suelto un ruido que denota desagrado.

- ¿Qué has hecho? - le digo tapándome la nariz en forma de broma.

Él me mira despectivamente y se pone a caminar rumbo a Washington.

Allá vamos, digo siguiéndolo en la moto.

Pasaron una cuántas horas cuando el sol hace que nos paremos.

- ¡Dios! - exclamo con desespero mientras me quito la sudadera dejando al descubierto todas mis cicatrices.

Nos resguardamos en un árbol frondoso y saco una botella.

Le doy un poco a mi tigre y luego bebo yo.

Vivir es compartir, me convezco mientras me tomo el agua que queda.

- Du hast mir Scheiße gegeben - le anuncio enfada por la falta de frescor.
[ Me diste una mierda ]

Después de habernos parado unos treinta minutos seguimos nuestro camino a pie.

Hace tiempo que se había acabado la gasolina de la moto, así que decidida la había escondido entre unos matorrales para cuando tuviese un buen transporte volver a por ella.

- ¿Has oído eso? - le digo mientras me paro y me concentro en los sonidos de nuestro alrededor.

Mi tigre me mira desconcertado hasta que unas ramas cerca de nosotros se rompen.

- Alerta - le mando con voz profunda sacando mi arco y apuntando hacia el lado contrario al que está Beacon.

Y entonces una persona sale de entre unos matorrales con las manos arriba, bueno la mano.

- ¿Quién eres? - le pregunto con el ceño fruncido.

- Oh mira que tenemos aquí - dice con una sonrisa - Veo que el destino me quiere compensar - dice mirando al cielo, cuando hace esa acción me vuelve a mirar.

- Estúpido - le digo mientras bajo el arco y retomo mi camino - Eres militar, ¿Verdad? - le pregunto mientras sigo caminando.

Él había decidido seguirme así que no le costó mucho oírlo.

- ¿Cómo lo sabes? - preguntá curioso.

- Solo lo sé - le digo en plan coña, al ver que levanta una ceja, resoplo - Te vi en el ejército - le anuncio seriamente.

Él me mira sorprendido.

- ¿Eras militar? - me pregunta.

No, era una panadera, digo sarcásticamente en mi mente, ¿Pero qué le acabo de decir?

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