Dos diosas en la pista de baile

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Hoy era cinco de agosto y eso significaba dos cosas:

En primer lugar: ¡Ya soy mayor de edad!

En segundo lugar: Tengo clases.

Todo este fin de semana Aaron y yo no hablamos o nos vimos ya que él se la pasaba en su cuarto y salía solo si yo estaba en el mío.

Tal vez eso era lo mejor para los dos. 

Ahora estaba en la escuela en tiempo libre hablando con Karl.

—¿Y cuando es tu cumpleaños? —me pregunta él mientras toma de su refresco. 

Según él, estaba prohibido para ellos tomar refrescos pero le justaba romper las reglas.

—Primero dime el tuyo

—El nueve de octubre 

—El cinco de agosto. 

Él me miro confundido, agarro su celular y lo prendió, me volvió a mirar aun más confundido.

—¿Es broma? —pregunta pero yo niego. —Felicidades Elizabeth.

Me abraza y yo le acepto el abrazo.

—Mierda y yo no tengo nada que regalarte

—No es necesario

—Claro que es necesario —. Se levanta y me extiende su mano a lo cual yo la acepto.

Caminamos por los pasillos y algo que no pude evitar ver es que unas chicas me miran sorprendidas y otras furiosas, varios chicos me miran confundidos y una pelirroja me mira muy enojada que hasta me mataría solo con la mirada.

Llegamos a la cafetería donde Karl me dijo que pidiera lo que quisiera a lo cual yo me negué pero el insistió, al final solo pedí un chocolate y ambos nos fuimos de nuevo a donde estábamos.

—Esto no es suficiente...

—Es suficiente para mi, eres la primera persona que me felicita y me regala algo en este día —dije sonriendo.

—Al salí de clases voy a comprarte algo y te lo llevare a tu departamento, hoy no tengo entrenamiento

—Karl, esto es suficiente para mi.

Él bufa pero se rinde. 

Al acabar todas mis clases y salí de la escuela, veo el carro de Liam y antes de irme me giro al castaño que viene a mi lado y me despido de él.

—Que te la pases bien en este día que cumples...

—Dieciocho

—Ya eres mayor de edad.

Suspiro

—Yo igual así que cuando quieras podemos ir a un bar o organizar una borrachera

—Yo te aviso

—Más te vale Elizabeth —Me dice y ambos nos reímos.

Vi como se fue a su moto y yo camine para subirme a el carro de Liam y saludarlo.

—No me gusta que estés cerca de él

—Pues que pena porque es la única persona con la que hablo

—¿Y Aurora? —me pregunta confundido

—A ella no la e visto ni me a buscado —dije un poco triste.

—Como sea, no me gusta que estés con él

—Es solo mi amigo.

Volvimos a el edificio y antes de entrar a el departamento, mi hermano me agarra del brazo y me jala para abrazarme.

El amor tiene consecuenciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora