CAPÍTULO QUINCE

9.3K 1.1K 156
                                    


LEAH

¿Qué quiero en una relación? Sencillo. Quiero alguien que me ame; alguien a quien amar de vuelta. Y amar no es fácil. Lo sé. ¿He amado algún chico antes? Jamás. No en el sentido romántico, ni ningún otro. Para todos los fines, está Efren. Siempre lo ha estado.

Se está manteniendo lejos de mí. El tiempo pasa y lo veo cargar materiales, evitando que nuestras miradas coincidan. Es testarudo y me saca de mis casillas. Y siento que puedo ponerme toda emocional encima de él.

Lo detengo colocando mi mano en su pecho, cuando está a mi alcance.

—¿Seguirás ignorándome? Francamente prefiero hablar. Ya tengo que irme.

Le da una mirada a mi mano y no es amistosa, por lo que mejor la retiro. Se ve que aún no está de humor, pero ya no me importa. Es ahora o nunca. Un musculo en su mejilla salta, a la vez que inclina su cuerpo hacia el mío.

—¿Vas a salir con él sabiendo que no quiero que vayas?

No puedo no suspirar.

—No es de tu incumbencia. Por favor, solo déjalo.

Deposita los materiales que tiene en las manos en el piso y se para erguido frente a mí. Estoy sentada en un taburete alto de nuevo, por lo que puedo mirarlo directamente a los ojos y ver como estos se oscurecen a un tono muy parecido al azul del cielo antes de una tormenta.

—Soy un chico relajado dulce, lo sabes. Pero cuando se trata de ti... es otro tema. No tengo mucho control desde que soy un crío.

No necesita decírmelo. Sé que tan idiota puede llegar a ser respecto al control de su ira. Mis pocos patanes ex novios se llevaron buenos escarmientos antes de partir. Lo que es un caso aparte. Aarón es mi jefe, nada más. Si quise que fuese quien acaparara mi atención para alejarla de Efren, es algo que este último no tiene que saber.

—Hemos sido muy buenos amigos siempre. Nos entendemos y entendemos los límites del otro. Sabes que no me gusta que me digan qué hacer. ¿Qué te sucede? —Él cambia el peso de un pie al otro. —Hace una semana atrás me dijiste lo que querías, ¿por qué no te apegas a eso?

Efren niega con energía, evidentemente cabreado. Echo un vistazo a mi reloj. No me queda mucho tiempo, así que no tengo más opciones.

—Creo que hay más de lo que dejas ver —digo con simpleza. Su mirada se agudiza. —Estás celoso.

Entonces se mofa. Deja salir un sonido de burla desde el fondo de su garganta y me mira con una sonrisa casi cruel.

—Por supuesto que no.

Me bajo de un salto. Mis manos van a mis caderas y mi postura dura, de pelea. Su gesto se suaviza involuntariamente.

—Lo estás Efren. Te he estado viendo y tu... estás todo sobre mi. —Él se pasa una mano por la boca para ocultar una sonrisa que me parece cínica. –Cuando éramos adolescentes, reclamabas mi tiempo y enjuiciabas a mis novios. Te burlabas de todos ellos.

—Nunca tuviste uno normal.

—Nunca tuve uno que estuviera bien para ti. ¿Y cuándo nos acostamos? Tu cabeza se jodió.

—No sabes de lo que estás hablando, dulce.

—Sí, lo sé... Te sentirás mucho mejor si solo lo dices.

—No, yo no...

—Vamos —Presiono mis manos en su pecho. Se estremece. Sutil y casi imperceptiblemente. Me mira como si hubiese cometido un error, sin apartarse. — Asúmelo, vamos.

Siempre LeahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora