¡One-Shots! [EddsWorld]

02.

MatTord🌙!

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Pov Tercera Persona;

Eran alrededor de las 2 de la mañana y había cierto chico con ojos peculiares intentando meter la llave en el cerrojo de la puerta, estaba más que ebrio.

Mientras que otro chico con cuernitos veía televisión, este se había percatado desde hace mucho la presencia detrás de la puerta del otro, pero no era su problema. Simplemente lo ignoro y siguió viendo una pelicula random que se había puesto.

Pero Tord dejo de escuchar ese sonido de llaves que no encajan y le pareció raro, pues la puerta no se había abierto.

Mientra tanto. Tom, quién estaba del otro lado de la puerta, se había rendido, la paciencia se le agotó y no quería hacer un alboroto solo por unas llaves estúpidas.

Simplemente se recosto sobre la puerta y se dejo caer hasta estar sentado en el piso, sentía que caería dormido en cualquier momento. Pero, sin avisar. La puerta se abrió y Tom cayó rápidamente de espaldas, a los pies de Tord.

El de ojos color plata, solo lo miro asqueado. Olía fatal, alcohol, ¿vómito?. Quién sabe que más.

Tord dio media vuelta dejando la puerta abierta y se volvió a sentar en el sofá, intentando ignorar el olor que venía de la puerta.

El borracho se quedó recostado unos segundos. Pues, sentía que le pesaba su cuerpo. Entonces, tomó fuerzas de dónde no tenía y se levantó del frío piso en camino a su habitación para dormir.

En otro lugar, un narcisista se había levantado por un mal sueño. Tenía sed y el sueño se le había escapado. Entonces, abrió su puerta y salió rumbo a la cocina. Se percató de que el televisor estaba encendido pero por ahora no le tomo tanta importancia, pues a Tord tenía insomnio pero al otro día podía estar como si nada.

Luego de tomar un vaso de agua, fue en camino a la sala. Pero antes de llegar, se había dado cuenta de que la puerta principal estaba de par en par, ¿alguno estaba afuera?

La cerró pero mirando lado a lado para verificar que todo esté en orden. Fué camino a la sala, quería ver al chico de cuernos, aveces envidiada todo de ese chico, él mismo se amaba, pero reconocía que Tord era más lindo.

Cuándo llego, vio al antes mencionado... ¿mirando un programa de gatitos?, no le importó y se asomó un poco para que Tord se percatara de su presencia.

- Hey Todd - dijo entre un susurro audible en la habitación. El otro sólo lo volteo a mirar y sonrió - Matt, me diste un pequeño susto - ambos rieron. Tord se acomodó sentándose derecho en el gran sofá rojo pues estaba muy mal sentado. Mientras que Matt se sentó de la otra esquina y recostó su cabeza en las piernas del oji-plateado. No era la primera vez que pasaba aquella situación.

- ¿pesadillas? - preguntó Tord mientras pasaba sus dedos por los cabellos del otro como si de un gato se tratara. El de camisa negra hizo un sonido de afirmación y sonrió, ese chico lo entendía más que nadie.

Después de una o dos horas pasaras, Matt se estaba muriendo de sueño, pero no quería dormir, no quería queTord se quedará despierto solo despierto hasta unas horas más. Él dormía unas dos o tres horas al día y a Matt le sorprendía lo que podía resistir el delgado cuerpo del comunista.

El de cabellos anaranjados miro a su contrario y se percató de que ya se había dormido. Sonrió victorioso al saber que él duro más despierto, se levantó despacio,apago el televisor y decidió cargar al de cuernitos como princesa hacía su cama,  la habitación del de pecas es mas espaciosa que la del comunista, además de que la cama es más grande. Aprovecharía ese espacio extra para poner a su querido amigo y dormir juntos por una noche.

Matt sentó a Tord en la cama y le quito la sudadera roja que acostumbra llevar, siempre tiene una camiseta gris puesta y con eso podría hacer que su invitado se sintiera cómodo. Lo acomodó en la cama, lo arropó y luego hizo lo mismo pero con mas cuidado de ni despertar al otro.

Lamentablemente Tord no es de esos que duerme en una sola posición toda la noche, y Matt sabía eso, pero su chico es perfecto de cualquier forma... excepto por qué ya le había pegado dos rodillazos en la cara, él solo intentaba ignorarlo pero era incómodo que se moviera cada tres minutos. Entonces, lo acomodó en esa posición que estaba medio seguro que las personas la conocían como "cucharita" y lo mantuvo abrazado el resto de madrugada que quedaba.

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