Revenge...?

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― ¡Ryujin a dónde vas!

La paz duró... ¿Cinco minutos? Sí, lo que Chaeryeong demoró en contarle una cruda parte de su pasado en New York.

Ryujin agarró su celular y chaqueta, saliendo disparada del local de café. Chaeryeong se tiró fuertemente las hebras de sus cabellos, ver a dos personas enojadas por su culpa le causaba un alto estrés y no sabía que hacer, precisamente cuando sabe porqué la rubia salió corriendo.

Yuna trotó a la mesa número seis nuevamente.

― ¿Sucedió algo, unnie? ―preguntó con cautela.

La pelirroja la mira por unos segundos. Sus ojos se dirigen a los platos a medio comer, el chocolate caliente a medio tomar y los cubiertos esparcidos por la mesa. Ahora da un rápido vistazo a su alrededor, eran unas cinco o seis personas esparcidos por el sector. Algunos toman su café americano mientras miran disimuladamente a Chaeryeong, curiosos por saber que sucede, como cualquier k-drama. Oh sí, las novelas coreanas sesgaron a los americanos y ahora piensan que esto es lo más cerca que vivirán a una.

― N-nada Yuna. Perdón, debo irme.

Como puede saca de la billetera veinte dólares y los deja en la mesa. No sabe si es suficiente o quedo debiendo dinero, bueno, eso lo puede resolver con calma después. Yuna no es una desconocida.

Lo importante es Ryujin y la gran locura que quiere cometer. Ni siquiera se lo dijo pero lleva el tiempo necesario conociendo a la chica como para saber exactamente por qué carajos salió corriendo de la cafetería.

Empezó a correr por la estrecha vereda, esquivando como podía a las personas. Esto ya se estaba convirtiendo en un tediosa rutina, pero menos mal que le gustaba hacer actividad física.

En el instante en que gira para tomar el atajo entre dos edificios, sus ojos de zorro captan a la cabellera rubia en el otro extremo de donde ella estaba. Se detiene en seco, girando por completo su cabeza al ver a Ryujin en la dirección contraria en la supuestamente debería ir.

"Oh..."

Su rostro se suaviza espontáneamente, ignorando lo tensionado que estaba antes. La imagen de Ryujin siendo regañada por una mujer dos centímetros mas baja que ella es tierna. El rostro de ella mirando el suelo y sus manos juntas, Jisu hace figuras extrañas con el dedo índice mientras parece estarle recalcando por séptima vez que no se debe correr en la calle o algo así.

Las piernas guían sabiamente a Chaeryeong, calmada y serena, hasta donde se encuentra las dos mujeres.

― ¡Deberías dejar de actuar como una niña!

― No tienes derecho a tratarme como si fueras mi madre. ―Ryujin habló enojada. Ella nunca se enoja con Jisu.

― Por dios, Ryujin, literalmente el auto choco tus piernas. ¿Acaso no te basta? Si no frenaba, ¡Estarías en el hospital!

― ¿Cómo? ―preguntó en un susurro la pelirroja.

Tanto Jisu como Ryujin le dirigen la mirada rápidamente. La mayor de las tres soltó un largo suspiro de frustración y cruzó sus brazos a la altura de su pecho.

Era un drama. Sí, pero de esos dramas griegos.

― Chaeryeong, hola. ¿Sabes que le sucede a Ryujin? ―preguntó de manera calmada.

La nombraba tenía curiosamente su ropa sucia y mojada. La cara roja como un tomate y el cabello un poco desordenado, aún así, se lograba filtrar las venas que sobresalían de su cuello. Los nudillos tan blancas como las nubes debido a la fuerza sobrenatural que cargaba en sus manos formadas en un tierno y tenebroso puño.

𝐐𝐔𝐄𝐄𝐍 𝐎𝐅 𝐍𝐄𝐖 𝐘𝐎𝐑𝐊 | [ryuryeong - mini fanfic]Where stories live. Discover now