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Law se estacionó frente a la guardería y escuela infantil, la niñera había renunciado al mediodía, pasaba con frecuencia, ya que su hijo necesitaba cuidados, pues padecía de anemia, por déficit de hierro, lo que en si no era tan extraño, los problemas alimenticios en niños, como falta de vitaminas, bajo peso o sobrepeso, eran algo que el mismo veía en su trabajo, como pediatra, a diario.

Pasó por recepción, un niño de cabello verde salió corriendo y vio a la chica levantarse del escritorio para detenerlo. En la guardería había desde bebés hasta niños de cinco años, como su hijito. El nombre le gustaba, aunque él no lo había escogido, pero combinaba con su apellido: Trafalgar D. Walter.
Una chica paso corriendo por su lado, casi empujándolo.

— ¡Lamento llegar tarde!—, la chica de cabello rosa, vestida de maid, se recargo en el escritorio—, es que... no terminaba el turno.

— ¡Puedo irme solo, Perona!—, gritó Zoro, intentando huir otra vez.

— Si, claro—, la chica solo le tomó de la mano, para llevárselo. Zoro le enseñó la lengua—, ya deja de hacer eso, sabes que te pierdes sin mi.

— ¡Déjame fea!

Eso era de todos los días viernes, cada vez que pasaba a buscarlos en la tarde, ya que era el único día que su horario lo permitia, se encontraba con Robin o la recepcionista buscando al niño de cabello verde y a veces con Luffy, porque se perdían jugando al escondite, eso le explicaba su hijo luego.

Fue a la sala, al final del pasillo, encontrandose con su hijo, sentado en el suelo, junto a Luffy, mirando el celular del rubio.

— Buenas tardes, Law—, Robin levantó la mano, para hacerle una seña rápida, ya eran los últimos en pasar.

Lamento llegar tarde...

— Llegaste a tiempo—, Robin solo sonrió, con la mano en la mejilla, Walter y Law se parecían mucho físicamente, era innegable el parentesco, tenian el mismo cabello negro, los mismos ojos color gris ahumado, con ojeras, que parecían siempre juzgar a los demás, esa expresión que variaba desde el aburrimiento al malestar, aunque Walter era muy pálido. Incluso la personalidad era similar, muy callado y tranquilo, casi solitario, sin embargo, desde el año pasado a este, Walter se había hecho amigo de Luffy, Eustass y Zoro, porque Luffy solía arrastrarlo consigo a todo.

Ella lo conocía desde la Universidad, cuando Law estaba en la carrera de medicina y ella en pedagogía, recordaba cuando lo volvió a ver, solo para enterarse de que era padre, aunque nunca dijo quien era la mamá del niño y ella nunca le conocía pareja en la Universidad... si el niño, ahora, tenía cinco años y Law ya treinta, debió conocerla en la carrera. Era un chisme que nadie resolvía aún.

Sabo se levantó, tomando la mochila de ambos niños, para despedirse de la profesora. Law tomó la mano de su hijo, Luffy iba con una hoja mal rayada, de lo que parecía un perro.

Ya en la calle, Luffy seguía hablando sin parar, mientras Walter asentía, como si de verdad tuviera algún sentido la conversación sobre dinosaurios robots. Sabo solo se rió, como siempre, como si de verdad le entendiera a esos dos infantes. Realmente tenía mucha paciencia.

"Sweet Home" | OPWhere stories live. Discover now