CAP 14: Unidos

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—Debemos de volver, el líder se molestará si sabe que nos escapamos otra vez—comentó un niño de cabellos oscuros y ondulados a su amigo.

—Asumiré la culpa—contestó calmadamente el niño de cabellos rubios y ojos azules—; escuché a alguien quejar dentro de esta cueva y como futuro líder, debo de ayudar a todo aquel que lo solicite. Andando—finalizó entusiasmado adentrándose a la cueva.

El niño de cabellos ondulados suspiro frustrado antes de seguir a su amigo dentro de la cueva, donde ambos se sorprendieron al ver como una pequeña niña se levantaba lentamente de una capa de piedra. Desorientada, miró a su alrededor y los vió.

Rápidamente los niño se le acercaron brindándole una parte de su ropa a la niña antes de salir de aquella cueva; comenzando una amistad.

Recordó aquel entonces con una sonrisa el joven de cabellos presentándose como Matsukaze posteriormente de su reencuentro con su amiga, para luego darle a Ryusui un breve resumen de cómo se conocieron y el nombre que Nyoko tuvo en ese entonces.

—Quien pensaría que Oyuki tendría varios nombres—soltó con una sonrisa desde la proa del barco, viendo como en tierra firme, Nyoko era sorprendida y alzada por Magma junto con sus cestas mientras corría en dirección del barco seguido de los niños que llevaban más provisiones.

Desde la Noticia de que Nyoko tenía más familiares de su pasado, Magma empezó a estar más pegado a ella, teniendola exclusivamente en sus brazos sin dejarla caminar o alejarse de él; Nikki y Kohaku fueron las únicas valientes en confrontarlo cada vez que podían para que dejara a su amiga caminar; sin embargo, esa libertad no duraba mucho tiempo ya que nuevamente la tenía en brazos con excusas poco creíbles.

«No será fácil convencer a Magma para que suelte a Nyoko» pensó Ryusui con un suspiro.

Faltaba un día para que retornaran a casa. Matsukaze había aceptado ir con ellos mientras que Soyuz decidió quedarse aceptando el rol de ser el nuevo cabeza de la isla, por lo que esa noche se llevaría acabo una fiesta de celebración y despedida.

Nikki había logrado por fin separar a Nyoko de Magma, discutiendo ambos acaloradamente, dando cabe a Chrome de llevarse lejos a Nyoko.

—Su amiga es muy famosa entre los chicos—comentó Amaryllis asombrada de los "pretendientes" que tenía a Kohaku.

—Bueno, no creo que sea exactamente como lo imaginas, Nyoko es más como una mamá o hermana para ellos—comentó recordando como Nyoko los abrazaba y llenaba de besos cada vez que podía.

—Aun así, tiene un encanto que cautiva a quien conozca—habló Azami viniendo por el mismo camino que tomaron Chrome y Nyoko, llevando en sus brazos una canasta llena de frutas.

Sin perder tiempo Amaryllis no dudó en abrazar una vez más a su amiga, quien agradeció nuevamente por derrocar a Ibara.

Por otro lado, Chrome y Nyoko corrieron hasta llegar donde Senku, Kinro, Gen y Soyuz; que terminaban de arreglar los últimos detalles del viaje y de la fiesta de celebración y despedida.

—Hola Nyoko-san o ¿debería decir Ishiko-san o Oyuki-san?—saludó Gen con una pregunta cuando sus miradas se entrelazaron.

Nyoko tras soltarse del agarre de Chrome, procedió a expresar que la llamaran con el nombre con el que desearan. Luego, saludó a cada uno con beso y un abrazo hasta llegar a Senku, regalándole una sonrisa que fue correspondida.

—Parece que sobramos en escena—comentó Gen con picardía—, les dejaremos un rato a solas. Nos vemos Nyoko-san—expresó Gen estirando sus brazos para abrazar a Nyoko, quien aceptó gustosamente dándole pequeños besos en las mejillas como despedida.

Realmente Nyoko extrañaba mimar a sus amigos. Por lo que, quien siguió en su mira fue Chrome, sonrojandose al instante por la repentina muestra de afecto de su amiga.










(***)










La noche había llegado, Yoh y Nikki entretenieron a Magma con las bebidas ofrecidas por lugareños de la Isla; Amaryllis, Azami y el resto de las chicas, danzaban alrededor de la fogata mientras que otros degustarán de la comida y buena plática.

Nyoko sonrió desde la distancia ajena a la celebración, viendo cómo sus amigos disfrutaban de la celebración. Giro su mirada a otra dirección y vió a Ryusui acercarse a ella con un par de bebidas.

—Sabia que te encontraría aquí—expresó con galantería ofreciéndole una de las bebidas minutos antes de sentarse junto a ella—, parece ser que los viejos hábitos nunca cambian.

Nyoko asintió recordando la fiesta de Navidad en la que se escapó escondiéndose en un rincón donde observaba como interactúaban todos hasta quedarse dormida en el hombro de se acompañante.

—¿Asi que vas en serio con Senku?—preguntó a la par de sus manos segundos después de dejar su bebida a lado.

Nyoko, tomó un sorbo de su bebida antes de explayarle su encuentro con Ónix minutos antes de regresar con ellos, contándole cada detalle y gesto de él hacía ella y como la impulsó a seguir y cerrar el ciclo pendiente que tenían para darse una nueva oportunidad en el amor (omitiendo las opciones que le ofreció antes de despertar).

—Wow, realmente sigue siendo un hombre increíble—comentó viendo el semblante de paz en su hermana.

Esta era la primera vez que ella hablaba de él sin un deje de tristeza o culpa. Realmente Nyoko estaba sanando su herida del corazón.

—Sin duda ha dejado una vara muy alta para tu pretendiente—comentó recibiendo un codazo de ella, riendo ambos ante tal comentario.

La atmósfera era igual de cálida como aquellos viejos tiempos, sin duda el cariño de ambos perduró en todo ese tiempo perdido, teniendo así un futuro nuevamente para estar y crear nuevos hermosos recuerdos. Poco después, Ryusui giró su vista y vió, se acercaba Senku, por lo que se despidió de su hermana con fuerte abrazo antes de regresar a la fiesta, dejando a ambos tortolos bajo el manto de estrellas con una bella luna que iluminaba todo a su alrededor.

Nyoko se levantó y extendiendo sus brazos, invitó a Senku a acercarse, dándole un pequeño beso en la punta de su nariz antes de retroceder y verse nuevamente a los ojos, apareciendo el pequeño sonrojo que se asomó en ambos.

El silencio era algo recurrente en ellos dos, pero eso era algo que a ninguno le incomodaba, con solo una mirada, ambos podían expresar todo aquel sentimiento que con palabras quedarían cortos.

La luna una vez más era testigo de un romance a florecer de estos dos jóvenes como las estrellas en el firmamento unidas en constelaciones.

Mañana sería un nuevo día y el retorno a casa tal vez traería una nueva inseguridad o flaqueza ante en el empedernido corazón de Nyoko.


Esto es irracional: Amor incondicionalWhere stories live. Discover now