Capítulo 45

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Últimas Noticias es el diario de mayor circulación en Venezuela. Fue fundado el 16 de septiembre de 1941. Tiene su sede en Caracas y pertenece al Grupo Últimas Noticias. El periódico circula todos los días impreso en formato tabloide.



La unión de sus bocas fue carnal, húmeda; él hundió la lengua mientras se apretaba, más a su cuerpo.

Jugueteó con su lengua, mientras sus manos acariciaron lentamente sus costados, y una de ella se posó en su pecho y su pulgar se deslizó por encima de la blusa, acariciando su pezón erecto, Hadassah sintió como si fuego líquido corriera por sus venas, se sentía ardiendo, nunca ni en sus más espléndidas fantasías imaginó que un beso sería así y tal vez porque era él, Alejandro, su amor quien la besaba, la manera en la que saboreaba su boca era sublime ¿Sería todo el tiempo así? Se preguntó la joven. Era exquisita sensualidad en la que sus labios presionaba los suyos.

La muchacha se atrevió a deslizar sus manos por el cuello de él, tocar su cabello, él gimió e intensificó el beso, la boca de Alejandro era una delicia, un pecado tortuoso del cual ella estaba muy deseosa en sucumbir. Él la mordisqueó y eso le arrancó un gemido.

En algún lugar de su mente apareció el recuerdo de Micaela y Alejandro juntos y eso hizo que Hadassah reaccionara y se diera cuenta de lo que estaba haciendo y con quien, la realidad la trajo de vuelta.

La joven dejó de besarlo abruptamente y lo empujó.

—No vuelvas a hacer eso. —Le dijo azorada.

—¿No me digas catira que no te gustó? —preguntó Alejandro con incredulidad, él la agarró de nuevo por la cintura y la volvió a pegar a su pecho. —No te atrevas a mentirme porque tu cuerpo me grita que me siga deleitando en esa boca que al parecer he besado solo yo.

—Suéltame —respondió indignada y avergonzada de que él descubriera que nunca la habían besado.

Alejandro lo hizo con desgana, marcándola con su mirada de fuego ardiente.

Hadassah se encontraba afectada con todo lo que le estaba ocurriendo, que sin darse le dio una bofetada y luego salió corriendo, para alejarse lo más que pudiera de él, reprochándose una y otra vez de la locura que se había apoderado de ella.

Mientras que Alejandro se acariciaba la mejilla, viéndola marchar, sonriendo y jurándose a sí mismo, que esa hembra sería suya.

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Mientras las fiestas se daban en el pueblo, Micaela movía sus hilos y daba marcha a sus nuevos planes y así corregir el error llamado María Victoria Araujo; cada vez ella veía a su hijo más alejado y eso le partía aún más el pedazo maltrecho que tenía por corazón, Luis Fernando era lo que más amaba en la vida, el único bonito que le recordaba la inocencia de su pasado. Por su hijo estaba dispuesta a lo que fuera, se había equivocado en su jugada, pero aún se encontraba a tiempo de enmendar sus errores, no iba a permitir que siguieran pasando los días y su muchacho se encaprichara más con esa diabla, porque de algo estaba convencida Micaela y era que su sangre jamás se iba a mezclar con los malditos de los Araujo.

La brisa intentaba alborotar sus cabellos trenzados, mientras ella iba al galope, su brioso caballo no se amedrentaba ante el pedido de su dueña instándolo a correr a mayor velocidad, llegó al rancho de Eusebio, que solamente se encontraba iluminado por una bombilla amarillenta que le daba un aire tétrico al ya por si lúgubre lugar. Al cualquier cristiano le hubiera dado pavor andar en aquella llanura oscura, pero Micaela Montenegro no le tenía miedo a nada.

El negro Eusebio la esperaba como siempre a las afuera de su casa, sentado en una silla desgastada, a su lado se encontraba de pie un hombre muy bien vestido, que llevaba un maletín en la mano y por la cara que tenía en ese momento, estaba aterrado de estar allí a esas horas y en la compañía del antiguo capataz, que lo amedrentaba con su sola presencia.

Entre el Amor y el OdioWhere stories live. Discover now