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Narrador omnisciente:

Se encontraba tumbado en un abismo oscuro, unas manos me retenían con demasiada fuerza, unos susurros de unas voces familiares hizo que resonara por todo el lugar, después unos gritos...

- ¡TANJIRO! Despierta por favor, vuelve con Nezuko, ella te necesita. - Hanako, la hermana pequeña de los Kamado lloraba desesperada.

- Por favor, vuelve a ser el de antes, hermano... - Shigeru, quién se encontraba sollozando, solo pudo pronunciar aquellas palabras.

- Tanjiro, lucha, aunque no estemos contigo, te ayudaremos en lo que llegue a nuestro alcance. - Su madre dijo aquella frase mientras acariciaba el rostro del joven mientras éste seguía siendo sujetado por esas garras.

- Tanjiro, vuelve... No quiero perder a nadie más... - El joven levantó la cabeza, sus ojos, color carmesí pero con los rasgos de un demonio dejó caer lágrimas, pues no sabía cómo volver.

- Yo estaré aquí siempre, no te abandonaré jamás... Por favor... vuelve con nosotros. - La joven besaba con delicadeza la mejilla de Tanjiro.

Con las garras aún desgarrando la piel de sus brazos, el muchacho gritaba de dolor para poder seguir su vida junto a sus seres queridos.
Una vez liberado de aquel terrible agarre, aquel abismo se convirtió en un bosque cubierto de nieve, su vista estaba nublada, la sangre caía y teñía a la blanca superficie.
De repente, un olor distinto a su sangre hizo que se le hiciera un nudo en la garganta.
La imagen de Kiyoko con su espada clavada en la espalda le dejaba sin habla y con ganas de gritar. Corrió hacia donde se encontraba la chica, sus manos temblaban y cargo con cuidado a Kiyoko. La espada atravesaba parte de la espalda hasta sobresalir por la zona de la clavícula, al cargarla notó la afilada cuchilla rozar su espalda, pero si no la llevaba de forma correcta le sería muy difícil, tomo la decisión de clavar el resto de la katana en su espalda.

Tras caminar durante un buen rato, sin rumbo alguno, el bosque cubierto de nieve desapareció por una habitación cubierta de tatami. Zenitsu, Inosuke y Nezuko habían conseguido cortarle la cabeza a aquel demonio, justo encontraron a Tanjiro cargando a Kiyoko. El joven de los aretes cayó rendido debido al cansancio, menos mal que tras derrotar a la criatura llamaron a los refuerzos para que pudieran atenderlos de forma médica.

Tanjiro solo pudo ver cómo recogían el cuerpo de Kiyoko, la cual respiraba con dificultad y de manera lenta.
Después de eso, se desmayó debido al cansancio y a la leve herida en su espalda...

𝔽𝕦𝕖𝕘𝕠 𝕪 ℍ𝕚𝕖𝕝𝕠 [Tanjiro x Tn]Where stories live. Discover now