Estaba en un bosque, un lago frente a él, extremadamente confundido dió un giro de 360 grados, observando el lugar con pavor.
- Mancha -chocaste su espalda antes de correr hacia la orilla del lago.
- ¿___? -tartamudeó sin poder creerlo, estabas nuevamente frente a él con esa sonrisa que no abandonaba tus labios a la hora de resolver un crimen.
- sí, y te toca atraparme -reíste.
Por alguna razón eso no le parecía real, todo brillaba increíblemente, denotando un ambiente alegre primaveral, como en las caricaturas de Disney.
- ___, ¿dónde estamos? -se miró a si mismo y tenía puesta su inigualable camisa morada, un pantalón negro y sus zapatos café.
- voy a nadar -te quitaste tu sudadera y te lanzaste al lago- bala de cañón -gritaste al caer al agua fría, salpicando levemente al detective.
- ___, ___ sal de ahí -tenía un mal presentimiento.
- ¡ven! Nada conmigo -lo llamaste mientras tu tono de voz comenzaba a sonar como un eco.
- ___, esto no da gracia. Sal de allí
- diviértete una vez en tu vida -dijiste con los ojos cerrados mientras flotabas junto a un par de flores.
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El ambiente comenzaba a cambiar, toda esa alegría que desprendía el lugar se ennegreció, hacía frío, el viento hacía crujir los picos de los árboles y pronto el vestuario del detective cambió por su abrigo y bufanda con la que resolvía crímenes.
- ¡___! -se giró hacia ti.
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Tu cuerpo aún flotaba en aquel lago, pero ya no respirabas, tu cuerpo estaba más pálido de lo que debería.
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