Capítulo VIII: ¿Volverás a ser mío?

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—No quiero tener que dejarte—le confesó la aventurera la mañana siguiente, ambos estaban en la cama en la que terminaron la noche anterior. Ella estaba recostada de lado, mirando en dirección de él, tenía la cabeza sobre el brazo izquierdo de Childe mientras que su mano posaba sobre el pecho de él.

—¿Acaso es una forma de manipularme, señorita?—le sonrió el heraldo.

—Lo siento, es que... no sé cuando te volveré a ver—dijo un poco insegura mientras comenzaba a acariciarle el pecho con los dedos.

El onceavo dedicó una risa agradable a la caballera y le tomó suavemente la mano para besarla.

—Sabes que sí tu me pides verme hoy en la noche, estaré a tus pies, mi señorita.

Lumine soltó una pequeña risa mientras se sonrojaba, ahora no sólo era "la señorita" sino suya y le encantaba escuchar aquello de su boca.

—Tienes tú trabajo, y yo tengo el mío— le decía mientras sus ojos inspeccionaban la cara del heraldo.

Childe se acarició a sí mismo con la mano de la aventurera y ella comenzó a acariciarle la mejilla con el pulgar mientras pronunciaba:

—¿Después de pase todo este tiempo que estemos separados volverás a ser mío?

—Siempre lo he sido, jamás dejaría de serlo—dijo, regalandole una promesa que se rompería en unas horas.

Lumine se levantó de la cama y tras un gran suspiro comenzó a vestirse. Childe se quedó un rato más en la cama, admirando cada centímetro de piel que encarnaba en aquella mujer aventurera, ya se había puesto su vestido y había tomado su bufanda.

—¿Qué miras?—se quejó ella al darse cuenta que la miraba.

—A la Cecilia más hermosa de Mondstadt.

—Ni siquiera soy de ahí—le comentó mientras se sentaba en una de las sillas que había para ponerse sus botas.

—Tienes razón. Realmente sólo me perteneces a mí.

Lumine le soltó la sonrisa más bonita que le pudo haber sostenido a Childe desde el momento en que se conocieron, en ese momento,  él sabía que no iba a ser fácil; tenía que costarle algo porque ella era la única cosa a la que querría aferrarse ¿qué podría querer el Arconte Geo a cambio de poderse quedar con aquella hermosa señorita?

Cuando finalmente Lumine estuvo vestida, el heraldo se levantó para hacer lo mismo, jugaron un poco en el baño mientras ella se cepillaba los dientes y ambos reían frente al espejo.

—¿Acaso ves lo mismo que yo?—preguntaba el onceavo mientras sus manos acariciaban la línea de su cintura para abrazarla por detrás después.

—Veo... ¿Al fatui más guapo que haya podido conocer?—dijo la aventurera mientras estiraba un brazo para acariciarle la mejilla con sus dedos.

—¿Eso crees que ves?

—¿Qué ves tú?

—Yo veo... la mitad de mi vida.

Ella dejo de mirar en el reflejo para mirar hacia arriba y poder enfrentar la cara del heraldo—¿cómo la mitad de tu vida?—preguntó.

—Porqué solo puedo imaginarte a ti en mi vida, es por eso que eres la mitad; porqué quiero compartir el resto de mis días contigo.

Lumine soltó un gran suspiro y luego se mordió los labios.

—Sé lo que piensas—le dijo Childe mientras la dejaba de abrazar y salía del baño.

—Childe... yo...

—De verdad que no quiero problemas, ¿has visto todo lo que he hecho por ti? ¿de verdad crees que soy tan malo?

Viviendo el infierno contigo | CHILUMI | Tartaglia x Lumine | FanfictionWhere stories live. Discover now