Jennie

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– ¡_______! ¡Apresurate! – Gritó el gerente del lugar.

– Lo siento... – Dije mientras salía rápidamente con mi uniforme ya puesto.

Trabajo en un bar, ya se han de imaginar lo que es tratar con gente ebria, aunque por eso mismo primero deben pagar sus bebidas.

Mi uniforme era como el de los demás, pantalón y camina negra, junto a zapatos de mismo color y un pequeño pañuelo rojo que dejaba colgar de mi pantalón para poder diferenciarme como mesera.

Comencé a acercarme a las mesas que eran mi responsabilidad y atendí a las personas que estaban ahí, minutos después les entregaba sus ordenes y caminaba por todo el bar por si alguien necesitaba algo más.

Miré a unas cuantas chicas entrar al lugar y tomar asiento en una de mis mesas, por la cual, me acerqué para atenderlas.

– Bienvenidas, ¿Algo en específico o desean la cartilla de menú? – Pregunté amablemente mientras las miraba.

Ropa de marca, accesorios costosos y aromas mezclados de aquellos perfumes tan difícil de comprar.

Sentí como una de ellas comenzó a tocar mi muslo. Realmente nunca dejo que nadie me toque, pero siendo sincera, no me sentía tan incómoda como si un hombre lo hiciera, además, seguro me dejaran buena propina si dejo que hagan esto.

– ¿Haces ejercicio? – Preguntó la chica de cabello rubio.

– Un poco... – Respondí.

– Rosé, déjala – Dijo una chica de flequillo la cual reía.

Entre esas cuatro chicas, captó mi atención una en específico, de piel morena y mirada poco amigable, se miraba demasiado sexy con ese vestido negro.

– Trae una botella de Whisky y vasos con hielo – Dijo una de las chicas.

– Jisoo... ¿No quieres algo más fuerte? – Preguntó Rosé sin quitar si mano de mi pierna.

– Una botella de vodka – Dijo aquella chica que llamó mi atención.

– ¿Están seguras? – Pregunté mientras apuntaba en la libreta.

– Claro – Rosé subió su mano a mi abdomen.– Mmh... – Sonrió con malicia.

Luces bajas y ambiente pesado, ¿Quién podría darse cuenta de que esta chica me estaba tocando?, podía pasar desapercibida.

Me pregunto porqué una chicas tan jóvenes como ellas, buscaron una de las mesas en la música no es tan penetrante.

– Ya vuelvo – Dije mientras me alejaba de ellas e iba a la barra.– Jin, una botella de Vodka y cuatro vasos con hielo.

– Enseguida – Dijo el chico arrimandome una bandeja con las cosas encima.– ¿Dónde está tu pañuelo? – Preguntó mirando mi pantalón.

– ¿Eh? – Miré mi pantalón.– Debió haberse caído... – Miré hacia atrás, buscando aquel pañuelo hasta que miré donde se encontraba.

Rosé lo tenía y me estaba mirando.

– Ya vuelvo – Dije tomando la bandeja.

Regresé a la mesa con las chicas y Rosé me sonreía cada vez más.

– Aquí tienes – Dijo la chica del flequillo poniendo un billete en mi pantalón.– Este es un pequeño obsequio.

50 dólares...

– Toma lo de la botella – Dijo la tal Jisoo.

– ¿Por qué no te quedas? – Preguntó Rosé.

– Tengo que seguir trabajando – Respondí.

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