13-

228 22 3
                                    

-Voy a llevarte a casa.-Dijo Rindou con un tono de voz molesto.

Miraba como el se vestía, anoche no me había percatado del gran tatuaje que tenía en su cuerpo. Hasta que caí en cuenta, Ran tenía el mismo pero del otro lado.

-¿Sois muy unidos verdad?-Dije sin descaro.

El paro en seco y me miro a los ojos.

-¿A que te refieres?-Dijo Rindou.

-A tu hermano y a ti.-

El desvío su mirada hacia otro lado, para luego quedar cabizbajo.

-Si.-Dijo con un tono melancólico.-Lo hacemos todo juntos.-Dijo ahora si para mirarme.

-Se que no debería involucrarme, no soy nadie en tu vida para ello, pero no te enfades con el, no pierdas esa unión que tenéis por tonterias.- Dije triste.

Me sentía sola, no tenía a nadie, la única persona que tenía a mi lado era a Mery.

El me miraba fijamente, no me había dado cuenta de que estaba llorando. Por la vergüenza giré mi rostro evitando que me mirara.

-Tienes mucha suerte, Rindou, no quiero darte pena, pero ojalá nunca tengas que saber lo que es estar solo en este mundo.-Dije entre lágrimas.

Lo mire por última vez, el estaba quieto, parecía que no sabía cómo reaccionar, me giré y me dirigí a la puerta para ir hasta el salón. Ran y Mery ya no se encontraban en el.

No espere a que saliera, salí del apartamento y pedí un taxi.

Una vez llegue, me acosté en mi cama, no podía parar de llorar, la soledad era algo que me aterraba y no podía negar que me estaba consumiendo.

Intentaba que no se me notara, que todos me vieran alegre, pero era imposible, en algún momento tendría que dejar escapar todos los sentimientos que estaba reprimiendo.

Recibí varias llamadas de Mery, también algunos mensajes. Decidí no abrir ninguno hasta encontrarme mejor.

Los días pasaban, no tenia fuerzas ni para ir a la universidad, me sentía demasiado mal conmigo misma.

Estaba entrando en un bucle del que me aterraba no poder salir.

Debía ir al burdel, pero no tenía fuerzas.
Ese mismo día llame a Koko para decirle que estaba enferma y me dijo que no me preocupara y que me recuperase.

Me encontraba sentada, en el sofá, en pijama, sin ganas de nada.

Llamaron a la puerta, supuse que era Mery para ver cómo estaba, ya había venido algunos días. Y estaba bastante preocupada.

Supuse mal.

Al abrir la puerta me tope con ni más ni menos que Rindou Haitani.

Estaba muy confundida.

-¿Rindou?-Dije asombrada.

-¿Que te ocurre?¿Por que no has ido al trabajo ?-Dijo Rindou preocupado.

-Eee...estoy enferma.-Mentí.

El entrecerró sus ojos mirándome fijamente intentando comprobar de alguna manera la veracidad de mis palabras.

-¿Estás así por lo que pasó?-Dijo Rindou.

Lo mire algo avergonzada, mis mejillas se tornaron de un leve color rojizo.
No sabía si decirle la verdad, tampoco es que creyese que a él le importaba de alguna manera, pero pensándolo bien si había venido hasta aquí era por algo.

-En parte si.-Dije bajando mi cabeza.

-Si no querías besarme entonces habérmelo dicho, joder.-Dijo Rindou empezando a molestarse.

Clandestino {Rindou Haitani}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora