Sin aliento ™️ [Daryl Dixon]

→ 15. Animals

«0.15 Animales»

Me apoyo cansada en la pared de la cárcel mientras observó cómo la pequeña de los Green se acerca a mí.

- Hola - dice nada más ver que la estoy observando.

- Hola - la devuelvo, mientras saco un cigarro de mi chamarra.

Ella se me queda mirando y yo solo alzo una ceja mientras la miro.

- ¿Quieres? - pregunto extendiéndola el cigarro.

Indecisa, acerca su mano a la mía pero otra mano aparece golpeando la pequeña mano de Beth.

- ¿Qué crees que hace? - grita Maggie mirándome - ¡Es sólo una niña! - exclama con desespero cogiendo mi cigarro y pisándole.

- ¡Oye! Eso era mío - reclamo.

Beth nos mira con cara asustada, mientras no sabe qué hacer.

- ¡Me da igual que sea tuyo! No te acerques a nosotros ¿Me oíste? - Me reta.

- Como para no hacerlo - murmuro dándole una mirada a Glenn.

Él cual había llegado hace segundos, por el gran revoloteo que estaba montando su novia, si así se puede llamar a esa relación.

- Maggie tiene razón no puedes darle un cigarro  - dice Glenn mientras estrujaba su gorra con nerviosismo.

Esto es el colmo....

- Creo que Beth ya es mayorcita como para decidir si aceptar mi cigarro o no - les digo retadoramente.

Maggie me ve con rabia mientras el resto del equipo se acerca y se remolina a nuestro alrededor.

- ¡Ya basta! - grita Rick - Tenemos cosas más importantes que hacer que estar discutiendo - informa sin saber que más hacer.

Los cuatro asentimos y esperamos a que continúe.

Aunque no se me va a olvidar que la mayor de los Greene me debe un cigarro.

- Bien, tenemos que despejar la cárcel lo más que podamos, así nos será más fácil encontrar a Carol - anuncia mientras nosotros permanecemos en un silencio incómodo.

Chasqueo la lengua con desdén y miro la gran valla que nos separa de los caminantes.

- Quién no esté de acuerdo que levante la mano - dice por último el "líder".

Espera ¿Qué?

Al ver que nadie levanta la mano se da por terminada la conversación.

Aunque no me haya enterado ni de un cuarto de lo que ha dicho.

Camino en zic zac por el pasto verde mientras solo observo mis pies ir y venir.

Miro de nuevo al frente observando un caminante que de pronto se transforma en el famoso Harry Styles.

Con gracia e imaginación me acerco a la valla y le incrustó el cuchillo que se hallaba en mi muslo.

Me permito rezar por él, para volver a imaginarme a otro caminante famoso; está vez al que veo es a Luis Fonsi.

¡Ay Dios mío, cada vez estoy peor!…exclamo en mi mente mientras hago la misma acción que con el anterior caminante.

Cuando veo que ya es la hora de despejar el interior de la prisión, solo me agrupo con los demás, adentrándonos en la misteriosa estructura.

Suelto un bufido antes de ponerme en guardia, cuando todos vemos a unos cinco caminantes.

Allá vamos…

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